40» for you

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26 de Agosto del 2015

Ella lo ve. Y siente su corazón palpitar muy fuerte.

Era un simple toque. Simplemente dos personas con mucha cercanía. Pero no podía lidiar con ello si una de esas personas era Ethan.

Sophia trató de ignorar todo. Trató de girar su cabeza hacia otro lado. Pero su mente proyectaba todo lo que podía estar pasando del otro lado de la habitación.

Se sentía muy tonta al sentir celos, ella misma le admitió a Ethan que no podía estar con él, que no quería perder a su mejor amigo por una estupidez.

Claro que era mentira, estar en una relación con Ethan no era para nada una estupidez, pero ella estaba viendo a alguien, no deberia estar sintiéndose así.

No pudo evitar mirar, vio a Ethan atrapado entre los labios de aquella muchacha. Y lo vio separarse, lo vio negar con su cabeza. Pero luego volvieron a besarse, y él volvió a separarse.

Le dijo algo a la chica, ella lo sostuvo insistente mientras Ethan trataba de levantarse.

—Mierda —Sophia susurró cuando Ethan la atrapó observando aquella escena.

Se levantó de inmediato disculpándose con las demás personas en el lugar y trató de caminar rápido.

—¿Sophia? Oye, espera —escuchó a Ethan un poco más lejos, detrás de ella.

Golpeó la primera puerta que encontró y al nadie responder entró. Era un armario. Genial.

Cerró la puerta y respiró muy agitada.

¿Enserio iba a hacer eso? ¿Esto sería una típica escena de la chica huyendo del chico que acaba de ser atrapado haciendo algo mal?

No quería huír, no encontraba un motivo decente para hacerlo. Pero tampoco encontraba un motivo razonable para que Ethan la siguiera, y al parecer para dar explicaciones. En especial porque, la ultima vez que lo vio, la trató indiferente, casi como si estuviera enfadado con ella.

Tres golpes en la puerta la hicieron volver a la realidad.

Se quedó en silencio, casi sin respirar.

—Disculpa, ¿hay alguien aquí? —escuchó la voz de Ethan preguntar del otro lado.

—Hum, hace un rato entró una chica, parecía sentirse mal —le respondió alguien.

—¿Tenía vestido blanco y el cabello atado? En una especie de coleta pero medio suelto —casi soltó una risa por la explicación tan típica de Ethan.

—¡Si! Bueno, eso creo.

Suspiró y esperó a que vuelvan a tocar con los nudillos. Así ocurrió.

—Sophia, soy yo, Ethan. Te vi... viéndome, viendo lo qué pasó. Lo lamento, prometo que me negué pero me volvio a besar y por un momento olvidé... —se quedó en silencio.—N-no me refiero a que me olvidé de ti, digo que olvidé todo esto qué pasó y... Por favor, no huyas de mi. Te lo suplico, hablemos.

—No huyo —respondió con firmeza.—Solo tenía una llamada muy importante, yo... Estoy mintiendo. Si huía —terminó por admitir.—No pude soportarlo. Y no me entiendo, estoy segura de que tu tampoco me entiendes. Y tampoco pretendo que lo hagas. Ni siquiera voy a tratar de ayudarte a entenderme, ¿por qué mejor no vuelves allá? —habló rápidamente.

—Lo lamento, nunca quise que esto pase, menos de este modo —Ethan estaba apoyado con la esperanza de que ella lo dejara entrar.—Ambos sabemos cómo preferiría que hubiese sido todo; nosotros dos juntos.

Iba a continuar intentándolo hasta lograrlo.

—Pero no estamos juntos, no lo estuvimos. Y tampoco estaría bien —tragó en seco.

—Por supuesto que estaría bien, estaría malditamente bien estar juntos, porque te quiero y tu me quieres. Se sentiría genial estar contigo, volver a como era antes. No digas que no estaría bien porque para mí sería perfecto. Y aunque tu digas que eso, tampoco te lo crees. No hubieras huído si creyeras aquello... —Ethan se quedó en silencio.—Pero entiendo que lo dices porque estás con alguien.

Sophia relamió sus labios y miró al techo tratando de evitar llorar.

Ahora empezaba a entender el por qué de la indiferencia del muchacho; se había enterado de Nathaniel.

—Adiós, Ethan —dijo un poco entrecortada.

—No te despidas, yo no me voy a ir y tu no tienes salida. Soph, no nos vemos a los ojos desde hace mucho tiempo. Y si enserio pretendemos que no pase nada entre nosotros más que amistad, supongo que debemos intentar estar frente a frente sin desviar nuestra mirada —la muchacha mordió su labio.

—Sabes que yo no podría ser tu amiga, sería muy difícil para mí —aunque él no la veía, negó.—¿Tú podrías?

—Con tal de verte todos los días, sería tu esclavo —afirmó.—Y si tendría que ser uno de esos malditos infelices que tienen que sonreír mientras ven a la chica irse con otro, lo sería por ti. Pero no lo entiendo Sophia, porque dices que no puedes ser mi amiga, pero cuando me ves me tratas como si quisieras serlo.

—Es que enserio no podría ser tu amiga, pero me aterra que llegue algún momento en el que me odies, en el que ya no me hables... Creo que eso sería peor que el ser tu amiga.

—¿Y tu sigues creyendo que lo que hace Grayson está bien? Es decir, míranos. Estamos hablando a través de una puerta, como si fuera prohibido vernos. Y llegamos al punto de creer que solo podemos ser "conocidos", porque lo que sentimos es tan fuerte que, siendo amigos, no podríamos ocultarlo. Lo que nos sucede está más que claro, es como intentar cubrir el sol con las manos.

Ambos suspiraron; Ethan continuaba apoyado en la puerta, olvidándose de la multitud en toda la casa. Sophia tomó todo el valor posible y abrió la puerta, sorprendiendo al muchacho. Éste se incorporó de inmediato, algo aturdido por la música.

Ella le hizo señas para que entrara al armario, él sin dudarlo, lo hizo. Y una vez que cerró la puerta, buscó la luz. Encontró el interruptor al lado derecho de la puerta. La pequeña habitación se iluminó y volteó a ver a su acompañante. La estaba mirando, como si esperara a que algo pasara.

—Lo que dijiste de Gray... ¿por qué nunca dijiste eso? —Ethan frunció el ceño.—Que está mal.

—Pues porque yo no era quien tenía que decidirlo; Grayson te prohibió estar conmigo, tu eras la única con la capacidad de decirle algo. Era un problema entre ustedes en el que yo no tenía motivos para meterme.

—Claro que tenías motivos; yo siempre esperé a que intentes hablar con él, a que lo hagas entrar en razón... Esto seguro suena estúpidamente cursi, pero esperaba que lo hagas porque enserio querías estar conmigo.

—¡Y es lo que quiero! —se apresuró a aclarar.—Pero yo siempre creí que no era nadie para decirte a ti o a mi hermano cómo manejar su amistad; es algo que yo nunca tuve, y me pareció mal que Grayson te haya puesto entre la espada y la pared, no quería plantarme frente a alguno de ustedes y decirles lo que tenían que hacer porque enserio no me correspondía —suspiró.—Para cuando me di cuenta de que podría haber dicho algo, los escuché hablando por videollamada, cuando tu le contabas sobre... este nuevo chico —dijo con indiferencia.—Supe que fui un tonto y que mi oportunidad ya había pasado, —agachó la cabeza — tu ya estabas comenzando a verte con alguien, mientras yo empezaba a sufrir realmente, porque mis esperanzas se fueron yendo poco a poco.

Sophia lo tomó del mentón y lo hizo mirarla.

—Ambos nos quedamos esperando a que el otro haga algo, sin pensar que hablándolo podríamos haber llegado a la conclusión de que arriesgándonos juntos podríamos lograrlo —se aproximó un poco a él.—Hay que terminar con todo esto de una vez.

Sophia | Ethan DolanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora