Capitulo 79

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- ¿Te gusta? - le preguntó Chris a Dulce mientras tenían las manos entrelazadas y los dos admiraban el anillo que recién le había puesto él.

Una delicada cinta dorada sostenía un diamante de mediano tamaño y otros dos pequeños a los lados, transparente, puro y limpio.

- Me encanta, pero no tenías por qué darme un anillo, no era necesario.

- Sí que lo era. Sino como iban a saber el resto de los hombres que están ahí afuera que eres mía y sólo mía.

- ¿O sea que sólo es una forma de marcar tu territorio?

- No, es una advertencia al resto de los hombres, que si te tocan, lo mato.

- Una forma de marcar tu territorio entonces - concluyó ella con una sincera sonrisa en los labios. Chris gruñó ante su conclusión, aunque sabía que ella tenía razón. - Sabes, no sé si me gusta tu faceta de hombre celoso. Además, no la necesitas.

- Confío en ti - respondió Chris captando el mensaje a la perfección -, en quien no confío es en todos los hombres que están ahí afuera.

- ¿Por qué? ¿Tienes miedo de que me guste otro más que tú? - Dulce hizo como que meditaba las preguntas. - Tal vez tenga que experimentar con más hombres. Qué tal que tu no eras el indicado y ya no hay marcha atrás y tenemos que estar juntos para siempre.

- No voy a dejar que te vayas de mi lado, ni que otro te aparte de mí - dijo Chris seriamente, aunque un poco enojado.

- Decidido - dijo Dulce -, me gusta tu faceta de hombre celoso - se acercó a él y le dio un beso en los labios -.

- ¿Estás lista para irnos? - preguntó Chris cambiando de tema.

- ¿Irnos? ¿A donde?

- Te dije que después de ponerte un anillo en el dedo, le diríamos a todo el mundo, y esas son muchas personas así que tenemos que iniciar. Primero tu hermano.

Un golpe en la mandíbula tomó desprevenido a Chris y lo dejó en el suelo.

- ¡Christian! - gritaron Dulce y May al mismo tiempo.

- Se lo merecía - dijo simplemente él.

- Pero no tenías porque golpearlo - le dijo May.

- Él tiene razón - dijo Chris desde el suelo mientras se levantaba -, me lo merecía.

- No era para tanto, Christian - lo recriminó Dulce.

- ¡Te dejó embarazada! ¿Y aún así no quieres que lo golpee? Creo que las pinturas están empezando a hacerte daño.

- Estoy perfectamente bien, y ahora me gustaría mucho que te callaras y escucharas lo que vinimos a decirte.

- Nos vamos a casar - dijo Chris sin preámbulos.

La reacción de May fue dar un chillido de alegría y abrazar a Dulce. La de Christian fue... golpear otra vez aquí.

- Maldición, Christian. Quieres dejar de pegarle, vas a hacer que se arrepienta - dijo May al darse cuenta de que Chris nuevamente estaba en el suelo.

- Se va a llevar a mi hermanita de mi lado, ¿sabes cómo se siente?

- Exagerado, ahora vives con May, ni siquiera te va a afectar un poquito - dijo Dulce.

- Herido, en lo más profundo del corazón - respondió Christian con una mano sobre el corazón para darle más dramatismo.

- Cállate ya y dame un abrazo - le dijo Dulce, él así lo hizo, después se volvió a Chris y le dio la mano.

- Si la vuelves a lastimar te vas a ganar más que un par de golpes.

- Si la vuelvo a lastimar - dijo Chris - el castigo me lo infligiré yo.

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- ¿Dónde estamos ahora? - preguntó Dulce mientras miraba la casa que tenía enfrente, era hermosa.

- Ven - fue la gran respuesta de Chris. La tomó de la mano y la guió hasta la puerta. Tocaron el timbre y esperaron. Una muchacha bajita vestida de blanco abrió.

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Dulce y Chris estaban sentados en una bella sala, Dulce no podía dejar de admirar la belleza de la habitación, ni de preguntarse de quien era la casa.

Por fin la puerta se abrió, dando paso a... Annie. Esa era la casa de Annie, lo que significaba que Alfonso también estaba ahí.

- Me da gusto verlos juntos. Ya me estaba preocupando, pensé que el cerebro de Chris no funcionaba como debía.

- Funciona mejor de lo que esperas, Annie. Dulce y yo nos vamos a casa.

Todavía en muletas, Annie fue lo más rápido que pudo para abrazarlos a los dos. - Muchas felicidades, ustedes dos nacieron para estar juntos.

- A mí también me gustaría felicitarlos - dijo la voz de Alfonso desde la puerta.

Dulce se tensó, pero Chris le apretó la mano dándole todo su apoyo. Alfonso se acercó a ellos.

- Chris, Dulce, felicidades.

Ambos se quedaron petrificados, viéndolo como asombrado.

- Dulce - intervinó Annie -, me acompañarías a la cocina para preparar un brindis por ustedes.

- Sí, claro Annie.

En completo silencio Annie y Dulce salieron. Al cerrar la puerta Annie dio un suspiro.

- Perdona a Alfonso, no es muy expresivo, aparte de que sabe que metió la pata contigo y el orgullo no lo deja superarlo. Ha sido la felicitación más escueta que he tenido la desgracia de escuchar.

- No te preocupes, Annie. Vamos por las copas.

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Dentro de la habitación...

Los hombres se miraban. Por fin Alfonso se decidió a tender su mano a Chris para estrecharla. Chris miró la mano, después la tomó con una sonrisa, la estrechó y después siguió con un abrazo. Ellos empezaron a reír.

- Es muy bella - dijo Alfonso.

- Lo sé, es maravillosa.

- Realmente espero que seas muy feliz con ella, Chris... Amigo.

- Lo seré, estoy seguro.

Al mirarlo fijamente Alfonso frunció el ceño. - ¿Qué te pasó en la mandíbula? Se te está hincando.

- Oh, fue el hermano de Dulce después de que hablamos con él.

- Oh... creo que no voy a provocarla, no quiero terminar como tú.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora