Dulce y Christopher se encontraban sentados en una mesa de un restaurante no muy lejos de la galería que acaban de visitar. Pero después de que Dulce le dijo al encargado que luego le comunicaría su decisión estaba muy callada y eso no le gustó para a Chris.
- ¿Te gustó la galería? - preguntó con precaución.
- Sí, es un lugar excelente.
- ¿Digno de exponer tus cuadros?
- Claro, me encantaría poder exponer mis cuadros en un lugar así...
- Pero... - se anticipó Chris a lo que iba a decir Dulce.
- Pero, no puedo rentarla, no está dentro de mi presupuesto.
- Así que eso es lo que te tiene tan callada: el dinero. No tienes por que preocuparte. Sabes que te voy a ayudar en todo.
- No, Chris. No voy a permitir que uses tu dinero en esto. Sé que ser pintor no es una carrera rentable, pero me encanta serlo. Ya veré donde puedo exponer mis pinturas.
- Ya. ¿Y me vas a hacer a un lado?
- No te hago a un lado. Simplemente esto es algo que quiero hacer yo sola. Víctor siempre se encargaba de estas cosas...
- Señor - dijo una vocecilla infantil detrás de Chris, él se hizo a un lado y una niñita apareció con una canasta llena de rosas en una mano y de la otra estaba toma de la mano de su madre -, ¿no quiere una flor para su novia?
Chris le pagó a la niña y ella le dio la flor a Dulce. Ella olió la flor e inmediatamente arrugó la naríz y alejó la flor de ella, dejándola en la mesa.
- Tiene un olor un poquito fuerte. Creo que me va a marear.
- Oh! Perdoné, señora - dijo la madre de la niña con las rosas - ¿puedo preguntar como se va a llamar?
- ¿Qué? ¿A llamar quién? - preguntó Dulce confundida.
- El bebé, cómo se va a llamar el bebé.
- ¿Cuál bebé? Yo no tengo ningún bebé.
La señora sonrió con ternura. - No, lo está esperando. Sí es tan sensible como para que una rosa la maree es porque seguramente usted está embarazada.
Dulce abrió los ojos como platos y fijo su mirada en Chris. Los dos estaban atonitos.
- No, no puede ser... yo no...
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Seduciendo A Un Caballero
Teen FictionPara todos Christopher tenía una vida perfecta, no le hacia falta nada. Tenía una exitosa carrera, una casa increible, un carro ultimo modelo y una novia hermosa. ¿Qué más podía pedir? En pocas palabras era un caballero perfecto. Hasta que un día an...