LII: Bienvenida

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Agustín

Continúa el flashback

—Quizás es un poco apresurado —empecé— pero

—Al grano —dijo Ángela ansiosa, mirando para todos lados tratando de descubrir algo

—Quiero que sepas que sos el amor de mi vida —estábamos sentados frente a frente, le acaricié la cara y ella sonrió con ternura— y que quiero pasar el resto de mi vida con vos, con Luna y con los que vendrán después seguramente —ambos reímos recordando que ya habíamos hablado de que queríamos tener una familia grande

—Y vos el mío —me respondió ella mientras se levantaba y caminaba hacia mi, se sentó en mis piernas y empezó a llenarme de besos— sos hermoso, y el más dulce del mundo, me haces muy feliz, en serio —me miró fijamente y yo le sonreí, tratando de disimular que tenía algo en la mano que escondía en mi espalda

—Igual no terminó ahí lo que te quería decir —desvíe la mirada y noté que ella me miraba extrañada, se había quedado en silencio expectante— quería saber si, en algún momento —tartamudee como si fuera un niño de quince años que estaba tratando de decirle a una chica que le gustaba— te gustaría casarte conmigo... —saqué la mano detrás de mi espalda para que viera la cajita con los anillos, ella los observó con detenimiento y se llevó ambas manos a la boca en señal de sorpresa─ ¿vas a decir algo? ─me reí nervioso ante su silencio

─Ay ─se tapó la cara ocultando las lágrimas─ perdón, me quedé muda

—Increíble

—Cosas que solo vos logras —rió nerviosa— y obvio que SI QUIERO —gritó de una manera que me asustó y me abrazó— siempre soñé con decir eso pero no me imaginé que iba a ser tan feliz —me volvió a abrazar y empecé a escuchar como lloraba

—No llores mi amor —la separé un poco de mí para mirarla y secar sus lágrimas con mis manos— quiero que disfrutemos esta cena —nos paramos y la lleve de la mano a la cocina para que vea todo lo que había preparado

Fin del flashback.

Un mes después

—¿En qué pensas? —le corrí un mechón de pelo que se le había ido a la cara y le obstaculizaba la vista de la crema que estaba batiendo

—Nada ¿por? —siguió mirando fijamente el contenido del bowl

—Te conozco, estás muy callada —me senté a su lado, estábamos en la mesa de la cocina y ella preparaba una torta que se le había antojado

—Estoy nerviosa nada más —me miró con una expresión de desconcierto

—¿Por? —le pregunté

—Nada —revoleó los ojos— una pavada, en una semana vamos a tener un bebé recién nacido que cuidar y su vida va a depender de nosotros —siguió batiendo

—Ay mi amor —la abracé de costado y le di un beso en el cachete— yo también estoy nervioso por eso, pero sé que vamos a poder y vamos a ir aprendiendo

Tocaron la puerta fuerte y nos pegamos un susto. Seguido sonó el timbre.

—¿Esperamos a alguien? —me preguntó Ángela

—Que yo sepa no —caminé hacia la puerta y cuando espié por la mirilla no había nadie

Era raro, abrí la puerta de a poquito y tampoco había nadie. Miré el piso y ahí había un montón de cartas, facturas y más facturas para pagar. Las junté una a una, y cuando estaba por agarrar la última escucho a Ángela gritar.

Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora