Capitulo 56

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Y después de la sorpresa del supuesto embarazo sus vidas siguieron. Pasaron una primera semana fantástica, sin la presión de tener que guardar las apariencias ellos se sentían más felices.

Al único que parecía molestarle la situación era a Derrick, quien todos los días tenía que llamar a casa de Chris para ver donde estaba porque ya se le había hecho tarde.

Y la razón era porque se quedaba en la cama con Dulce. Todos los días desayunaban juntos en la cama así que Dulce había llevado algo de su ropa a la casa de Chris y mientras él estaba en la oficina ella se dedicaba a pintar.

- ¿Ahora vives con él? - le preguntó May a Dulce. Habían ido a tomarse un café juntas.

- No. - Fue todo lo que contestó ella.

- ¿Entonces por qué llevas ropa a su casa?

- May, solo estamos disfrutando el momento, ahora no tenemos presiones de que alguien vaya a descubrirnos.

- Casi sales embarazada, Dulce. ¿Por qué no mejor le dices que quieres que se tome en serio lo que tienen? Ya para que dejen de estar escondiendose.

- Tú fuiste la de la idea de tener una aventura.

- Sí, pero con una aventura me refería a un acostón y ya.

Dulce se quedó callada mirando su taza de café vacía. May tampoco habló esperando que ella dijera algo, pero como no lo hizo reinició la platica.

- Al menos dime que te vas a cuidar de ahora en adelante.

- Sí, May. Ya me estoy cuidando. No te preocupes. Me acompañarías a hacer algunas compras - dijo cambiando de tema -, necesito más pinturas, pinceles y liensos.

- Al menos algo bueno salió de todo esto: no paras de pintar.

Pagaron la cuenta y se fueron a buscar todo lo que Dulce necesitaba. Una hora y media más tarde llegaron a la casa de Dulce que era donde ella seguía teniendo su estudio de pintura.

 Dulce se bajó del carro de May con una gran bolsa llena de pinturas, frascos y pinceles.

- Esperame, voy a abrir la puerta, dejo esto y regresó por los lienzos.

Y se dirigió corriendo a la puerta de su casa. Se fijó en su buzón. Hacía una semana que no lo abría, no esperaba que le llegara un carta, segurmante solo habría recibos de cuentas. Y mientras hojeaba los sobres en el marco de la puerta vio un sobre diferente. Era de un juzgado.

Lo abrió y leyó rapidamente. Era un citatorio para ir a declarar al juzgado, por el asunto de sus pinturas.

- Con las mujeres son más delicados.

A Dulce un escalofrío le recorrió el cuerpo al escuchar la voz de Víctor practicamente detrás de ella, aunque estaba a un paso de distancia.

- Conmigo fueron un poco bruscos sabes. Llegaron un día dos hombres, policias, preguntando por mi. Gracias a Dios, Daniela, mi nueva novia, se hizo la tonta y les dijo que no sabía de que hablan. Aunque no creo que le haya costado mucho trabajo. - Dulce tenía su mirada clavada en él. - Regresaron hace dos días, querían entrar a mi casa por la fuerza. No los deje. Así que consiguieron una orden y entraron. - Hizo una pausa. - Y mientras a mi me tratan con violencia a ti solo te llega una cartita pidiendote que por favor te presentes en tal lugar a tal fecha. Eso es discriminación ¿no lo crees? ¿o maltrato?

- ¿Y qué haces aquí? - preguntó Dulce sin despegar su mirada de él.

Víctor se acercó a Dulce, la tomó de la muñeca lastimándola y hacercándola a él.

- Dime, Dulce, ¿fuiste tú quién me acuso de robar las pinturas?

- Sí, fui yo - la estaba lastimando pero no quizo demostrar su dolor. - Era mi trabajo, mi esfuerzo y tú lo robaste y lo hiciste pasar por tuyo.

- Ay - dijo en un suspiro de resignación -, pequeña tontita. Si te hubieras quedado con los cuadros nadie, absolutamente nadie te los habría comprado... No eres un primer premio, Dulce, y tampoco lo son tus pinturas. Y si crees que voy a ir a la carcel o a pagarte por esa porquerías de cuadros estás muy equivocada.

- Ya veremos - fue lo que contestó ella.

- Víctor. - La voz de Maite hizo que los dos voltearan a verla. - Largate de aquí si no quieres que te denunciemos por acoso.

- Tranquilas, tranquilas. Ya me voy, solo venía a darle a Dulce las últimas noticias.

Dicho esto soltó a Dulce, se dió la vuelta y se marcho. May y Dulce se quedaron viendo como se alejaba.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora