LI: Baby Shower

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Agustín

—No toques —me dijo Sol y me pegó fuerte en la mano

—AY —me quejé— ¿Por qué tanta violencia?

—Porque ya te lo pedí una vez de buena manera —revoleó los ojos— no se come nada hasta que no lleguen los invitados

—¿Y por qué ella puede comer? —miré a Ángela que estaba muy concentrada con un brownie

—Porque está embarazada —me respondió Sol como si me estuviera contando algo de lo que no estaba enterado

—Ah no me digas, pensé que la había picado una abeja —ironicé, logrando que Ángela me mire de reojo entrecerrando los ojos

—Te iba a convidar, pero ahora por hacerte el gracioso vas a esperar —me sacó la lengua y siguió comiendo con tranquilidad, mientras mis hermanas, su mamá y la mía, terminaban de organizar todo para la reunión que se aproximaba

—Que malas que son —fingí angustia— yo no estaré embarazado pero también voy a ser padre ¿eso no cuenta para nada?

—¿Le podes dar algo así se calla? —dijo Lula acercándose un poco a nosotros— estoy tratando de contar si ya tengo todo para la cantidad de invitados que son

Sol me alcanzó un brownie y sonreí triunfante. Ángela revoleó los ojos y empezó a intentar bajarse de la banqueta alta en la que estaba. Dejé en seguida lo que estaba comiendo y me acerqué a ayudarla.

—Siento que ya pesa más la panza que yo —se quejó dejándose caer en mis brazos

—Me parece que si, Luna ya es más grande que vos —me reí y ella me miró mal, la abracé y empecé a darle besos en el cuello y en el hombro que tenía descubierto— ya falta poco mi amor

—Muy poco —dijo Sol— un mes, cuatro semanas ¿y quien te dice que no antes? —sonrió con ansiedad— pasó tan rápido... —suspiró y con Ángela nos miramos extrañados, para nosotros habían sido mil años

—Bueno, me voy a cambiar —dijo Ángela, y yo agarré mi brownie nuevamente y le di mi mano libre para acompañarla

—¿Ya decidiste que te vas a poner? —le pregunté una vez que entramos a la habitación, recordando que llevaba una semana haciendo drama por eso

—Mmm, más o menos —abrió el placard y sacó sus dos opciones

Uno era un vestido al cuerpo rosa, con volados en el pecho y los hombros descubiertos. Y el otro era un vestido negro, suelto y corto. Se probó los dos, mientras yo me preparé en cinco minutos.

—Ay, pareces un príncipe de película —me dijo con ternura y se acercó a acomodarme el moño del traje

—Y vos sos mi princesa —le di un beso y ella sonrió

—Aunque no tengo vestido —suspiró

—Te quedan hermosos los dos, hagamos ta te ti no sé —terminé de decir eso y empezó a reírse a carcajadas

—¿Así vamos a resolver las cosas? ¿a qué jardín mandamos a Luna? mmm hagamos ta te ti

—Y bueno, si la madre es una indecisa —revolee los ojos y ella me miró con indignación

—Okay, me voy a poner el rosa que me marca bien la panza y también el culo —sonrió con suficiencia y lo agarró

—Pensándolo bien, me gusta más el negro

—Tarde —rió ella— decisión tomada —comenzó a vestirse y yo me quedé acostado mirándola

Se hizo un peinado recogido en el pelo, ondulándose unos mechones que le caían en la cara. Amaba que se lo atara porque se apreciaba más la perfección de sus rasgos. Se maquilló suavemente y por último se puso unos tacos de mediana altura.
Cuando giró descubrió que la había estado mirando y se avergonzó, sonrió achinando los ojos y miró rápidamente hacia otro lado.

Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora