XXIV: Notas de amor

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Ángela


Ya que no me dejas hablar voy a empezar a escribirte
Te quería contar algo...
¿Sabes lo que hago cuando tengo un mal día o estoy de mal humor?
Pienso en vos
En tus ojos y en tu sonrisa cuando se mezclan
Y en seguida me siento mejor

—¿Qué lees? —me preguntó Minerva mientras estiraba el cuello para intentar mirar

—Nada —le dije y cerré el cuaderno rápidamente

—No te creo, estás tildada hace rato y con esa cara de boluda... —no terminó la frase y ya estaba agarrando el cuaderno

—Dame eso —intenté sacárselo pero ya lo tenía bastante lejos de mi alcance

—¿Quién te escribió esto tan hermoso? —exclamó con una voz tierna— me muero de amor —me miró esperando una respuesta— ay —pensó— ¡qué pregunto yo! si con esa cara de velorio que tenés es obvio

—Damelo —le estiré la mano y me lo devolvió

—Te salvó otra vez el profesor —dijo al verlo entrar— pero cuando salgamos de acá vamos a hablar

Me la pasé toda la clase con la cabeza apoyada en mis brazos, leyendo una y otra vez esa pequeña nota. Solo prestaba atención cuando la angustia  se apoderaba de mí y necesitaba pensar en otra cosa. Mi amiga lo notaba porque cada tanto me miraba con una expresión de desaprobación y negaba con la cabeza. Sabía que en un rato no iba a poder escapar de ella. Y así fue, cuando por fin se hizo la hora de irnos, me sacó prácticamente corriendo de ahí adentro, y tengo que admitir que realmente lo necesitaba.

—¿Vamos a merendar al comedor? —me preguntó

—No, salgamos de acá, si queres vamos a un bar afuera —le respondí y ella asintió

Hicimos una cuadra y entramos a Starbucks.

—Ya sé que me pediste no hablar del tema pero no te puedo ver así —solo había dicho eso y yo ya estaba llorando— yo no entiendo, ¿te gusta sufrir a vos?

—Bueno, no necesito que me retes —le dije como pude— a parte, no me entendes —me sequé las lágrimas e intenté aclarar mi voz

—Si los dos se aman lo que no entiendo es por qué no están juntos —revolee los ojos— yo también me enojé con lo del beso, imaginate que lo vi y lo quería matar, pero si te dijo que fue ella ¿no le crees?

—No es que no le crea Mine, ni siquiera pasa por ahí, eso es solo un detalle —suspiré— vos no te das una idea lo feo que peleamos cuando volví

—Y no, porque nunca me lo quisiste contar —se cruzó de brazos

—Porque fue horrible, sentí que después de eso no nos íbamos a hablar más, que lo que tanto miedo nos había dado iba a terminar pasando

—Pero no pasó —me interrumpió

—Porque por suerte, al final... nos calmamos y lo pudimos arreglar, pero no quiero volver a pasar por esto, ese miedo a perderlo horrible... —las lágrimas volvieron a caer— así aunque no sea perfecto, por lo menos sé que vamos a estar juntos siempre

—¿Y cual es tu plan? ¿amarlo en silencio toda tu vida? mientras hace la suya, se casa con otra, tienen hijos, una casa, un perro

—Basta —le supliqué y tapé mi cara con mis manos— supongo que ya se me va a pasar —le dije cuando me calmé un poco— no soy ni la primera ni la última persona enamorada que tiene que olvidarse de alguien

—Lo que no sé es cuántas habrán que... intenten olvidarse, pasando veinte horas al día pegadas a ese alguien —se rió irónicamente

—Eso voy a tratar de evitarlo un poco —dije y se rió peor que antes

Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora