Capitulo 2

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Viernes. Eran las 8: 40 de la mañana cuando Christopher llegó al restaurante Solea. Un mesero lo llevó hasta su mesa. Estaba lista, para dos personas. El mesero retiro la silla y Chris tomó asiento.

- Buenos días, señor, ¿algo de tomar? - preguntó el mesero.

-Sólo un café, gracias - respondió Chris.

El mesero grabateó algo en su pequeña libreta y se alejó de la mesa caminando lentamente. Chris miró su reloj. Maravilloso, faltaban 15 minutos para que su viejita llegara. Bueno, no tenía mucho que hacer así que decidió admirar el paisaje.

Claro que en un restaurante no había mucho que observar, hasta que sintió una mirada sobre él. Cuando levantó la vista se encontró con que una mujer lo miraba de cuando en cuando, con sonrisas coquetas y jugando con su rubio cabello. En ese momento el mesero obstruyó el contacto visual cuando le llevó el café a Chris.

Cuando volvió a ver a la rubia, ella lo seguía mirando discretamente por el rabillo del ojo. Chris le pusó un poco de leche y azúcar a su café con la mirada fija en ella. La mujer volteó abiertamente, sonrió y le guiñó un ojo. Chris solante levanto su café a modo de saludio y dio un trago, sin desepegar la mirada de ella.

- Si ya terminó de estar coquetando ¿puedo sentarme? - pregunto una voz femenia a su lado.

Chris se atragantó con el café, pero se puso de pie inmediatamente. Cuando miró a la joven que estaba a su lado se quedó anonadado. Sus ojos escrutaron cada centímetro de su cara, su sedoso cabello rojo que le caía por los hombros y sus... - No estaba coqueanto - logró al fin decir.

- No, claro que no - dijo ella dándole por su lado - ¿puedo sentarme?

- Aunque me encantaría compartir la mesa contigo, me temó que no puedes - aclaró él.

- ¿No es usted el Licenciado Uckerman?

- Si, soy yo pero estoy esperando a.... -.

- A mi - dijo ella terminantemente interrumpiendolo.

La mirada de Chris la recorrió por completo. Tratando de no demorarse mucho en su escote, miró su vestido floreado, su blancas piernas y sus sandalias. Después de su riguroso examen volvió a mirarla a los ojos.

- No, creo que no, señorita. Yo espero a una pintora mayor.

- Si con mayor se refiere a una gran pintora entonces, gracias.

- No, yo hablo de una persona de la tercera edad.

- ¿Acaso parezco una mujer de la tercera edad? - La voz de dulce estaba teñida de indiganción.

- No, por supuesto que no. Yo no dije nada así - se apresuró a aclarar Chris.

- Acabas de decir que estabas esperando a una mujer de la tercera edad cuando me esperas a mí.

- ¿Tú... tu eres Dulce? - preguntó un poco anonadado.

- Si, yo soy - Chris no dijo nada - ya puedes cerrar la boca, eh.

Instantanemente Chris reaccionó, rodeo la mesa y retiró la silla para que Dulce tomara asiento. - Perdón, es que... me dijeron que era una mujer mayor, simplemente no me esperaba a alguien como tú. Sientate por favor.

- Gracias - pasó frente a Chris y el aroma de su perfume se quedó grabado en su memoria.

Chris volvió a su lugar y se sentó. No hizo nada, no habló ni se movió. Solo se dedicó a abservarla.

- Si ya terminó con su examen sobre mi persona, ¿podemos empezar con mi problema? - sintiendose un poco incómoda ante el escrutinio de Chris.

- ¿Puedo hacerte una pregunta antes de cualquier cosa? - ella asintió - ¿Porque hiciste una cita a tan temprana hora?

Esa pregunta no era para nada lo que ella esperaba - Pues porque tengo que desayunar, además, no tengo un horario bien definido y esta es la única hora a la que podía - Dulce tuvo la sensación de que Chris no había escuchado ni una palabra de lo que dijo - este... ¿podemos comenzar?-.

-¿Qué?... Ah, si, claro, claro. Voy a llamar al mesero para ordenar.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora