Bajo la luna 🌙 [Caché] || One Shots [TERMINADA]

¿Destino O Casualidad? [Parte 2]

Los Ángeles — California
Pov. Calle.

5 meses después.
8:23 a.m.

— ¡amooor! Ya es tarde — grito desde la cocina para despertar a mi novia — levántate.

Ya había preparado el desayuno y quería que comiéramos juntas antes de salir a clase pero la niña jamás se levantaba temprano.

Suspiro poniendo los ojos en blanco y voy a la habitación. Me tocaría despertarla a mi manera.

— gordi — susurro acercándome lentamente a su lado y pongo una de mis manos en su brazo— amor, levántate.

Se mueve incomoda debajo de las sábanas pero no abre los ojos.

— no quiero... — se queja arrastrando las palabras con sueño y se tapa la cara con una almohada.

Niego con la cabeza, parece una niña pequeña y esto era cosa de todos los días.

— gordaaaa — repito quitándole la almohada  del rostro — si no te levantas ahora, otra vez llegaremos tarde.

Una sonrisa aparece en su cara y abre los ojos despacio, buscándome. — ¿pero valió la pena o no?

Me muerdo los labios avergonzada mientras desvío la mirada y me ruborizo ante el recuerdo de ayer. — tan boba...

Al igual que hoy, estaba despertandola cuando me convenció de que sería una buena idea saltarnos la primera hora. Después, bueno... digamos que nos divertimos tanto que terminamos faltando toda la mañana.

Levanta sus brazos y pienso que es para ayudarla a incorporarse pero cuando le ofrezco mis manos, me jala y quedo acostada encima suyo.

— ¿que dices si repetimos? — me ofrece sonriendo maliciosamente mientras rodea mi cuello.

Mirarla tan cerca siempre me hacia perderme en sus ojos. Llevo mis manos a su rostro, le quito un par de mechones de cabello de la frente y me acerco a sus labios — me encantaría — susurro contra ellos y le doy un beso rápido — pero ya no podemos.

Me deshago de su agarre mientras se queja y me bajo de la cama. Tomo sus manos y la hago sentarse para que no se vuelva a dormir — aguafiestas.

— apúrate — le digo y tomo la toalla para meterme a bañar — la comida está en la mesa.

— ya voy, ya voy. — responde parándose por fin.

Cierro el baño y me doy una ducha rápida, teníamos que llegar a tiempo a clase o estaríamos en graves problemas.

Salgo para que Poché se meta a la ducha y ella lo hace después de comer su desayuno. Me da un beso rápido y sonrío como boba mientras me cambio. Nuestra rutina ya estaba perfectamente sincronizada y por más raro que parezca no nos fue difícil hacerla funcionar, como si lleváramos conviviendo años juntas, en lugar de solo meses.

Nuestras personalidades se complementan a tal punto que sólo hemos tenido un par de discusiones desde que nos conocimos y siempre por algo tonto y sin sentido.

Con ella siento una paz única pero al mismo tiempo también, un torbellino de emociones que espero, jamas paren.

Suena loco, pero con ella puedo imaginarme de aquí a 50 años fácilmente, envejeciendo juntas.

Regreso a la cocina y me pongo a desayunar mientras mi amor sale de la ducha y se cambia. Tocan la puerta y me parece extraño, nadie venía tan temprano nunca a nuestro apartamento.

me levanto y voy a abrir, no sin antes ver por la mirilla de la puerta pero no reconozco a la persona afuera. Era un chico que jamás había visto, ¿tal vez un repartidor?