Capitulo 19

4.1K 208 2
                                    

Rodeada por los brazos de Chris; atrapada entre la pared y su cuerpo, Dulce no se podía sentir mejor. Sus labios se movian con una maestría increible, suaves y dulce, pero al mismo tiempo apasionados.

Pero necesitaba sentirlo más cerca. Le rodeo el cuello con los brazos y se pegó contra él. El abrazo de Chris se hizo más fuerte. Sintió como su suave y sedosa lengua invadía su boca y la saboreaba lentamente.

Era una tortura que sin duda repetiría una y otra, y otra vez. Sintió la mano de Chris acariciarle un hombro, y como se movía lentamente, primero hacia su cuello, donde se demoró  un instante y fue bajando poco a poco.

Hasta que rozó con la bata. Y sin prisa sus dedos fueron bajando más y más, abriendo la bata, con suavidad. La urgencia era mucha, pero Chris se lo tomó con calma.

Dulce ya había perdido por completo la conciencia; estaba abando a las sensuales caricias de Chris. Suspiró al sentir su palma caliente contra su pecho.

Con el contacto sus pezones se irguieron completamente anhelando más caricias, y sintió como un fuego líquido la deterrtía en su feminidad cuando Chris presionó su miembro contra ella.

La mano que estaba sobre su pecho bajó un poco más y se quedó en su abdomen, acariciandola, haciendo que se estremeciera de expectación. Las caderas de Dulce se arqueron contra él, rogandole una caricia.

Chris captó perfectamente la necesidad de Dulce. Él también la podía sentir. Lo que más ansiaba en ese momento era poder penetrarla. Tumbarla en el suelo, en la mesa, en la cama... donde fuera, pero quería hacerla suya.

Cuando su mano llegó al centro de Dulce, ella soltó un suspiro entrecortado. Estaba muy caliente, muy mojada... humeda, perfecta para recibirlo, ideal para llegar a un clímax gritando su nombre.

Ella, literalmente se derritió, al sentir las caricias de Chris sobre sus labios tiernos y sensibles. Pero quería más que simples caricias, necesitaba más...

- Chris... - dijo. Fue una mezcla entre un supiro y un ruego.

Las caricias pararon, pero jamás llegó lo que ella esperaba: que Chris la tomara contra la pared, necesitaba sentirlo dentro de ella. Los besos también pararon.

Chris seguía enfrente de ella pero sus cuerpos ya no estaban en contacto, salvo por los brazos de Dulce que todavía le rodeaban el cuello.

- Chris... - repitió ella, suplicando de nuevo.

Pero Chris no se movió. La miró. Pusó sus manos a ambos lados de la cabeza de Dulce, cuidando que no se tocarán. Dulce abrió los ojos.

- No puedo hacer esto - dijo Chris de forma casi inaudible.

Ella no contestó; pero seguía abrazándolo.

- No puedo... esto... no es correcto -. Con delicadeza tomó las manos de Dulce y se soltó de su abrazo. - No está bien - dijo al tiempo que se alejaba de ella -, soy tu abogado. No deberíamos tener esta clase de relación.

- Sólo somos un hombre y una mujer...

Chris le dio la espalda al momento de contestar; lo que menos necesitba era la visión de Dulce despeinada, con los senos desnudos y usando una de sus batas. - Lo mejor será que te vistas -. No le dio oportunidad de decir algo más. Salió inmediatamente de la habitación.

Dulce salió de la habitación ya con su vestido, manchado, pero era mejor que no usar nada. Encontró a Chris en la sala, sentado en uno de los sillónes con la cabeza entre las manos.

- Chris - lo llamó.

Inmediatamente él se puso de pie.

- Solo quería avistarte que ya me voy.

- ¿Tu hermano ya está en tu casa?

- No, no creo. En la casa nadie me contesta, tampoco contesta el celular, y Maite está igual.

- ¿Y a donde vas a ir?

- No sé, pero....

- Quedate - la interrumpió.

- ¿Qué? ¿Acaso estás loco?¿Quieres que me quede?

- Sí - dijo firmemente.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora