IX: Pactos [parte I]

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Ángela

—Sisi, pasa —le respondí tímidamente, no quería decirle que no, pero a la vez recordaba lo que había hablado con Agustín

Con Agus habíamos estado distantes por pavadas, y ambos sabíamos que necesitábamos un rato a solas.

—Igual un minuto nada más, hasta que pido el uber —sonrió Franco y entró a mi casa

Ya todos dormían, así que nos sentamos en el sillón de la sala principal.

—¿Te dormís no? —me preguntó al notar que mis ojos se cerraban solos

—Si, te juro que no doy más —-apoyé mi cabeza en su hombro y suspiré

—Bueno, ya lo pedí así que en unos minutos estará llegando —levanté la cabeza para mirarlo y asentir

Quedamos a muy pocos centímetros, él aprovechó la cercanía y me besó. Fue un beso suave y tierno, que realmente me gustó. Cuando nos separamos se quedó mirándome unos segundos, como si estuviera pensando algo.

—¿Qué? —pregunté para cortar la tensión

—Me gustas mucho ¿sabes? —le sonreí y agaché la cabeza, por la vergüenza que siempre generaba esa situación, y porque estaba pensando qué responder

Le diría que él también me gusta, pero a la vez siento que cada vez damos más pasos en una dirección a la que no quiero ir.

—Y vos a mí —confesé finalmente, tampoco le encontraba el sentido a no ser sincera

Él me sonrió, y justo su teléfono indicó que el auto estaba en la puerta.

—No te digo de quedarte porque me voy a quedar dormida en un segundo, a parte están mis papas y...

Me interrumpió con un pico, me sonrió como demostrándome que estaba todo bien, y se fue. Era tan simple y relajado, que sentía que nos íbamos a llevar muy bien.

Me tiré nuevamente en el sillón, pensando que no iba a tener fuerzas para subir las escaleras. Hacía un gran esfuerzo por mantener los ojos abiertos.
Miré mi celular que estaba apoyado en la mesa ratona, a unos centímetros míos. ¿Qué hora será? capaz que agus ya se durmió, y si le escribo o lo llamo lo termino despertando, pensé.
Pero agarré el teléfono, algo me dijo que lo hiciera, habíamos quedado en eso y aunque durmiera y no lo leyera, por lo menos yo había cumplido, y no habría motivos para otra "pelea". Además algo de esperanza tenía de estar a tiempo...

Agus, llegué

Fue todo lo que le puse.

Voy

Me respondió unos minutos después. El reloj marcaba la una de la mañana pasadas, pero no iba a ser la primera vez ni la última que viniera a estas horas. Sonreí.
Un rato después me escribió que le abra. Saqué fuerzas de donde no tenía para levantarme de aquel sillón y llegar a la puerta. Cuando lo vi le estiré mis brazos como un bebé que pide que lo alcen, y él al notar mi expresión de cansancio me levanto como un koala, cerró la puerta y empezó a subir las escaleras para llegar a mi habitación.

—Bueno bebé, llegamos a destino —me bajo en la cama y yo me estiré lo más que pude haciendo sonar todo mi cuerpo

—Ay, que boluda, dejé mi celular abajo —dije y él me miró mal, asumiendo que iba a tener que ir a buscarlo

—Te odio —suspiró y caminó hacia la puerta

—Me amas y por eso vas —le respondí y lo vi irse resoplando

Mientras tanto me cambié para dormir, con mi remeron de siempre que agradecí haberlo dejado debajo de la almohada.

—Bueno bueno, parece que va queriendo la cosa —comentó cuando volvió, mientras miraba atento mi celular

Nuestros silencios - ANGESTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora