CAPITULO 4

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BELTRÁN

Estábamos comiendo una hamburguesa al mediodía del día siguiente. La mañana del viernes se presentaba apacible y levemente cálida. El lugar no era muy grande y, a su modo, brillaba como un invernadero, lleno de plantas, flores y helechos de dudoso gusto.

Yo estaba gratamente sorprendido con la última novedad de mi amigo. Tommy había escrito un libro de cuentos sin decirle nada a nadie y en el último programa de radio leyó al aire la primera parte de la historia. Hablaba sobre los planes que tenía para el futuro, aunque no tuviera ninguno.

-Siento que me comprometo a fuego con las historias de los chavales que invento a través de las cuales seguramente trasplanto mis propios miedos, mis inseguridades. Intento ser una especie de paisajista de la soledad de todos nosotros y para eso apelo a mi imaginación para que los cuentos sean provocadores y crudos, te movilicen, te obliguen a pensar más allá del smartphone .

-Desde que te conozco nunca creíste mucho en el género humano. Menos todavía de aquel que  no usara el celular.

-Sí, es verdad. Por eso siempre tomo partido sentimental por los personajes que invento y los dibujo a mi manera, no como realmente son. Es la única forma de entender que las personas son algo más que una serie de reacciones químicas.

-Presiento que la partida de Laura te hizo mierda, son todas evocaciones al desamor que te invade.

-No creas...aunque te reconozco que también por eso escribo – respondió en alusión a la última chica con la que estuvo saliendo que regresó a Santiago de Chile.

- Probablemente sería mejor de tu parte guardar silencio en vez de escribir- le dije para joderlo. Por momentos, la pose de intelectual medio lúcido y medio berreta de mi amigo me rompía las pelotas. Especialmente cuando hablaba como un español. A él no le importaba que le dijera que era un snob.

-Creo mucho en la literatura porque ya no creo más en Dios ni en la existencia de una inteligencia superior. Debo ser honesto conmigo mismo. La necesidad de escribir cuentos hace que lo haga con más sinceridad que prolijidad. Supongo que eso tiñe lo que hago de ciertas dosis de autenticidad, aún reconociendo que me equivoco seguido o que hay argumentos flojos en los relatos más largos.

-Bueno, a lo mejor algunas veces escribís tan largo porque no tenés tiempo para hacerlo más corto -argumenté serio aunque era obvio que lo seguía jodiendo.

- El dolor siempre resulta una fuente de inspiración que no condiciona para nada la extensión del relato -replicó como si no me hubiera escuchado, mientras acudía a su mente la figura de un  padre ausente y la de una madre que a menudo se esfumaba cuando era chico para que pudiera gozar de una libertad inconveniente.

O'Hara tenía un notable sentido del humor, agudo y creativo, que usaba como habitual mecanismo de resguardo para las grietas que se encontraban en su interior. Con él, los silencios jamás generaban incomodidad. Por eso no se bancaba las sociedades del bienestar basadas en la igualdad, típicas de los países nórdicos de Europa, en las cuales todo era orden y cualquier pensamiento fuera del consenso general era considerado reaccionario o extremista.

-En la editorial calculan que en un mes publicarán el libro. Será una tirada corta de ejemplares, no más de mil.

-Bien ahí. Espero que me regales y me dediques el único que se pueda leer.

-Que decís, forro. Hablo en serio.

-Yo también.

-Publicar no me enloquece en absoluto. La verdad es que a mí lo que me gusta es escribir, claro que la literatura es algo tan ligado a la moralidad de cada persona que por eso hay pocos abogados escritores de novelas o cuentos. Y esos pocos son decididamente malos -indicó devolviéndome los palitos que le había arrojado- Se necesita una sobredosis de sensibilidad para escribir un libro como éste, como el que se le debe a una mina que te parte la cabeza. No creo que lo entiendas, da igual. En el futuro imagino escribir sobre los sueños y fundamentos de la ciencia ficción clásica basada en la cultura del movimiento maker, relatos sobre androides y personajes ciberpunks, esas cosas.

NOVIEMBRE ASTILLADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora