17 de Julio del 2019
—Bien, Sophia, dime... —se sentó en un pequeño banco, al lado de la camilla en la que estaba ella recostada.—¿Si te toco aquí te duele? —hizo presión y la muchacha dio un respingo.
—Si —se limitó a decir, haciendo una mueca de dolor.
Continuó tanteando su estómago, haciendo más presión en ciertas áreas. Sophia se quejaba más cuando presionaba en la parte alta de su abdómen.
—Bien, todo parece que es gastritis, ¿sabes qué es eso? —se levantó, empujando el banquito hacia atrás.
—Ahm, sé que es en el estómago —ella se encogió de hombros.
—Efectivamente; es la inflamación de la pared que recubre el estómago —fue hacia el escritorio y comenzó a escribir.—Todo indica ser eso, pero debes hacerte unos exámenes para confirmar —dijo garabateando.
Sophia se reincorporó, bajando su camiseta.
—¿Y es grave? —preguntó con miedo.
—No si se trata con tiempo. Por eso debes hacerte los exámenes cuánto antes, son de sangre y orina. En recepción van a darte toda la información —Sophia se acercó y le recibió el papel.—Y aquí están las indicaciones, has reposo 48 horas —le dio una mini sonrisa, mientras ella iba hacia la puerta.
—Por supuesto, gracias Doctor —dejó la puerta abierta y se fue.
Luego de tener toda la información para los exámenes, regresó a su auto y condujo hasta el campus, ya que aún tenía algunas clases.
Recibió un mensaje de su madre, preguntándole si volvería para el almuerzo. Pero no recibió nada de Ethan.
No hablaban desde la pelea, ya que todos los mensajes que él le envió habían sido ignorados. Al igual que las veces que quiso ir a verla a su casa. Ya se había dado por vencido, al menos por el momento.
Desde ese día Sophia había comenzado a sentir mucho dolor de estómago. Se despertaba en la noche, o hubieron ocasiones en las que ni siquiera lograba conciliar el sueño por tanta molestia. Incluso un día vomitó con un poco de sangre, lo que la alarmó lo suficiente como para ir al médico.
Estaban siendo momentos difíciles, su padre estaba teniendo algunos problemas en el trabajo y llegaba muy estresado. Había un ambiente tenso, se sentía ni bien entraba en la casa.
Por eso casi siempre evitaba los almerzos y prefería comer con Gray en algún restaurante, o en el peor de los casos pedía algo por el autoservicio y comía en el estacionamiento del campus.
Tal vez había enfermado por tanta comida de fuera.
Le mintió a su madre, diciéndole que tenía clases hasta tarde, que sería mejor que comieran sin ella.
Se sentía un poco mal, nunca le hacía eso. Siempre le había gustado poder disfrutar un poco de tiempo con sus padres a solas, ya que sus hermanos estaban en la escuela, pero odiaba sentir que cualquier cosa que dijera iba a ser para peleas.
Guardó su teléfono en su bolsillo y entró a la sala, en la que una de sus clases ya había comenzado.
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—Bien, es lo que creí —le dice el Doctor, quitándose las gafas.
—¿Gastritis? —preguntó, luego de suspirar.
—Normalmente la gastritis no genera tanto dolor, al menos no al tacto. Lo hace cuando tiene otro nivel de gravedad —entrelazó sus manos, sobre el escritorio.—Lo que tienes es una úlcera gástrica. Por suerte tus exámenes de sangre han sido precisos en cuánto a ello, pocas veces se sabe de las úlceras mediante estudios sanguineos.