Capitulo 4

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Definitivamente este había sido el fin de semana más largo de su vida. Había odiado cada maldito segundo. Parecía que pasaba una eternidad entre cada hora. Nunca hubiera pensado que estaría tan... tan... entuciasmado con la ide de volver a ver a Dulce, pero la verdad es que lo anhelaba más a cada segundo que pasaba.

Ahora, por fin, cuando estaba en su carro buscando la dirección de Dulce, no quería parecer ansioso, pero se moría de ganas de pisar el acelerador a fondo.

Por fin dio con la dirección. Tenía que admitir que le emocionaba la idea de estar en la casa de Dulce, era una forma de conocerla mejor... un momento, para que quería conocerla mejor, en menos de 15 días nunca más la volvería a ver. Con paso firme pero tranquilo, bajo del carro y se dirigió a la puerta.

Tocó el timbre, esperó un poco, pero la puerta siguió cerrada. Volvió a tocar, nada. Esperó más tiempo, pero ahor golpeó la puerta.

- Ya voy - escuchó la voz femenina amortiguada desde el interio. Un minuto más tarde la puerta se abrió y Chris se encontró con una Dulce particularmente desarreglada.

Él no dijo nada, se limitó a mirarla. Iba descalza, decidó que tenía unos pies encantadores y unas pantorrillas increibles, su mirada siguió subiendo. Al parecer no iba muy vestida, pues sólo llevaba una bata color fiucsa, ceñida a la cintura y a sus senos. Siguió subiendo. Su cuello delgado, frágil y perfecto. No tenía ni una pisca de maquillaje, aún así no podía decir que se veía mal. Y estaba completamente despeinada, obviamente antes de abrir la puerta había tratado de peinarse con los dedos pero no lo habia conseguido. A penas se había levantado de la cama... y pensándolo bien, tenía el mismo aspecto de una mujer que acababa de salir de la cama después de haber pasado una apasionante noche con un hombre.

El estómago le dio un vuelco; francamente esperaba que no hubiera sido así.

- ¿Qué hace aquí? -preguntó ella.

- Tenemos una cita ¿recuerdas? - por primera vez se percato de que ella le hablaba de usted.

Ella lo miró e inmediatemente se llevó una mano a la frente.- Es lunes... perdona, pasa por favor - Chris entró sin decir palabra - sientate por favor, no me tardo, voy a cambiarme.

- No es necesario - replicó él - tampoco es un crimen que estés en tu propia casa en bata.

- No, supongo que no... en ese caso ¿quiere café?

- Sí, gracias.

Dulce desapareció en la cocina y Chris se dedicó a examinar su casa. La verdad es que no era lo que se imaginaba. Pensó que su casa sería más excéntrica, y que ella sería un poco más extraña, pero no. Su casa estaba ordenada, no podía decir que adoraba la limpieza, mas no era un completo desastre.

Una puerta entreabierta detras de él le dio curiosidad. Ahí si se veía un completo desastre. Miró hacia la cocina, no había señal de Dulce. Fue hasta la puerta, se asomo un poco y pudo ver un cuarto lleno de cuadros, algunos preciosos y otros no estaban terminados.

- Ya está el café - sonó la voz de Dulce detrás de él.

Chris se giró enseguida. Se sintió como un niño descubierto mientras espiaba algo.- Perdón, no quería... - no terminó la frase más por no saber que decir que por llenar el silencio. Afortunadamente para él Dulce habló.

- No se preocupe, algunos artistas son muy celosos, pero yo no. ¿Quiere verlas? -

- ¿Qué?

- Mis pinturas.

- Ah... este... no, mejor dediquemonos a... -besarnos apasionadamente, pensó Chris, sin embargo dijo: revisar esos papeles.

Dulce sintió una ligera desepción cuando él se negó a ver su trabajo. Pero se aclaró la garganta y dijo: sí, tiene razón. Voy por ellos.

Dulce subió corriendo las escaleras, y Chris sintió la imperiosa necesidad de seguirla.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora