- Te tengo una sorpresa - le dijo Chris a Dulce. Estaban en su oficina, hablando sobre el caso de Dulce, que al parecer a ella ya se le había olvidado por completo, pero siempre era un buen pretexto para estar con Chris. - Ya se quién tiene tus pinturas.
- Claro, Chris, los nombres que aparecen en la correspondencia de Víctor son sus clientes, quienes le compraron mis pinturas - lo dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo.
Chris se sonrió como si le sonriera a una pequeña niña que no sabía de lo que hablaba apesar de estar muy segura. - Dulce, podría ser más fácil acustarte a ti de robar la correspondencia de Víctor, que de demostrar que él se robó tus pinturas. Lo que quiero decir, es que puedo demostrar quien le compró tus pinturas, de manera legal.
Dulce esperó a que Chris continuara, pero como no parecía con la intención de seguir hablando lo insitó. - Bueno, y qué más. ¿Cómo lo descubriste?
- Ah, señorita, debería saber que un mago jamás revela sus secretos.
Dulce se rió. - Pero usted no es un mago, señor, es un abogado, y yo soy su clienta, por lo que le exijo saber como consiguió esa información.
- Preguntando... unas cuantas preguntas por aquí, otras por allá y listo. Tengo los nombres de ocho personas que aseguran que fue Víctor quien les vendió las pinturas. Ahora solo falta lo más difícil.
- ¿Y qué es?
- Demostrar que esas pinturas fueron hechas por ti.
- Puedo decir cómo las hice, qué técnica, qué colores...
- Eso no serviría de nada - la interrumpió Chris -, cualquiera que supiera algo de pintura podría decir que él también es el autor de las pinturas.
Dulce se quedó callada, mirando hacia la ventana procesando la información que Chris acababa de de darle. Para ella en pocas palabras, Víctor seguía llevando la victoria. Chris se acercó a ella y le dio un beso en la frente.
- No te preocupes, vamos a recuperar tus pinturas y todo el mundo sabrá que eres una gran artista.
Vamos. Con Víctor todo era yo, yo, yo... pero Chris, ah, Chris era un regalo del cielo. Pensó que lo que había tenido con Víctor había sido un gran error, una fatalidad del destino, pero ahora que lo pensaba mejor tal vez hasta debería agradecerle, de no haber sido por él, jamás habría buscado un abogado, jamás habría encontrado a Chris.
- No soy un ingeniero, pero soy un abogado y uno de los buenos, ya se me ocurrirá algo.
Dulce se levantó de la silla en la que estaba sentada y se acercó a él. - Yo necesito un poco de inspiración para crear un cuadro, tal vez tú también la necesites para resolver un caso. - Dicho esto lo besó.
Ah. La Dulce pelirroja estaba en la oficina... para su desgracia con Chris. Pero Derrick no iba a desaprovechar esta oportunidad. Ese día iba a pedirle que saliera con él y no estaba dispuesto a aceptar un no como respuesta.
Poco a poco acabaría por ganarse a la chica, no obstante, en ese momento tenía que esperar, porque Mariana, la secretaria de Chris no le iba a dejar pasar mientras ellos dos estuvieran juntos en esa oficina, así que tendría que esperar a que ella saliera para poder abordarla.
Pero se estaba cansando de esperar y la señorita no salía de la oficina.
- ¿Licenciado James? - Derrick volvió a mirar a Mariana quien lo llamaba.
- ¿Si?
- Tengo que ir a sacar unas copias de estos expedientes - dijo cogiendo un gran puño de hojas - si la señorita Dulce termina su reunión con el Lic. Uckermann, ¿podría ser tan amable de despedirla por mi?
Derrick sonrió encantadoramente. - Por supuesto, yo la despidó. Adelante, Mariana, vaya a hacer su trabajo.
La secretaria asintió. - Gracias - le dijo, tomo el bonche de hojas y se fue.
Derrick espero cinco minutos más, la paciencia se le estaba terminando. - Puedo entrar - pensó -, no necesitaría justificarme. Diría que Mariana no estaba y supuse que Chris estaba solo -. Así la reunión sería más breve. Pero sabía que se ganaría una mirada de odio de Chris por interrumpirlo y una seria reprimenda por parte de Alfonso por impedirle hacer un buen trabajo.
- Si estón hablando sobre algo importante, no entro. Si están hablando sobre el clima, entro - se dijo en voz baja.
Abrió la puerta silenciosamente. Vió el cabello rojo de Dulce, pero no escuchó nada. Abrió un poco más la puerta y vio una mando sobre su espalda, en la curva donde empezaba su trasero. Y entonces lo supo, supo quien era la misteriosa mujer de Chris.
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Seduciendo A Un Caballero
Teen FictionPara todos Christopher tenía una vida perfecta, no le hacia falta nada. Tenía una exitosa carrera, una casa increible, un carro ultimo modelo y una novia hermosa. ¿Qué más podía pedir? En pocas palabras era un caballero perfecto. Hasta que un día an...