CAPÍTULO 53

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DOS SEMANAS ATRÁS (noviembre 2018)

Lola  conducía su auto en dirección a la casa de una amiga en Bariloche cuando la radio informó sobre el hallazgo del automóvil. Paralizada por el asombro primero y por el terror después, ahogó un grito de espanto y detuvo el vehículo sobre la acera derecha buscando tranquilizarse, en un vano intento de intentar comprender qué misteriosas razones depara el destino a cada uno de los seres humanos que transitan por el planeta. Por su parte, el juez Díaz Santillán recibió la inesperada noticia en la soledad de su despacho a raíz de la llamada de un  abogado.

Paloma fue un caso aparte. 

Se enteró cuando estaba terminando de almorzar en su casa y estalló en un alarido de dolor agudo y penetrante. Las piernas, que al principio parecieron ceder, finalmente la impulsaron en una carrera desenfrenada hacia el balcón de su departamento en busca de aire. El recuerdo del último encuentro con él, su expresión fría, casi inhumana, fotográfica, que la había llenado de culpa y retraimiento, ahora la martirizaba al límite de sus fuerzas. Asomó la cabeza por el balcón y, descartado el primer impulso de tirarse al vacío, ahogó un nuevo grito hasta correr por las escaleras lo más rápido que pudo antes de caer desplomada unos metros antes de la puerta de entrada del edificio.

El automóvil Peugeot 207  matrícula MMM917 perteneciente al  señor Beltrán Arraya,  había sido encontrado incrustado sobre la banquina del camino provincial de tierra que nacía en la ruta que cruza el desierto patagónico, acortando la distancia entre la localidad pampeana de Chacharramendi y Santa Rosa. El accidente se produjo el 30 de noviembre de 2016 en un inhóspito páramo  a doscientos cincuenta kilómetros de la capital de la provincia según informaban las radios del lugar .


("El automóvil circulaba a sesenta kilómetros por hora por el camino de tierra proyectándose hacia adelante en una recta interminable que moría en el horizonte. ..El paisaje desértico era desolador, sin movimiento, fuera de todo tiempo y espacio...)"

("La tormenta lo sorprendió al atardecer cuando aún parecía que la recta no hubiera de terminar en algún sitio concreto...")

("El tornado, esa nube monstruosa de polvos y desechos con carácter de embudo que se extendía por delante, arrasaba con todo lo que se le presentaba enfrente, de manera furiosa e implacable...")

("Le dolían los músculos del brazo y del cuello por el denodado esfuerzo que hacía para controlar la bola de acero indomable por el vendaval...")

Las primeras versiones brindadas desconocían fehacientemente las causas del accidente. Según los informativos, en las próximas horas se darían a conocer nuevos detalles sobre las extrañas circunstancias en que habría ocurrido el mismo, ya que el cuerpo del abogado fue encontrado deshidratado e inconsciente, en gravísimo estado de salud.

("En tres segundos apenas, sucedió...")

("El automóvil fue empujado violentamente contra el costado izquierdo del camino y cayó en una zanja de tierra seca de un metro de profundidad...fue lo último que escuchó antes de desvanecerse y perder la conciencia por completo durante un tiempo inmemorial...")

Trasladado en un avión sanitario desde la ciudad de Santa Rosa hasta Buenos Aires, luego de ser operado de urgencia, se encontraba en estado de coma inducido, con varias plegarias a cuestas.

("Despertó con los sentidos completamente aletargados, consternado por la percepción del accidente, dolorido hasta el límite..." )

("Estaba siendo cautivo del fatalismo de los orientales: no creía poder vivir muchos años más, si al fin y al cabo el límite aparecería recién con el final... y si este no existiera, no habría límite... luego, la caminata hacia la tenue luz de la casa en medio de la nada")

En especial, las plegarias de aquella mujer joven de piernas largas, que lo visitó una noche para secarle la cara lastimada con sus propias lágrimas.

("...pude vislumbrar por primera vez con nitidez los rostros, decididamente tenebrosos, de ese hombre y de esa mujer que habían transcurrido en la penumbra más absoluta durante todo el transcurso de la alucinación. Recién entonces entendí que no era miedo lo que sentía. Era el desasosiego inevitable que las pesadillas proponen durante su curso....ambos pertenecían a mi historial personal reciente...a los enigmas y a los acertijos...a las traiciones y a los pronunciamientos").

("Paloma, la bella abogada y su amante, el juez, observándome con natural desprecio, esbozando una última y diabólica sonrisa...")

("...y yo, crucificado en medio de la nada, los brazos abiertos y los pies cruzados en la improvisada cruz de madera, un pensamiento final antes de perderme definitivamente en la bruma que antecede al ansiado despertar").

NOVIEMBRE ASTILLADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora