LV: Niñera

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Un mes después

Agustín

—¿Como andan mis nenas? —abrí lentamente la puerta de la habitación y vi a Ángela levantando a Luna de la cuna

—Hola papá —dijo ella haciendo que la bebé mire hacia mi— le estaba por dar la teta —me acerqué a ella, le di un beso y luego otro a Luna en la frente

—Vengan —me acosté en la cama y las acomodé encima mío

Ángela acomodó su ropa y a Luna para que pudiera prenderse del pecho. Yo las miraba y no podía sentir más amor. Tenia ahí conmigo, a las personas más importantes de mi vida.

—Te ama —le susurré

—Y a vos más —me dijo ella— si solo es así de tranquila cuando estamos los dos — llevó una mano a mi mejilla y me acarició

—Hablando de eso —tuve que ser el agua fiestas— empezamos los dos a cursar, y tenemos que dejar a alguien esas horas con ella... ¿pensaste algo? —habíamos estado hablando hacía días acerca de la posibilidad de una niñera

—No —respondió ella, que seguía negada totalmente— ni idea

—Mi hermana me recomendó a varias ¿te parece que vayamos probando? –no recibí respuesta— ya puedo ir llamando a una

—Bueno, dale –me dijo no muy convencida

Luna terminó de alimentarse y Ange la acostó en su cuna, la cual se encontraba al lado de nuestra cama. Se durmió plácidamente.

—¿Le digo entonces?

–Si

—¿Segura? —insistí

—Si agus, sabes que me encantaría que no fuera necesario y estar solo yo con ella, pero bueno....

—Es solo unas horas, tranquila mi amor —agarré su cara con ambas manos y le di un beso

Ella pasó una de sus piernas por encima mío y enseguida me sentí estremecer. Nos besamos un rato en esa misma posición, abrazados y haciéndonos caricias, como si el tiempo no pasara. De a poco empecé a sentir necesidad de tocarla más. Mis manos empezaron a recorrer lentamente su cuerpo, de su espalda a su cola, la cual apreté intensamente, y de ahí hacia su parte más íntima. A la vez que yo comenzaba a tocarla ahí, sentía su mano acariciar mi miembro, logrando que mi ereccion aumente cada vez más.
Introduje dos de mis dedos en ella y la escuché gemir suavemente en mi oído, notando su intento por evitar el sonido, y poco a poco fui aumentando la velocidad. Ella por su parte, subía y bajaba su mano en la misma posición, logrando una excitación indescriptible en mi. Cuando ya no pude más, giré y me acomodé encima de ella. Le bajé lentamente el short que llevaba puesto, y volví a subir, abriendo sus piernas a mi alrededor. Comencé a besarla, desde sus piernas hasta su parte más íntima. Allí me quede un rato, pasé mi lengua por cada parte, disfrutando de como se retorcía de placer, y me detuve al llegar a su punto más débil. Me pedía que pare, pero seguí, un rato, hasta que la sentí llegar al orgasmo. Con sus brazos me fue llevando hacia ella, hasta poder juntar nuestros labios. Nos besamos un rato, mientras ella deslizaba una de sus manos por mi miembro, hacia arriba y hacia abajo, volviéndome cada vez más loco. Cuando no pude más, le corrí la mano, abrí más sus piernas y me introduje en ella. Tratando de evitar un gemido fuerte, me clavó las uñas en la espalda, y yo empecé a hacer movimientos cada vez más rápidos. Ángela escondió su cabeza en mi cuello, ahogando todo posible sonido. Seguimos un poco más hasta que ambos llegamos al orgasmo. Tomamos aire unos minutos y nos volvimos a besar intensamente, buscando una segunda ronda. Hasta que Luna empezó a llorar...

Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora