Nuestros silencios - ANGESTIN

XVII: Juntos

Agustín

—¿Y seguís pensando eso? —le pregunté en seguida

—No —negó con la cabeza para hacerlo más expresivo— no quiero eso —me abrazó con brazos y piernas y escondió su cabeza en mi cuello

—¿Pero por qué lo pensaste? —me moví un poco para que me mirara

—No sé Agus, estoy pensando demasiado últimamente, son mambos de mi cabeza —hizo una pausa— no pasa nada

—No quiero que hagas nada que no quieras o de lo que no estés segura, y mucho menos algo que te haga mal

—Ya se, pero no, nada me hace mejor que vos —vi en su mirada como parecía arrepentirse de lo que acababa de decir, y miró rápidamente para abajo

—Mirame —con una mano levanté su mentón— te voy a ser sincero con algo que me viene pasando a mi —asintió y me miró atentamente— me pasa que no quiero estar con nadie que no seas vos, y cuando estoy más cerca de otra persona es cuando más me doy cuenta que... —quería decirle tantas cosas más, que si no era su risa, su mirada, sus manos, no quería saber nada, y que siempre la estaba extrañando, pero ya estaba hablando demasiado, "controlate" pensé— bueno, eso, no sé, es raro

—A mi me pasa lo mismo —me dijo tímidamente

—Mentira —la interrumpí y ella abrió la boca como indignada— vos si andas con alguien, ayer mismo se los veía muy bien en las historias —parecía que se había puesto a pensar de qué le estaba hablando porque no lo registraba

—Cualquiera —me dijo cuando cayó— no pasó más nada y además te conté que la vez que estuvimos no me gustó, y no hizo nada malo, solo que... no sos vos —esas últimas palabras salieron tan tiernamente de sus labios que no pude evitar acercarme y darle un beso, ella me lo siguió y nos terminamos besando un rato

—Estamos mal —le dije cuando nos separamos

—Muy —me respondió ella y se rió— siento que esto se me fue de las manos —entrelacé una de sus manos con la mía mientras hablaba

—Se nos está yendo de las manos juntos, en todo caso —la miré fijamente y con un tono serio— pase lo que pase lo vamos a ir descubriendo pero juntos ¿si? —ella asintió— quiero que me digas lo que te pase, lo que te preocupa —le acariciaba el pelo con mi mano libre— sabes que haría cualquier cosa por vos, así que lo que sea me lo podes decir y yo lo arreglo —le guiñe el ojo

—Te faltó decirme que me bajarías la luna —se rió, como hacia siempre cuando me ponía demasiado cursi

—¿La queres? —ambos nos reímos más y terminamos abrazados— no, pero en serio te digo, lo último que quiero es que te alejes de mi, cualquier cosa que te preocupe o te moleste, quiero estar tranquilo de que me lo vas a decir ¿te puedo pedir eso? —asintió— no me convences

—Si querido si —levantó la voz— te lo juro por —iba a decir algo y se frenó en seco— ay no, ya me contagias lo cursi, no te lo juro por nada —ocultó su cabeza en la almohada

—Decime ¿por qué me lo ibas a jurar? —pregunté divertido— dale, no vas a tener vergüenza conmigo

—Por todo el amor que te tengo —me dijo tímidamente y solo quería comérmela a besos

—Espero que sea mucho eso, porque sino no me sirve —me acerqué más hasta rozar nuestras narices

—Es mucho —susurró en mis labios

En ese momento la puerta sonó y nos sentamos en la cama del susto.

—Agus ¿estas acá? —era la voz de Sol, suspiramos