Nuestros silencios - ANGESTIN

XXIX: En familia

Agustín

—Nos llaman a comer An —la moví un poco intentando despertarla

—¿Ya? —susurró con su voz adormecida, que tanta ternura me daba

—Si, ya son las diez —abrió los ojos mirándome sorprendida— dormis como un osito —me reí y ella frunció el seño

—Venía acumulando cansancio —se defendió— menos mal que mañana no cursamos —nos empezamos a levantar y a buscar nuestra ropa— ¿me queres decir por qué termina tan desparramada mi ropa siempre? —juntaba una prenda en un lugar y otra en el otro extremo

—Perdón, es mi desesperación por verte desnuda —le dije y se rió

—Como si no me hubieras visto nunca —se quejó mientras trataba de alcanzar su remera

—Sabes que para mí es así —la agarró y se la puso— por ejemplo ahora que te vestiste, ya me muero por sacarte todo otra vez

—Vas a tener que esperar a que volvamos —se acercó a mi y dejó un pequeño beso en mis labios

Bajamos rápidamente a comer, porque como siempre ya nos estábamos demorando, y nos encontramos con una sorpresa.

—Mamá ¿qué haces acá? —le preguntó Ángela a Gloria, que estaba sentada a la mesa, junto a mis papás

—La invité yo —le respondió mi mamá y se acercó a saludarla

—Yo ni te pregunto a vos qué haces acá, porque vivís acá prácticamente —le dijo Gloria a Ángela y los demás se rieron

—Más o menos eh, mitad y mitad diría yo —agregó mi mamá mirándome a mi— no sé quien vive más con quien

Nosotros no sabíamos qué decir, nos sentamos a la mesa, uno en frente del otro, y nos mirábamos muertos de vergüenza. Peor fue cuando se sumó Marcelo, que también estaba invitado a la cena.

—Bueno ¿que vamos a celebrar? hace un montón que no comemos todos juntos —dijo mientras se sentaba en su lugar

—Se casan nuestros hijos —le respondió Daniel y los cuatro volvieron a reírse

Ángela me miraba como diciendo "¿qué dicen?"
Aunque no era nada que no haya pasado decenas de veces antes.

Flashback

—¿Y Ángela y Agustín? —escuché preguntar a mi mamá

—Acá estamos —respondí mientras llegábamos corriendo

—Hace media hora que los estamos llamando ¿donde estaban? —preguntó Marcelo, que odiaba que lo hiciéramos esperar para comer

—Por ahí —dijo Ángela tímidamente, no podía mirarlo a los ojos después de lo que acabábamos de hacer

—Siempre están por ahí —susurró Lula y se rió con Sol por lo bajo

—Bueno, hagan lugar para el asado —llegó mi papá con dos bandejas y por suerte, toda la atención pasó rápidamente a la comida

—Un aplauso para el asador —pidió Gloria y todos aplaudieron felices

—Y hagamos un brindis por otra comida en familia, por favor —mi mamá se paró con su vaso y todos la seguimos

—¿Qué tomas vos? —le pregunté a Ángela que tenía el suyo vacío

—Quiero cerveza, pero mi papá me va a decir algo seguro —me susurró

—Después nos robamos una —le propuse y nos reímos— por ahora toma esto —agarré la botella de coca y le empecé a servir

—¿A mi me servís también Agus? —me preguntó Lula, en un tono de burla