Capitulo 8

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- ¿Celosa? ¿Yo? ¿De ella? ¿Por ti? ¿Estás loco?

Esa mujer lo tenía intrigado. Primero lo trataba con total indiferencia y hasta despectivamente; y ahora de la noche a la mañana se interesaba por él y ya no lo trataba tan formalmente. ¿Qué se traía entre manos? No lo sabía, pero le causo un inmenso placer ver las mejillas de Dulce sonrosadas, lo cual quería decir una cosa: sí estaba celosa.

- Bueno, yo sólo decía - convino inocentemente - ¿Te quieres sentar?

- Este... sí, claro, pero mejor sentémonos en la sala.

Dulce se dirigió a la pequeña sala que había en la oficina de Chris. Él la siguió y se sentó después de ella.

- ¿Y cuál es ese inconveniente que tienes? - dijo con la esperanza de volver al tema que debería de importarle y olvidarse de la hermosa mujer que estaba sentada enfrente de él.

- Lo que pasa - comenzó Dulce - es que yo no sé donde está Víctor.

- ¿Y Víctor es..?

- Él hombre que se robó mis pinturas.

- Bueno, eso - dijo reclinandose en el respalde del sillón - va a ser un problema si queremos recuperar las pinturas.

- Las pinturas no me importan - dijo Dulce terminantemente - lo que quiero es sólo demostrar que él no fue quien las pintó.

Chris arqueó una ceja.- Pensé que los artistas eran más celosos con su trabajo -.

- Algunos, pero yo no. Te lo dije ayer en mi casa, cuando... -.

- Nos estamos desviando del tema - la interrumpió.

Al parecer él no se había dado cuenta de que esa era la intención de Dulce. De lo último que quería hablar con Chris era de Víctor, pero necesitaba un pretexto para verlo y seducirlo de una manera... inocente.

- Quiero que me ayudes a encontrarlo, para mostrarles a todos que fui yo quien pintó los cuadros.

- No soy investigador, Dulce.

- Lo sé, pero no pude ser tan difícil. Ayer te quería enseñar unos papeles de él... - empezó a buscar en su bolsa, revolviendolo todo -...pero parece que los olvidé. ¡Oh demonios! - obviamente ya no iba a poder permanecer en la oficina mucho tiempo cuando había olvidado su gran pretexto.

- Tranquila. ¿Segura qué no quieres algo?

- No, estoy bien. Sabes, creo que mejor me voy - ahora lo aceptaba, había perdido el don del coqueteo; pero no iba a dejarlo todo nada más porque las cosas no habían salido como ell quería, así que dijo: y regreso al rato, para que revises los papeles.

- ¿A qué hora es al rato? - preguntó Chris.

- Pues... - pusó su cerebro a trabajar a mil por hora - en media hora tengo un compromiso largo con Mayte. ¿Qué te parece si nos vemos a las 6? Aquí mismo.

- Me encantaría, pero no puedo. Estoy ocupado a esa hora, voy a ir con la mujer que entro hace unos minutos.

- Otra vez esa mujer - oh, demonios, lo había dicho en voz alta. Trató de arreglar las cosas diciendo: creo que tiene algo con otro abogado - con completa indiferencia.

- Y otra vez con tus celos. Y sí, ella tiene algo con otro abogado. Es la novia de Alfonso Herrera, su prometida para ser más específicos y son grandes amigos mios.

- ¿Y por qué dijo que se la iban a pasar increible esta noche? - preguntó incredula.

- No es la gran cosa, sólo vamos a ir al teatro. Annie lo adora... - suspiró - pero quiere que invite a alguien - de donde demonios había salido eso, era practicamente una invitación.

- Yo adoro el teatro - eso era practicamente un sí a su pregunta indirecta.

- ¿Te gustaría ir? - pregunto Chris.

Seduciendo A Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora