XII: Raro

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ANGELA

Era la mañana del sábado y me levanté de muy buen humor porque la noche anterior había logrado terminar mi proyecto de la facultad y ahora tenía un problema menos. Aunque no había dormido mucho, estaba feliz.

—Si dale, aunque en realidad ahora tengo que empezar a estudiar para el final, pero me merezco un descanso —le respondí a Sol cuando me invitó a almorzar

Me cambié rápidamente. Hacia mucho calor así que me puse una pollera corta y una musculosa. Me até el pelo en una colita y traté de poner todo lo importante en los bolsillos para no tener que llevar cartera ni mochila.
Caminé hasta la casa de los Casanova, donde me encontraría con ella y saldríamos.

Mi buen humor descendió un poco cuando una persona inesperada me abrió la puerta.

—Ay hola, ¿cómo estás? —me dijo Jenny con su típica sonrisa falsa

En ese momento recordé que esta noche era el evento en el que Agustin iba a cantar, así que seguramente estaban ensayando. También pensé en que le había prometido llevarme mejor con ella, así que le devolví mi mejor sonrisa y entré sin pronunciar una palabra.

—Sis —me dijo Sol y me abrazó levantándome un poco del suelo como solía hacer— ¿Todo bien? —me susurró como si se diera cuenta que algo me pasaba, y yo solo asentí— bueno bancame que subo a buscar mi cartera y ya vamos

—Dale —le respondí y me senté a la mesa a esperarla

Yenny se había sentado en el sillón y miraba un papel. Me pregunté donde estaría Agustin. Pero la duda duró solo un minuto porque enseguida apareció.

—Acá lo encontré —dijo él mientras bajaba la escalera con un cuaderno— tengo los acordes

—Buenísimo —le sonrió Yenny y le estiró la mano para que le diera el cuaderno

Él se lo entregó y antes de sentarse en el sillón, miro para el costado y me vio.

—¡Hey Ange! ¿qué haces acá? —me preguntó mientras se acercaba a mi con sus brazos abiertos

—Holi —me paré y me dejé rodear por sus brazos, a través de su hombro podía ver como Yenny nos observaba con cara de póker— estoy esperando a Sol porque vamos a almorzar

—Ah, no inviten ustedes eh —me reclamó, cuando nos separamos

—Igual veo que estás ocupado —le respondí lo suficientemente bajo para que ella no escuchara

—Y si, hoy es el evento al que no me quisiste acompañar —susurró pero sin dejar de demostrarme con su tono de voz, que seguía indignado por eso

—Te voy a acompañar, que no cante es otra cosa —con cada palabra nos acercábamos más, con expresión de desafío

—No me alcanza, yo necesito tu compañía completa —se cruzó de brazos y parecía un nene de 5 años al que no le querían comprar un juguete

—Ya lo hablamos Agustin —me quejé en un tono angustiado y recién ahí aflojó

—Bueno, está bien, igual ahora ya tengo todo listo —hizo un gesto con su cabeza para donde estaba Jenny, como refiriéndose a ella y yo le hice una expresión de burla por sus palabras

—¿Vamos An? —dijo Sol mientras bajaba los últimos escalones de la escalera, mirándonos atentamente como si nos hubiera estado observando

—Si —sonreí y me dirigí hacia ella— chau chicos, suerte —salude con la mano y ellos hicieron lo mismo, Agustin con su mejor cara de pocos amigos

Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora