CAPÍTULO 50

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DESCANSAR EN PAZ

París siempre estuvo ligada, de una u otra forma, al romanticismo. Sus plazas, sus edificios, sus jardines, más allá de la fuerte historia que trasuntan, descubren lugares interiores asociados ineludiblemente al amor. Basta con cruzar el pont des Arts con sus candados, que representan la unión indestructible de los enamorados. O el muro pintado por el artista Frédéric Baron en la plazoleta Jehan Rictus del barrio de Montmartre, que recoge la frase "te quiero" en más de trescientos idiomas. París era todo eso, y más, la reminiscencia de Desiree nublando la vista.

Su cicatriz en él.

Luego de la reunión en la sede central del grupo, Beltrán tomó en la terminal Grand Arche la línea uno para volver a la capital francesa y se bajó en la estación del Arco de Triunfo. Una vez allí, subió al mirador del arco, que brinda una vista panorámica de trescientos sesenta grados de la ciudad y sus alrededores. Se quedó varios minutos impactado por la espectacularidad, para luego descender hasta el nivel inferior con la idea de visitar el museo que explica la historia del emblemático monumento. Recorrió la llama eterna dedicada al soldado desconocido de la Primera Guerra Mundial y cruzó a pie hasta Champs-Élysées caminando en dirección del barrio St. Honoré.

Atravesó la avenida Roosevelt, luego tomó la avenida Matignon y siguió andando hasta llegar a Place Vendome, la vidriera de las joyerías más elegante del planeta, donde se detuvo unos minutos a contemplar la fastuosidad de los negocios. Se sentía relajado, había hecho bien las cosas, lo habían engañado y no era su culpa, sin perjuicio de lo ocurrido aquella noche fallida en que volcó con el alcohol.

El distrito de la Bastilla, donde se encuentra la plaza homónima que marca el nacimiento de Revolución Francesa, le recordó al west side de Nueva York,  al que conoció cuando viajó como asistente legal de unos de los socios del estudio jurídico en el que trabajaba. Los mercados callejeros no turísticos, los bares especiales de vino y los restaurantes le daban una entidad única al distrito que lo fascinaba. Se sentó a tomar una limonada en el famoso Le Pure Café, donde se filmó la película Antes del amanecer, protagonizada por Ethan Hawke y Julie Delpy, la que recordó con añoranza ya que era una de las preferidas de Olivia. Al día siguiente por la mañana iría a recorrer el Barrio Latino, los Jardines de Luxemburgo y el Panthéon; por la tarde asistiría a Notre Dame  y visitaría el Louvre, antes de partir hacia el aeropuerto para tomar el vuelo de regreso a la Argentina.

Habían sucedido en los últimos años un sinfín de historias, de relaciones y reacciones antagónicas en Beltrán que sedimentaron emociones de todo tipo, dolores exagerados por conductas incorrectas, pero que fundamentalmente lo habían dotado de armas concretas para llevar y afrontar la vida. A lo mejor fuera el tiempo de emprender algún tipo de camino en busca de Dios, si es que verdaderamente existía, para mantener abierta una ventana hacia la realidad y especialmente para preguntarle que recóndita razón tuvo para nunca abandonarlo ni quitarle fuerzas para sobrevivir al mundo tortuoso que le limaba continuamente toda capacidad de belleza. Había salido de varios, pero todavía permanecía en el interior de su laberinto, quizás el último de los primeros años pero no por eso menos complicado.

En unas semanas asumiría el nuevo presidente de la empresa en la Argentina, un ingeniero electrónico nacido en Lyon, de larga trayectoria y extrema confianza para el holding. El grupo resolvió hacer una profunda reestructuración en el país y por tal motivo decidieron enviar a un ejecutivo extranjero antes que designar uno local. Pero lo más importante de todo era que los franceses le ofrecieron una importantísima cifra en dólares que le permitiría vivir con comodidad por varios años, como resarcimiento por los daños sufridos y por los malos momentos vividos a raíz de la temeraria y artera conducta de la empresa que lo engañó y lo empujó, una y otra vez, al borde del abismo. Definitivamente, se había cerrado un capítulo en su vida.

Era hora de descansar en paz.

NOVIEMBRE ASTILLADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora