XLIX: Cinco meses

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Agustín

La primera semana del quinto mes de embarazo fue la peor hasta el momento. Ángela se sentía mal, a penas dormía, en realidad, a penas dormíamos. A la vez yo había empezado a cursar nuevamente, decidimos que ella no, pero a mi me quedaban sólo unas materias y más que nunca era importante terminar para empezar a trabajar y no tener que depender más de nuestras familias, era algo que necesitábamos.

—Me voy, cualquier cosa me llamas, estoy atento al teléfono —le di un beso y me levanté de la cama

—Si mi amor ya se, relajate —la miré y revolee los ojos

—Y acordate que el médico dijo que lo mejor por unos días es que hagas reposo —agregué y abrí la puerta— te amo

Ya estaba llegando tarde así que corrí al auto. Cuando subí me empezó a sonar el celular, atendí inmediatamente sin mirar ni siquiera quien era. Puse altavoz y arranqué.

—Hola hijo ¿cómo estás? —me alivió escuchar a mi mamá

—Bien —suspiré— ¿vos?

—No te escucho muy bien...

—Todo bien, en serio —reí liberando tensión— no dormí mucho y ahora estoy llegando un poco tarde a la facultad, encima sabes que Angela se anduvo sintiendo bastante mal, y dejarla sola...

—¿Se quedó sola? —se alarmó un poco y eso volvió a tensionarme a mi

—Si mamá, ¿con quien va a estar? si somos nosotros dos nomás

—Bueno pero alguna amiga, no sé

—Y, las amigas también van a la facultad —respondí como si fuera una obviedad— y los padres ya sabes que están de viaje —lo dije con un tono de reproche que no pude evitar, sabía que a veces ella los necesitaba y estaban bastante poco

—Yo ahora estoy haciendo un trámite, pero ni bien lo termine voy para allá

—Ay ma, igual no te preocupes, está bien, solo tiene que hacer reposo —a pesar de todo no quería molestarla, ya nos habíamos prometido enfrentar esto solos

—No seas boludo Agustin, ¿cómo no me voy a preocupar? —ya sonaba enojada— me tendrías que haber avisado y ya estaría ahí con ella, pero si yo no te llamo... NADA

—Bueno, perdón, es que posta no los quería molestar

—¿Pero como nos vas a molestar? ¿sabes que es normal necesitar ayuda no? nosotros recibimos un montón durante los embarazos de ustedes y en otros momentos de la vida también —había comenzado un sermón y yo solo me callé para escucharla o iba a ser peor— es verdad qué hay gente que no la tiene o no la necesita, pero si la tenes y la necesitas ¿cual es el problema de recibirla?

—Está bien mama, anda, vos tenes llave, y gracias —estacioné el auto en la facultad y empecé a bajar

Subí las escaleras corriendo y cuando entré al aula el profesor ya estaba dando la clase. Todos me miraron porque interrumpí el silencio que reinaba. Camine hacia el fondo y me senté en el lugar que me había reservado mi amigo.

—Que cara que está la cebolla —me cargó Gabriel a penas me acomodé

—Hola, buen día —abrí el cuaderno y empecé a anotar lo que estaba escribiendo el profesor en el pizarrón

—¿Todo bien? —no dejaba de mirarme y ya me estaba incomodando

—Si, pero necesito que me dejen de preguntar si esta todo bien porque lo empiezo a pensar y deja de estar todo bien —respondí tan rápido que a penas se entendió algo de lo que dije

Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora