Capitulo 84 Final

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Y Dulce descubrió que, efectivamente, Chris no había mentido: no había ni un sólo mueble en el resto de la casa y pensó que la habitación principal que compartirían sería diferente pero no. También esta vacía excepto por la cama que estaba contra una de las paredes. Estaba cubierta por un por un edredón y unas sábanas color perla.

- ¿Lista para la noche de bodas? - le preguntó Chris.

- Por supuesto - contestó ella.

Se abrazaron mutuamente, unidos por cálido abrazo se besaron dulcemente, saboreando al ser amada, disfrutando de cada centímetro de su tierna boca.

Dulce abrazaba a Chris por el cuello para acercarlo lo más posible a su cuerpo, no quería que se alejara. Y Chris la abrazaba por la cintura, intentando lo mismo. A pesar de que sus cuerpos se tocaban desde las rodillas hasta la boca, sentían que no estaban lo suficientemente cerca.

Entonces una mano de Chris se deslizó hasta el final de su espada y la presionó contra su ingle. Dulce pudo sentir a través de la tela que separaba su piel de la de él, la dureza y calidez de su miembro deliciosamente erguido. De pronto la otra mano ya no la sintió en sus cintura,se movía poco a poco hasta su seno y por donde pasaba dejaba un rastro de fuego. Cuando por fin alcanzó su objetivo y acarició el pecho de Dulce, ella rompió con el beso.

- ¿Qué pasa? - preguntó él sorprendido por su reacción, ya que Dulce se alejaba de su abrazo.

- Nada, sólo que... siempre eres tú el que me hace el amor, me gustaría poder hacértelo yo esta noche.

Las palabras de Dulce estaban tan llenas de amor, lujuria y deseo que Chris no pudo resistirse a tan tentadora oferta.

- Soy todo tuyo, mi amor.

Dulce se acercó nuevamente a él, levanto sus cabeza y acercó sus labios a los suyos, pero no lo besó, simplemente estuvo ahí, tentándolo y antes de que él pudiera materializar el beso, ella se alejo de él.

- Soy yo quien tiene el poder hoy, ¿no? - dijo Dulce, pero no esperó a que le contestara -. Bien, desnúdame, Chris.

Con absoluta reverencia Chris se colocó detrás de ella y lentamente deshizo el cierre del vestido de novia, acariciándola con sus dedos suavemente mientras lo bajaba y besando su nuca para lograr que ella se estremeciera.

El vestido no tardó en formar un círculo de tela a los pies de Dulce. Chris la ayudó a salir de él. La llevó hasta la cama y la incitó a sentarse, él se hincó frente a ella. Levantó uno de sus pies y lo colocó sobre su rodilla y con lentitud insoportable empezó a quitarle las ligas a Dulce, disfrutando del suave contacto de su piel suave contra sus dedos callosos y por supuesto besando cada pedazo de piel expuesto.

Lo siguiente en desaparecer fue las bragas de encaje que Dulce llevaba, y después el brassier. Pero antes de que Dulce pudiera reaccionar seducida por sus caricias Chris tomó uno de su pezones en su boca. Lamiendo la sensible punta Dulce se dejó caer sobre la cama y el se colocó encima de ella. Un pezón era consentido por su boca, mientras su mano se encargaba de atender al otro, acariciarlo hasta que ella gritara de placer. Cuando sintió los dientes de Chris mordisqueando su pezón ella dio un gemido de placer pero lo empujó por los hombres.

- Espera, tenemos un problema - le dijo Dulce.

- ¿Cuál?

- Yo estoy desnuda y tu llevas demasiada ropa. Quítatela, Chris.

- ¿De alguna manera en especial, Madame?

- ¡Sorpréndeme!

A Chris se le formó una sonrisa maliciosa al escuchar su petición. Dio dos pasos hacia atrás y empezó a moverse lentamente al compás de una música inexistente. Dulce se sentó en la cama y lo miró moverse con mucha atención.

Chris no desviaba la mirada de los ojos de Dulce mientras bailaba. Se quitó el saco que fue a parar a una de las esquinas de la vacía habitación. Después siguió con la corbata pero tardó un buen rato desabotonándose la camisa, cuando por fin lo hizo se la lanzó a Dulce.

Pero ella lo esquivó, se puso de pie y fue hasta él para agarrarlo del pantalón.

- Tardas demasiado - fue lo que le dijo antes de deshacerse ella misma de la prenda.

Y antes de que se diera cuenta él ya estaba tan desnudo como ella, así que no tardó en levantarla y llevarla hasta la cama, pero una vez más ella le puso un freno.

- No, Chris. Esta es mi noche, mi regalo de bodas para ti - le dijo con una sonrisa pícara en los labios.

Dulce lo recostó sobre la cama, pero esta vez, ella se puso sobre él. Lo besó en la boca, lo besó en el cuello, lo besó en el pecho y siguió bajando y bajando hasta que le arrancó a Chris un gemido de placer cuando lamió su miembro para después metérselo por completo a la boca y empezar a chuparlo. Las manos de Chris se enredaron en su cabello como para obligarla a quedarse ahí y brindarle para siempre ese infinito placer y no pasó mucho tiempo antes de que sus caderas empezaran a moverse siguiendo el ritmo que marcaba la boca de Dulce y llenando la habitación de gemidos. Él lo podía sentir, estaba tan cerca de alcanzar el orgasmo que ya podía saborearlo.

De repente la dulce boca dejó de acariciarlo. Chris abrió los ojos para encontrarse con Dulce sentada a horcajadas sobre el y sin tiempo de reclamar algo Dulce se deslizó sobre su miembro haciendo que los dos suspiraran de placer.

Chris la sujeto de las caderas y empezó a penetrarla lo más rápido y fuerte que podía, no podía parar estaba tan cerca del orgasmo... y Dulce lo montaba como si fuera un semental, mesiéndose sobre el y acariciando su pecho con decidida pasión.

Entonces, Chris le presionó el clítoris y ella soltó un verdadero grito de placer. Con el pulgar empezó a hacer círculos sobre el pequeño botón de placer y Dulce empezó a retorserse por los primeros indicios del orgasmo. Hasta que con una fuerte penetrada los dos alcanzaron la cima del éxtasis.

Chris se quedó rendido sobre la cama y Dulce sobre el, con las respiraciones agitadas y los cuerpos perlados de sudor.

- ¿Quién diría que te volverías tan mandona apenas son casáramos?

- No soy mandona, soy una artista, pasión corre por mis venas.

- Claro, pasión... esa palabra te describe a la perfección - dijo al tiempo que acariciaba su cabello.

Después de un rato en un agradable silencio. - Mi galante caballero, gracias por rescatarme de la boda más aburrida del mundo. Tenía unas ganas terribles de besar al novio - y le dio un rápido beso en los labios.

- Ha sido un placer, pero es usted un peligro para los hombres. Pone a prueba su salud mental.

Ella rió. - Oh, es solo una nueva faceta de mi personalidad.

- Pues permíteme decirte, soy la primera víctima de tu nueva faceta: un cabellero completamente seducido.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora