Capitulo 21

4.4K 225 3
                                    

Lo estaba besando. Dulce se había puesto de pie, fue hacia él y lo estaba besando. Chris nunca había esperado que Dulce hiciera algo como eso. Usualmente las mujeres con las que salía esperaban hasta que el tomará la iniciativa, pero Dulce... bueno, Dulce era simplemente única.

Una debil voz en su cabeza le decía que no le correspondiera el beso, sabía perfectamente que eso estaba ma, que no debería permitir que ella se quedara en su casa y sabía que Alfonso lo mataría si llegaba a enterarse, por relacionarse con una cliente.

Pero a quién le importaba lo que Alfonso hiciera si estaba a punto de irse a la cama con una mujer hermosa. No se había sentido tan exitado desde... pues, desde hacía dos horas que también estaba besando a Dulce. Tenían química sexual ¿para qué seguir negándolo?

Y con ese último pensamiento la tomó entre sus brazos y la presionó contra sí. Le correspondió el beso, lo profundizó y ella le contestó con la misma pasión y necesidad que él sentía.

Se agachó un poco y pasó un brazo por detrás de las rodillas de Dulce, y la cargó en sus brazos. Ella no paró de besarlo ni un solo momento, y Chris se encargo de llevarlos al único lugar donde sabía que los dos querían estar: la cama.

Con mucha delicadeza la colocó sobre la cama, y se pusó sobre ella sin dejar de besarla. Las manos de Dulce vagaron por el torso de Chris buscando los botones de su camisa. En cuanto los encontró, no tardó más de un minuto en deshacerse de ellos, le quitó la camisa y la aventó a algún lugar de la habitación.

Chris trazó un camino de besos desde los labios de Dulce hasta su ojera. Ella se estremeció al sentir el aliento de Chris. Los besos bajaron poco a poco derrochando sensualidad, besandole por completo el cuello, acariciando sus hombros y disfrutando del contacto de su suave piel.

Mientras que Dulce se esforza por desabrocharle el cinturón y los pantalones a Chris, pero dejó de pensar cuando sintió la calida humedad de su boca cerrandose sobre uno de sus pezones, y quedó completamente a merced de él.

Sin darse cuenta Chris ya le había quitado la bata y seguramente había terminado junto con su camisa. Ahora lo único que le importaba era sentir los labios y la lengua de Chris sobre sus senos, sobre sus pezones que rogaban por más y más caricias. Se arqueba contra él suplicando más y mientras el se saciaba con uno de los tenzos botones y mano exitaba al otro hasta el límite.

Chris le chupa y lamía los senos como si su vida dependiera de ello, los rodeaba con su lengua suave y sedosa y los besaba. Los mordía con suavidad y tiraba de ellos con delicadeza. Y lo único que Dulce podía hacer era suplicar por más y gemir de placer.

Dulce estaba impresionada. Ese hombre era capaz de llevarla al extasis total solo con una caricia y en ese momento que sus boca hacía que se sometiera por completo a él, lo último que quería es que el dejara de tocarla.

Jamás se había sentido tan exitada. Podía sentir su vagina caliente y humeda, se derretia por Chris, podía sentir como un fuego líquido se formaba en su vientre y bajaba hasta su vagina, diciendole que estaba lista para más.

Un gran gemido se escapó de sus labios cuando sintió a Chris que soplaba entre sus piernas. Después volvió a arquear su espalda al sentir la lengua de Chris recorriendo los suaves y mojados pliegues de su sex0. Saboreandola de arriba abajo, de un lado a otro. Succionando y presionando su clítoris, llevando a la cima del placer.

Entonces se tensó por completo, y llegó al clímax. Empezó a retorserse sin poder evitarlo, disfrutando por completo de la sensación de llegar a un maravilloso orgasmo.

A penas se estaba recuperando cuando sintió a Chris colocarse encima de ella. Le separó las piernas y ella lo siguió en cada movimiento que hizo. Cuando se sumergió en ella ambos soltaron un suspiro de puro placer.

Y Chris comenzó a moverse dentro de ella. Saliendo y entrando. A veces rápido, otras veces más lento, sencillamente disfrutando el momento. Las caderas de Dulce rápidamente se adaptaron al ritmo que marcó Chris, y con cada estocada salian al encuentro con él.

Pero cada embite era fuerte, marcado por la necesidad de ambos. Pronto la habitación se lleno de gemidos y gruñidos. Sus cuerpos bailaban una danza de pasión a lo cual se adptaron y seguían los pasos de maravilla.

Con la última estocada, la más fuerte y profunda Dulce volvió a tensarse y empezó a retorserse bajo el duro cuerpo de Chris. Y él también llegó al clímax, sintió como se corría dentro de ella. Y se dejó caer con suavidad sobre Dulce.

Los gemidos fueron reemplazados por las respirasiones jadeantes de ambos. Chris se quitó de encima de Dulce y se acostó a un lado de ella. Poco a poco las respiraciones regresaron a su ritmo natural hasta que los dos se quedaron profundamente dormidos.

Chris se despertó y miró a su alrdedor. Todavía estaba oscuro, miró el reloj, eran las 5 y 30 de la mañana. Volvió a apoyar la cabeza en la alomohada, todavía podía dormir un rato más.

Cuando miro hacia abajo se encontró con su compañera de cama, quien lo abrazaba por la cintura, y él la rodeaba con un brazo. Su largo cabello rojo contrastaba con lo blanco de las sabanas. Sonrió al recordar la noche que habían pasado. La sintió removerse un poco y abrazarse más a él. Chris hizo lo mismo, la atrajó más contra síi y volvió a quedarse dormido.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora