Nuestros silencios - ANGESTIN

XXXIV: Mi todo

Agustín

Ella me quedó mirando con una expresión que me costaba descifrar, lo cual es raro porque generalmente podía hacerlo en un instante. El silencio entre mi pregunta y su respuesta que no llegaba, me estaba matando. Finalmente lo rompió un grito de alguien que nos llamaba a comer.

—Para —le dije al ver que intentaba pararse— ¿no me vas a responder primero?

—Ya sabes como se ponen si tardamos mucho, después hablamos —me pidió casi con una expresión de súplica

—Bueno dale —accedí no muy contento, no me parecía una pregunta difícil ni nada de otro mundo, así que no entendí bien su actitud, ya éramos una pareja aunque no tuviéramos título, quizás hace más tiempo del que podemos recordar

Nos sentamos juntos a la mesa, casi en la esquina contraria a nuestros papás, con los más jóvenes presentes. Más que nada porque Ángela quería estar cerca de los nenes que tanto amaba.
Como en cada encuentro, las cosas sucedieron así: aplauso para el asador y después el brindis.

—Y también brindo porque salga todo bien, que yo se que si —dijo mi mamá, tocando la panza de su amiga que estaba pronta a ser madre

—Esperen, yo quiero brindar por algo más —se paró mi papá y nos miró, Ángela y yo también nos miramos, con una expresión que nos dábamos a entender que sabíamos lo que se traía en manos, y lo queríamos matar de antemano— por mi hijo que se acaba de poner de novio ¿lo podemos felicitar? —rió y todos los demás presentes me miraron con sorpresa y empezaron a murmurar y aplaudir, como si hubiera ganado un trofeo

—¿Y quien es la afortunada Agus? —preguntó mi tía, y de reojo podía ver como Ángela estaba deseando desaparecer del planeta

"Eso" "Eso" "¿Quién es?" "¿Cómo se llama?" repetían sin dejar de mirarme.

—¡Pero que chusmas que son loco! —Ángela se levantó de la mesa y habló como fingiendo indignación, pero en realidad se notaba que estaba aguantando la risa, más que nada por la vergüenza que estaba pasando— soy yo ¿qué tanto? —se sentó nuevamente, y la mesa quedó en completo silencio

—No entendí si era en serio o en joda —se animó a murmurar una prima a otra

—Es en serio —le respondió Gloria, que llegó a escucharla, y en menos de una fracción de segundo teníamos a todo el mundo encima, felicitándonos como si fuéramos a ser padres

—Que valiente que soy viste —me dijo Ángela, al rato, cuando por fin estábamos comiendo tranquilos

—Mmm si —dudé— igual no sé por qué respondiste

—¿Eh? —me miró extrañada— vos no lo ibas a hacer y esto se iba a volver interminable

—Preguntaron quien era mi novia y vos todavía no lo sos —le dije mientras cortaba la carne, con mi mirada en eso

—Bueno, es lo mismo —se defendió

—No —negué con la cabeza y me acerqué un poco a ella— porque por ejemplo, yo ahora estoy soltero —me miró mal automáticamente, porque quizás se imaginaba por donde venía mi jugada— y podría preguntarle a mi prima... como se llama la amiga que trajo —miré a la chica con una expresión de que me gustaba, a propósito, y Ángela abrió la boca indignada

No me dijo más nada y siguió comiendo, como si realmente se hubiera ofendido.

—Te estaba jodendo, no te vas a enojar —la abracé por la cintura

Siguió sin responderme.

—Dale —apoyé mi cabeza en su hombro y recurrí a mi voz más tierna— no te bancas una vos eh