Capitulo 38

3.7K 187 2
                                    

- Oh dios mio - dijo Dulce -, esta casa es preciosa. - Dijo mirando por todas partes la casa. -¿De quién es? ¿Quién te la prestó? - Ella estaba verdaderamente maravillada.

- ¿Quieres que te diga la verdad? - preguntó con cautela Chris.

- Sí, claro, por supuesto - y tomó a Chris de la mano para correr al interior de la casa. - De verdad que es preciosa, voy a adorar estar aquí todo el fin de semana. - Se calló un momento y miro a Chris -. ¿Y bien, quién te la prestó?

- La casa es mia, Dul - dijo serio.

- ¿Es tuya? Pensé que me habías dicho que te la habían prestado.

- Eso dije. No quería que te sintieras como si yo estuviera en mis dominios y tú no.

- ¿Qué? - No entendía que había dicho Chris -. ¿Crees que no me voy a sentir cómoda en una casa tan bella como esta? - Chris asintió. - Obviamente, no tienes el gusto que tiene una artista - se señaló con su mano -, mientras encontremos algo estético, con arte, bello, nos vamos a sentir comodos. - Enmarcó el rostro de Chris entre sus manos y le dijo un tierno beso. En un susurro le dijo -: ¿Por qué no mejor me enseñas el resto de la casa y hacemos lo que vinimos a hacer?

- ¿Disfrutar el fin de semana? - terminó Chris por ella, mientras pasaba uno de sus brazos por la parte posterior de las rodillas de Dulce para poder llevarla en brazos hasta el cuarto.

- Absolutamente - consedió Dulce, mientras le rodeaba el cuello con los hombros y lo besaba tierna pero apasionadamente.

- ¿Estas feliz? - preguntó Alfoso a Annie mientras se despedía de ella.

- Mucho, pero un mes exactamente seré la mujer más feliz del mundo - lo abrazó - y tendre al esposo más maravilloso del mundo. - No espero a que Alfonso le contesara y lo besó.

- Por favor, Mariana, solo quiero su teléfono - suplicó Derrick - por favor.

- Disculpeme Licenciado, pero no puedo. Lo juro, el Sr. Christopher me prohibió darle cualquier información sobre la señorita Dulce. Y el Sr. Alfonso tampoco me dejaría hacerlo. De verdad no puedo ayudarlo. Si lo hago me voy a meter el problemas.

- Chris escogió bien, una secretaria muy leal. Esta bien, esta bien - se rindió - por esta vez dejare de insistir, pero solo piensa que si me das su teléfono harías a un hombre muy feliz - le sonrió enigmaticamente.

- De verdad no puedo hacerlo - dijo disculpandose con una sonrisa.

- ¿Te gusta? - le preguntó Chris a Dulce mientras la abrazaba por detrás y le besaba el cuello.

- Me encanta, se ve increible, todo es tan... natural, tan bello, tan armonioso.

El último piso de la casa, donde estaban era un veradero paraíso. Las luces que había tenían baja intensidad, las telas se gaza que eran arrastradas por el viento que formaban una pequeña tienda y el cielo lleno de estrella creaban una atmosfera perfectamente romantica.

- ¿Quién lo decoró? Tengo que felicitar a esa persona.

Por la mente de Chris pasó la imagen de Lorena que le pedía una y otra y otra vez que se dehicera de la tienda, las luces y las plantas para poder construir un gimnasio.

- Mi madre, ella fue quién lo decoró. Yo me la pasaba aquí, jugando, cuando era niño.

- ¿Dónde está ella ahora? - preguntó Dulce.

- Viajando, es algo que le encanta hacer, y a mi me gusta que lo haga. Si ella es feliz yo también soy feliz.

Dulce se giró entre sus brazos y lo abrazó. - Es un lugar muy romantico, perfecto para hacer....

Pero antes de que Dulce pudiera terminar lo que estaba diciendo, Chris bajo su cabeza y fundió sus labios con los de ella. Lo siguiente que supo Dulce fue que estaba recostada contra los camastros que había en la terraza y que esa noche fue perfecta para ella, porque Chris y ella habían pasado la noche entera amandose.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora