XXV: Sueños y pesadillas

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Ángela

—Me llegó un mail de la facultad —me dijo mi mamá poniéndose seria— ¿porque te acordas que la pago yo no? —agache la mirada porque ya sabía lo que se venía— y están todas las materias por las que voy a pagar, y también por las que no

—Si ma, los talleres —la interrumpí— ¿qué tiene? son gratis y una vez a la semana, no me van a distraer mas que el celular o la computadora

—Tendrías que habernos contado antes —se sumó mi papá, pero hablaba tranquilo, no parecía enojado

—Fue muy de último momento —suspiré— y no hace falta ni que me lo digan —me adelante a lo que se venía— ya sé que tengo que seguir aprobando todo lo demás —mi mamá me miró asintiendo— lo voy a hacer, pero también quiero hacer esto que me hace feliz —sonreí como una nena chiquita y ellos revolearon los ojos, pero no dijeron nada más, así que lo tomé como una aprobación

—Zafaste re bien eh —me dijo Agus mientras subíamos las escaleras a mi habitación

—Que miedo, pensé que me iban a cagar a pedos, capaz porque estabas vos —lo miré como agradeciendo

—Na, ¿cuantas veces te cagaron a pedos adelante mío? —nos reímos porque era verdad— y a mí adelante tuyo muchas más —lo vi agarrar su campera y empezar a ponérsela

—¿Te vas? —asintió con desgano, él quería quedarse tanto como yo quería que lo hiciera, pero sabíamos que no era lo mejor

—Mañana curso otra vez temprano ¿vos?

—También, igual que hoy —me empecé a sacar la ropa para volver a ponerme el remeron

—¿No podes esperar a que me vaya para hacer eso? —se tapó la cara pero espiaba a través de los dedos

—Lo hago a propósito para que te quedes —le guiñe el ojo seductoramente y él se rió

—No basta, me voy ya —se acercó a saludarme y yo lo abracé con fuerza, quería guardar cada segundo en mi alma para cuando lo extrañara, o sea en un rato— Ange —me dijo como pidiendo que lo suelte

—No te vayas —sin dejar de abrazarlo por la cintura, apoyé el mentón en su pecho para mirarlo con mi mejor expresión de súplica

—No me hagas esto que soy débil —susurro y yo lo solté de mala gana— ¿te vas a enojar? —no le respondí y me senté en la cama cruzada de brazos— ¿qué pasa siempre que dormimos juntos antes de cursar temprano?

—Mmm —pensé— o no vamos o llegamos súper tarde —me reí recordando

Flashback

Un año atrás

—Basta —elevé la voz porque había ignorado mis "basta" anteriores— Agus, son las tres de la mañana ya —mire el reloj que colgaba de la pared

—¿QUE? —exclamó y se movió a penas de arriba mío— ¿en qué momento?

—Y... ¿queres que te explique? —lo miré con expresión de obviedad y ambos nos reímos— tenemos cuatro horas para dormir, con suerte —nos fuimos acostando de lado y él me abrazó por la cintura mientras apoyaba su cabeza en mi hombro

—Si seguís haciéndome dormir tan poco me voy a morir —susurró en mi oído

—¿DISCULPAME? —respondí indignada— vos no me dejas dormir a mi

—¿Quien me obligó a quedarme?

—Bueno —reconocí eso— pero tampoco era para dormirnos a las tres, y no te vi tan obligado eh —se rió y me dio un beso en la mejilla, para luego volver a acostarse como estaba

Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora