Capitulo 58

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- Sabes una cosa, cuando me invitaste a venir pensé que ya habías venido antes a la playa. - Dulce se recostó sobre el aciento del copiloto y se pusó sus lentes de sol.

Parecía que habían pasado horas desde que Chris le había dicho que no faltaba mucho para llegar, pero los minutos seguían corriendo y ella no veía ninguna playa.

- Sí he venido, solo que fue hace mucho tiempo - le respondió Chris en un tono quejumbroso.

- Mira, no pasa nada. Simplemente la proxima vez que veamos a alguien te paras y le preguntas donde estamos.

- Sé perfectamente donde estamos.

- Claro - dijo con sarcasmo Dulce -, lo que no sabes es como llegar a la playa. Por qué no aceptas de una buena vez que estamos perdidos.

- Porque no lo estamos, si dejaras de quejarte vas a ver que en un abrir y cerrar de ojos llegaremos a la playa.

Dulce soltó un bufido y se cruzó de brazos. Y pasaron la siguiente media hora en completo silencio, hasta que la naturaleza le hizo un llamado a Dulce.

- Chris.

- ¿Ahora qué?

- ¿Podrías pararte un momento? Tengo...

- Si paro ahora vamos a llegar en la noche, y las carreteras no son el lugar más seguro en el mundo.

- Lo sé, pero necesito... hacer una parada técnica.

Chris captó el mensaje y se paró en la primera oportunidad que tuvo. Dulce miró a su alrededor, pero fuera de la carretera y donde Chris se había estacionado, el lugar estaba lleno de plantas. Con un suspiró de resignación cogió su bolsa y se internó entre la vegetación.

Chris se apoyó en el carro y miró al cielo. Se había hartado de manejar, por lo menos habían dado 7 vueltas por ese tramo de la carretera, pero le parecía increible que no supiera llegar al lugar donde tantas veces había ido de niño y también de adulto.

Repasó mentalmente todos los señuelos que tan bien conocía para llegar a la playa, pero hasta que se aproximaron a la costa fue que se deshubicó.El clima era cálido y húmedo, estaban cerca del mar, sin embargo no lo suficiente para escucharlo.

Volvió a repasar las carreteras, y si su memoria no le fallaba no debería estar a más de un kilometro de la playa, pero la entrada que recordaba no estaba ahí... Entonces alguien gritó. No, no fue alguien. Fue Dulce.

Él salió disparado hacia donde Dulce había desaparecido entre la flora, pero no había corrido más de diez metros cuando chocó contra ella y la abrazó.

- ¿Qué te pasó? - le preguntó visiblemente preocupado.

Y al instante apareció un perro de entre la maleza. Se pusó a la defensiva en cuanto los vio, ladrando y gruñendo. Unas voces se escucharon a lo lejos.

- Tranquilo - le dijo Chris al perro -, tranquilo - le repitió. El perro bajo las orejas, pero todavía gruñendo se acerco a ellos. Se aproximo hasta Chris y empezó a olfatearlo.

- ¡Tano! - gritó un hombre entre las plantas. El perro miró el lugar donde provenía el grito, acto seguido corrió.

- Ven, vamos a seguirlo - le dijo Chris a Dulce tomándola de la muñeca.

- ¿Te volviste loco? - Chris se giró a mirarla. - Ese perro podría tener rabia y quien sabe cuantas cosas y tú quieres seguirlo. Defintivamente estás loco.

- Yo opino lo mismo que ella - sonó una voz a espaldas de Chris. Cuando ambos lo miraron se encontraron con un hombre. - Pero definitivamente la locura forma parte del amor.

- Octavio - saludó Chris al hombre -, ¿cómo has estado?

- Por lo que puedo ver - dijo mirando a Dulce - no mejor que tú. ¿Cómo se llama esta bella señorita?

- Dulce - dijo ella.

- ¿Dulce? - repitió Octavio confundido - ¿No era Lorena? - preguntó mirando a Chris.

- No, es Dulce, mi novia.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora