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26 de Agosto del 2015

Ethan había descubierto un nuevo mundo de sensaciones con solo tocar los labios de Sophia.

Era mejor de lo que alguna vez se había imaginado; y realmente lo imaginó varias veces.

Las manos de Sophia por su cabello, despeinándolo, mientras la sostenía de la cintura para mantenerla cerca de él. Las repentinas y sensuales mordidas que recibía, entre sonrisas de ambos. Todo eso era lo que había esperado.

Tal vez un armario no había sido el lugar más romántico para el primer beso, pero él se encargaría de mejorar eso.

Apenas se separó de la muchacha, ella se vio un poco confundida.

Los ojos de Ethan analizaron todo su rostro; su boca hinchada y rosada lo invitaba, otra vez a besarla.

Una sonrisa traviesa se dibujó en ella.

—¿Qué te sucede? —le preguntó, a la vez que intentaba descifrar por qué se había separado.

—Tal vez sería mejor... —recuperó un poco el aliento, mirando a su alrededor, encontrando estantes con almohadas y colchas sobre los abrigos.— Podríamos quedarnos aquí y armar un lugar más cómodo con eso.

Sophia, sin quitar sus manos del cuello de Ethan y las manos del gemelo en su cintura, alzó la vista a dónde le señaló.

—A veces me sorprende lo fácil y rápido que ideas las cosas —dijo ella, riendo un poco.

Dio un paso hacia atrás, soltando el agarre. Ambos fueron en busca de las colchas, las cuales usaron de apoyo para sentarse. Contra la pared, del lado en dónde sólo habían colgadas cosas a lo alto, apoyaron las almohadas.

—Es mejor que irnos a algún lugar de la casa dónde la música no nos deje hablar, y ni siquiera debemos lavar las cosas —sonrió con carisma, tal como siempre.

Mientras se sentaban uno al lado del otro, apoyándose en las almohadas, Sophia mordió su labio riendo.

Ethan se sintió observado, y se sonrojó inevitablemente.

—Lo lamento si he sido muy... atropellada —no encontró las palabras precisas, pero sintió urgencia de hablar, más al ver la pequeña pizca de vergüenza en el rostro del muchacho.

Por suerte y alivio para ella, Ethan negó rápido y sonrió.

Se dio cuenta de que, en realidad, Sophia fue quien lo besó primero. Por eso su sonrisa.

—No fue así, actuaste del modo indicado y de una forma enserio inesperada —ambos rieron juntos.—Aunque supongo que ahora debemos terminar de aclarar otras cosas...

Ella supo a qué se refería. Luego de que Grayson admitiera su error y "permitirle" estar con Ethan, tuvieron la posibilidad de hablar, pero nuevamente el miedo les ganó. Esa tarde solo aclararon que no había resentimiento por ninguna de las dos partes.

De todos modos, algún otro tipo de charla, referida a su atracción, hubiera sido algo brusca. No hubiera sido ideal, si se tiene en cuenta que ambos se estuvieron ignorando y casi siendo indiferentes. Ella definitivamente obtuvo una disculpa, porque fue claro que Ethan se había comportado como un idiota... pero hasta ahí llegaron.

>No quierro arruinar ésto, porque enserio me siento demasiado feliz y quisiera sonreír si no me dolieran las mejillas tan rápido... —Ethan bajó su vista, evitando mirarla.— Pero no podemos fingir que hay alguien con quién tú estás ¿saliendo...? No lo sé, no quiero adentrarme demasiado en eso. Sólo que  es necesario aclarar el rol de todos en este momento —hubiera deseado aclarar su garganta, pero finalmente entendió que eso no quitaría el miedo que sentía por la respuesta.

No supo si Sophia notó aquello, pero la forma en la que lo tomó de la mano lo alivió un poco.

—Voy a hablar con él, en lo posible mañana... No lo sé, solamente tengo que aclararle las cosas —aún notó confusión por parte de Ethan.—Lo que siento por tí es incomparable. Y aunque él sea un buen chico, Nathaniel no es a quién quiero, sino a tí.

Ethan le tomó el rostro con ambas manos y la acercó, mientras que él también se inclinaba para besarla. Las palabras de Sophia le dieron el coraje y quitaron su miedo.

—Te juro que he vuelto a respirar con normalidad gracias a tu respuesta... Temía que quisieras dejarme otra vez.

Ella se separó y lo miró mal.

—Oye, eso no fue amable —le dio un pequeño golpecito en el pecho.—Sabes los motivos, tan bien cómo yo.

A ambos se les vino a la mente la imágen de Grayson.

—¿Quieres que le contemos? —Ethan no tuvo que nombrarlo, ellos se entendían.

—Por supuesto que sí. Merece saberlo... Sabemos que se siente terrible. Tal vez cuando nos vea, el enojo consigo mismo se le pase —comentó las posibilidades.

—¿Y si reacciona mal? —frunció el ceño.— ¿Realmente estás dispuesta a perderlo por... mí?

Sophia casi le reprochó con la mirada, dándole pequeñas caricias con su mano en la mejilla.

—Si "perdiera" a mi mejor amigo por estar con la persona que quiero, en realidad ya lo hubiera perdido hace tiempo. Tú jamás serías el culpable, Ethan —le prometió, negando.

—He sido un idiota. Tendría que haber dicho algo. Jamás le he guardado secretos, pero elegí esconderle todo lo que sentía por tí... —se lamentó, en voz alta.

—Ambos hemos errado, Eth. No hicimos lo correcto al mentirle, pero creo que entenderá cuando vayamos y le digamos las cosas, siempre con honestidad. Tal vez no le guste, pero deberá escuchar la verdad. Es mejor eso a ser engañado por dos personas importantes para él, ¿no crees? —lo miró alzando una ceja, sabiendo que tenía razón.

El la miró detenidamente, pensando en lo fácil que era para ella hablar y hacerlo sentir mejor de inmediato.

Ya no sentía culpa, sólo quería vivir a pleno todo ese amor, y deseaba que fuera de ése modo, con Sophia.

Volvió a atraerla, para besarla con disfrute; sus bocas danzaban con un ritmo pacifico, mientras con sus manos la acariciaba y sentía la suavidad de sus mejillas.

—Deberíamos olvidarnos por un rato de los otros pequeños temas que nos quedan por discutir y apreciar el lugar que armamos para nosotros —le dijo, apenas separándose de ella para hablar.

Sophia se rió, y lo miró a los ojos asintiendo.

—Me parece una excelente idea; después de todo, en algún momento la fiesta terminará y nosotros tendremos que irnos —se encogió de hombros, tomándolo por el cuello para terminar esa conversación.

Simplemente se dedicaron a conocer ese nuevo lugar para sus bocas, en el que lentamente irían perdiéndose.

Sophia | Ethan DolanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora