V: Mentira

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Agustín


─¿Te quedas a comer? ─le pregunté mientras nos terminábamos de cambiar

─No, me voy ─me respondió mirando su celular, como si leyera algo

─¿Por? quedate

─Me acaban de invitar a comer las chicas ─levantó la mirada y me hizo puchero

─¿Y así vas a ir? ─le pregunté en medio de una risa y ella me miró extrañada

─¿Así como? ─se miró la ropa─ obvio que ahora paso por casa y me cambio

─No me refería a eso ─continué riendo y luego de unos segundos me descifró, porque corrió al espejo y se levantó el pelo para poder mirar su cuello

─¡Te voy a matar! ─gritó─ mira, ahora no tengo tiempo pero ya me la vas a pagar ─llevó todo su pelo para el lado del chupón y agarró su mochila

─¿No me vas a saludar? ─le pregunté

─No, chau ─se fue dando un pequeño portazo, y yo no podía parar de reírme

Estaba por volver a mi computadora a jugar, cuando veo que me llega un mensaje. Era Minerva. Qué raro, pensé. A pensar de que nos conocíamos de casi toda la vida y por ser amigos de Ange compartimos mil cosas, nosotros no éramos amigos, hasta habíamos peleado muchas veces, sobre todo de más chicos, por tener que compartirla.

che agus, ange esta con vos? no me contesto en toda la tarde y necesito hablar con ella

Leí el mensaje un poco extrañado. Cuando me dijo que iba a comer con las chicas, me imaginé que una de ellas era su mejor amiga. ¿Pero cómo si no habían hablado?

estaba conmigo, se fue recien

pero me dijo que se iba a comer con las chicas

no es con ustedes?

Me clavó el visto y eso terminó de convencerme. La muy hija de puta me había mentido. Y ahora Minerva no sabía qué decirme porque se habrá dado cuenta que metió la pata.

Dejé el celular y seguí con lo mío, ya iba a tener tiempo de saldar las cuentas con ella.

Seguía perdiendo una y otra vez, así que me harté y entré a bañarme, en un rato ya iba a estar la cena.
Dejé el agua caer por mi cuerpo un rato, como si necesitara relajarme. Por un momento mi mente frenó, generando esos momentos donde comprendes algo de lo que está pasando. Seguro iba a salir con él. ¿Pero por qué no me lo quiso contar? ¿habré sonado mal en algun momento de la charla sobre el tema? Yo había tratado de disimular lo más posible que el chico no me va, pero es solo por una cuestión de piel, a veces pasa. Y ni eso me parecía suficiente como para que me mintiera. Nunca nos mentíamos ni nos ocultábamos nada, hasta cuando sabíamos que era algo que podía enojar al otro. Enojate, gritame, peleemos, pero nunca me mientas. Así fuimos siempre. O eso creía.

En ese momento no sabía si estaba triste o enojado. Si quería llamarla cuando volviera para decirle lo mucho que me había molestado, o si no quería volver a hablarle, hasta que se me pasara.

Bajé a comer, y cuando volví a mi habitación no tardé más de diez minutos en dormirme.

Al otro día me despierto por el ruido de la cortadora de césped. Nada odiaba más que despertarme de esa manera, así que ya estaba de mal humor. Empeoró cuando abrí instagram y me encontré con historias de todo el mundo menos suyas. Sus amigas habian subido distintas cosas que hicieron en la noche, así que ella se iba a dar cuenta que yo ya sabía de su mentira. Pero aún así no me hablaba.
Bueno, eran las diez de la mañana, seguramente dormía, pensé. O quizás seguía con ese boludo, nunca se sabe. Esa última idea hizo que me recorra una fea sensación por el cuerpo. Seguro es hambre. Me levanté a desayunar y la intensidad de mi mamá aumentó mi mal humor.


Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora