Capitulo 71

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Los días siguieron pasando... y Chris estaba firmemente decidido a no encontrarse una vez más con Dulce. Y eso, lo estaba matando.

A pesar de que todo transcurría con aparente tranquilidad y normalidad, algo había cambiado y todos lo sabían, sólo que no lo querían hacer notar.

Los primeros días Alfonso se la pasaba de malhumor, Chris y Derrick decidieron no meterse con él mientras siguiera así. Chris estaba todo el día solo, de la casa a la oficina y de la oficina a la casa, fuera de eso nadie sabía algo más de él. Y Derrick, bueno él por cautela decidió no meterse en el problema, pero le había dejado bien claro a Chris lo que pensaba sobre el asunto a pesar de que no tenía nada que ver con él. Para Derrick, Chris era un idi0ta por dejar ir a Dulce.

Dos semanas después...

Alguien tocaba la puerta. Chris gruñó, por qué demonios tenían que ir a molestarlo. Se puso la almohada sobre la cabeza e intentó ignorar los golpes.

Pero, al parecer la persona que estaba afuera estaba decidida a hablar con él. Con pesar se levanto de la cama y fue a abrir.

- ¡Caray! Pensé que nunca ibas a abrir - Annie estaba parada enfrente de su puerta con las mulestas -. ¿No me vas a invitar a pasar? Creo que no sabes lo incomodo que es caminar así, no se diga subir escaleras.

- Claro, Annie, pasa. - Se hizo a un lado y la dejó entrar, en cuanto pudo ella se dejó caer sobre un sillos. - ¿Puedo preguntar que haces aquí? ¿Alfonso vino contigo?

- No, vine sola. Creo que Alfonso no es la persona más indicada para el tema de conversación que quiero tocar.

- Annie, por favor no...

- Sí, Chris, aunque no quieres tenemos que hablar de Dulce... ¿qué demonios esperas para ir a buscarla? Ya pasó un mes. ¡Un mes, Chris!

- No puedo.

- Sí puedes, y también lo quieres, así que no entiendo porque no...

- Por culpa, la culpa no me deja vivir - la interrumpio -. Me sientó mal por haberle fallado a Alfonso, un error que no puedo arreglaro... pero eso no quita que no sienta culpa por Dulce, por no hacer nada por ella, por dejar simplemente que se fuera. Estoy fallando... con los dos.

Annie le dio un apretón en la mano. - Cuando... cuando nos dijiste que te ibas a casar son Lorena, Alfonso fue el primero en poner el grito en el cielo. No había que ser un genio para darse cuenta que esa mujer no es para ti, pero Dulce sí lo es y Alfonso lo sabe.

- ¿Cómo lo va a saber si se acaba de enterar? - preguntó él incredulo.

- Porque te vio, ¿acaso no te preguntó muchas veces por esa chica misteriosa que te hacía tan feliz? Chris, él lo sabe... sólo que es demasiado estricto con las reglas, igual que tú, si no fuera así no te sentirías culpable. - Chris no dijo algo. - Mira, Alfonso no es tu papá, ni necesitas pedirle permiso para hacer algo. Sólo habla con él, dile lo que sientes y él te va a entender.

- No creo...

- No tienes que creer - dijo terminantemente Annie -, solo hablar con él. - Chris se volvió a quedar callado, Annie suspiró. - Bueno, al menos promenteme que vas a pensar en lo que te he dicho.

- Te lo prometo.

Ella le dio otro apretón en la mano y sonrió. - Bien, me tengo que ir. Alfonso no sabe que vine y no quiero que se entere. - Se puso de pie con ayuda de Chris y él la acompaño hasta su carro, había un chofer esperandola. Antes de subirse al carro lo abrazó. - Te quiero, Chris, y Alfonso también y sólo queremos que seas feliz. Adios.

Una semana después...

Alfonso iba caminando por el pasillo hacia una pequeña sala. Así que pudo ver perfectamente como Chris se dejaba caer en uno de los sillones y abría el periódico.

Se acercó silenciosamente a él, se dió cuenta de que no estaba leyendo, solo miraba el periódico.

- Hola - dijo quedamente.

Chris alzó la vista rápidamente. - Hola... este, ya me tengo que ir.

- ¿Pero no te acabas de sentar a leer el periódico?

- Sí, pero no hay nada interesante - se levantó, arrojó el periódico sobre la mesita de la sala - adios - y se fue.

Alfonso miró el periódio que Chris acaba de dejar. Lo hojeo, después descubrió que era lo que había visto Chris. Era una foto de la pintora... la pintora, se rió todavía la llamaba la pintora a pesar de que sabía que se llamaba Dulce. Leyó la nota.

Se dio cuenta de la verdad: su mejor amigo estaba enojado con él, a pesar de que no quería mostrarlo. Se había equivocado.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora