Dos semanas después...
- May, habla con Dul. No está bien, pero no me quiere decir que pasa - le pidió Cristian a May. - Nunca la había visto tan... no sé... ni siquiera después de sus problemas con Víctor estaba así.
- Ok, voy a hablar con ella - le aseguró May.
Fue hasta la habitación de Dulce y tocó la puerta suavemente.
- Dulce, ¿puedo pasar? - no contestó - Dulce. Dulce...
Decidió entrar. La vio sentada frente a un taburete, pintando.
- ¿Cómo estás, Dul? - preguntó suavemente May.
- Bien - contestó ella quedamente.
- No se ha puesto en contacto contigo, ¿verdad? No te ha llamado ni nada, ay Dulce...
- No te lamentes por mi, May, estoy bien... estoy pintando - dijo con una triste sonrisa.
- No has salido en dos semanas, te la pasas aquí pintando.
- ¿Cómo sabes? - preguntó sorprendida.
- Cristian y yo hemos estado muy al pendiente de ti, nos preocupa que te quedes aquí recluida.
- No estoy recluida, estoy pintando. - Movía el pincel sobre la tela con una pesades deprimente.
Hubo una larga pausa. Dulce mezclaba colores y May la miraba acongojada.
- ¿Por qué no lo buscas tú?
Bueno, para eso sí que no tenía una respuesta. ¿Por qué no lo buscaba ella? No tenía que ser necesariamente en la oficina, fuera de ella Chris era una persona como el resto de la humanidad, así que, ¿por qué no lo buscaba?
Miedo.
Esa era la respuesta, no lo buscaba porque tenía miedo de lo que implicaba que se vieran las caras. Tenía miedo de que la rechazara, tenía miedo de aceptar que tenían algo más, de dejar sus sentimientos y su corazón abierto y que él no lo hicera, tenía miedo.
¿Por qué? Se preguntó. ¿Por qué tenía miedo ahora? Chris siempre le había parecido un hombre excepcional, solo que la única que vez que ella necesitó que el fuera un caballero andante de brillante armadura, él se quedó callado.
Y ella lo odiaba por eso, por aceptar tan sumisamente lo que había pasado. Y se odiaba a ella misma por la misma razón, tampoco había hecho algo para cambiar las cosas.
- Simplemente... no, no funcionaría - dijo al fin contestando la pregunta de May.
- Ha funcionado muy bien hasta ahora. Desde el primer día.
Silencio.
- Mira Dul, te dejó un idi0ta, no eres la primera ni la última mujer a la que le pasa eso. Tienes que superarlo.
- No es tan fácil como decirlo.
- Sí lo es, no me gusta nada que te quedes aquí recluida.
- No estoy recluida, estoy pintado.
- Sí, claro, pintando. En dos semanas no has pasado de eso - señaló el cuadro - solo mezclas colores y ya. Eres una gran pintora, explota tu talento.
Dulce no dijo nada.
- Dul, ahora es cuando... ya no tienes a Víctor molestándote y nadie que te quite el tiempo, tienes que superarlo, distrayendote: pintando es la mejor solución.
- Pintar necesita paciencia.
- Pues yo no la tengo. Mira, lo que vamos a hacer es: tú te vas a quedar aquí, dedicada en cuerpo y alma a tus cuadros, todas las ideas que tengas las quiero ver en un lienzo...
- Sí, pero..
- No, espera dejame terminar. Christian y yo, mientras tanto nos vamos a dedicar a buscar una galería donde puedas exponer tus cuadros.
- Pero no tengo el dinero..
- Por eso no te preocupes, cuando vendas tus cuadros ya nos lo pagarás.
- Gracias - dijo en voz baja.
- De nada. Solo espero que te pongas a trabajar cuanto antes.
- Por supuesto...
- Lo digo en serio Dul. Quiero que tus pinturas se expongan a mas tardar tres semanas.
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Seduciendo A Un Caballero
Teen FictionPara todos Christopher tenía una vida perfecta, no le hacia falta nada. Tenía una exitosa carrera, una casa increible, un carro ultimo modelo y una novia hermosa. ¿Qué más podía pedir? En pocas palabras era un caballero perfecto. Hasta que un día an...