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— Jade ¿Estás bien? — Ella la miró con tristeza, la gótica se detuvo — Lamento lo que sucedió en el salón.

— ¿Porque te estás disculpando? Tu no fuiste la que puso esa fotografía

— Aún así me siento culpable

— Pues no lo hagas — Ambas bajaron la mirada

— Te traje algo — Tori sacó una pequeña caja de su mochila — Se supone que hoy sería nuestro aniversario y batalle mucho para conseguirlo — Ella se la entregó con una ligera sonrisa, Jade la tomó entre sus manos y la abrió.

— ¿Quieres que me sienta peor por haber terminado contigo? — Preguntó después de unos segundos.

— No — Hizo una pausa – Creí que te alegraría, se cuanto lo querías y nunca tuvimos tiempo de ir a comprarlo.

— ¿Quieres lastimarme? — Ella lo miró fijamente con los ojos cristalino — ¿Te estás vengando de mí por haberte cortado?

— ¿Que? No... Solo creí que — Agregó con tristeza — Es que te extraño mucho.

— Por favor no me hables ¿entiendes? — Ella comenzó a llorar — Yo también te extraño demasiado pero...

— Jade

— Necesito un poco más de tiempo para volver a ser amigas — Ella estira su mano devolviéndole aquella joya — ¿Bien?

— Entiendo

— Solo dame tiempo

— Por favor quédatelo — Tori bajo la mirada y tomó su mano — Lo compré especialmente para ti.

— Lo lamentó mucho

Ella continuó su camino dejando a Tori parada en medio del pasillo con aquel dije en forma de araña entre sus manos , todos los demás estudiantes la miraban.

— No llores Tori — Trina y Beck se acercaron, Tori rápidamente se abrazó de su hermana — Ven, salgamos de aquí.

— ¿Ya me dirás porque terminaron? — Beck llegó a la mesa con dos chocolates y un café para el

— ¿De que te sirve saber eso? El punto aquí es como hacer que vuelvan a estar juntas

— No — Agregó Tori — Jade jamás podrá perdonarme lo que le hice

— ¿Lo que le hiciste? — Pregunto el moreno con asombro — ¿Que fue lo que le hiciste exactamente?

— La engañe — Ella lo miró fijamente — La engañe con otra chica y se lo oculte.

— ¿La engañaste? — Dijo con sorpresa

— No puedes juzgarla — Trina le dio un golpe en el brazo — Tu menos que nadie puedes hacerlo.

— No la juzgó — El comenzó a sobarse — Solo me agarro de sorpresa.

— ¿Y porque todos creen que Jade te hizo algo malo?

— No tengo ni idea — Ella se puso de pie — Pero tengo que desmentir eso antes de que se la acaben.

— En verdad fue espantoso lo que sucedió en el salón

— Creo que necesito salir de aquí

— ¿Quieres que te lleve a algún lado?

— Solo quiero ir a casa Trina

Ambas chicas se pusieron de pie, dejando al moreno sentado, Trina se despidió de él con un beso.

— ¿Donde diablos estás? Helen te busca

— ¿Elizabeth? ¿Cómo demonios sabes que Helen me está buscando?

— Estoy en su oficina — Dijo mirando para todos lados, asegurándose de que nadie escuchara — Ella salió a hablar con su secretaria.

— ¿Que demonios haces en la oficina de Helen?

— Me enteré de lo que sucedió en tu salón — Dijo mientras tomaba uno de los dulces que estaban frente a ella — Vine a exigir justicia por ti

— Por favor. Lo último que quiero es que crean que soy una soplona — Ella tocó su rostro con desesperación — Ya tengo suficientes problemas aquí

— ¿Desde cuando te interesa eso? ¿No quieres vengarte?

— Por supuesto que quiero y lo haré. Pero no de esta manera.

— Pues lo siento Jade. Tu maestro llamo, agradece que no fue John quien contesto el teléfono.

— ¿Mi maestro? ¿Porque no pueden preocuparse por sus propios asuntos?

— ¿Sabes que eso es pornografia infantil? Es un delito muy grave — Al escuchar que Helen regresaba, ella se metió el dulce a la boca — Helen ya viene, apúrate antes de que se dé cuenta de que no estás en tus clases.

— Bien — Ella colgó el teléfono, tiro su cigarrillo que apenas llevaba por la mitad y bajo rápidamente hasta la oficina, donde Helen aseguró, gracias a los reclamos y amenazas de Elizabeth, que apoyaban a Jade completamente y que el responsable recibiría un castigo muy severo, además, le dio salida a Jade para que pudiera reponerse de la humillación recibida.

— Eso salió mucho mejor de lo que creí

— En cuanto mencionaste el dinero que mi padre donaba Helen no tuvo otra opción.

— Con dinero baila el perro — Sonrió

— Lamentó que salieras de tu trabajo para venir hasta aquí a arreglar mi desastre.

— Descuida, de todas maneras estaba en casa — Ella paro frente a su auto — Mi despertador no sonó esta mañana y cuando desperté ya era muy tarde, supongo que ya estarán buscando una nueva terapeuta en esa escuela — Ambas chicas se miraron con una sonrisa — ¿Segura que no quieres irte a casa? Ya tienes las faltas justificadas

— No, el irme solo hará creer a todos que estoy huyendo.

— Bien — Dijo con tono serio mientras tocaba su hombro — ¿Como te sientes?

— Estoy bien — Suspiró — No es la primera vez que una fotografía o video mío termina siendo visto por toda la escuela

— ¿De verdad? Todos en esta escuela son unos bastardos — Sonrió nuevamente

— Yo solía ser la más bastarda de todas

— Me alegra que ya no lo seas — Ella la miró, Jade no pudo evitar mostrar su cara más triste — ¿Que hay de Tori? ¿Aún no arreglan las cosas?

— Sigo trabajando en ello

— Buena chica — Ella se puso sus lentes de sol — Llámame si necesitas algo

— Gracias por haber venido

— Cuando quieras — Ella la abrazó, subió a su camioneta y arrancó velozmente.

En tu planeta me quedeWhere stories live. Discover now