Pequeño Judas [Parte 3]

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Pov. Poché
1:20 p.m.

El sonido del microondas me devuelve a la cocina. Muero de hambre. Por suerte Calle me había dejado la comida hecha porque hasta que pidiera algo...

Oigo la puerta abrirse y mi hijo entra corriendo.

— ¡Ramón! — Me pongo de cuclillas para abrazarlo y jugar con él. — ¿cómo te fue mi amor? ¿Bien? ¿Si? ¿Si?

Trae un nuevo juguete en la boca. Un pollito pequeño y amarillo que chilla y prácticamente me ignora por seguir jugando con esa cosa.

— oye, ¿que es eso?

— holi bebé — me saluda Calle dejando su bolsa en la mesa y su saco colgando en la entrada — ¿cómo te fue?

— bien gordi. ¿Y a ti?

—... Bien... — la siento nerviosa y me extraña pero no digo nada. Tal vez solo era una impresión mía — ¿te hicieron todos lo exámenes?

— algunos, me dijeron que vuelva en una semana para ver si necesitaba los demás.

— todo saldrá bien bebé, tu tranquila — dice acercándose a mi para abrazarme por la espalda y me besa en el cuello.

Me giro entre sus brazos y llevo los míos a su cintura para atraerla hacia mí.

— te extrañé hoy — le digo hundiendo mi rostro en su pecho y ella me abraza más fuerte.

— ¿llegaste hace mucho?

— no, sólo un poco antes que ustedes.

Por un momento, nos quedamos en silencio, un silencio dulce y cómodo. Escuchar su corazón siempre me tranquilizaba, sus latidos son como la melodia más hermosa del mundo para mi.

El chillido del juguete de Ramón nos devuelve a la realidad y ambas sonreímos. — ¿Le compraste un nuevo juguete a Ramón?

— no...se lo regaló Lucía.

Me separo de su pecho para verla directo — ¿Lucía? ¿Quién? ¿La vecina?

— ajam

— ¿por qué le regalaría Lucía un juguete a Ramón?

— si bueno... resulta que ella es la dueña de la clínica a dónde me mandaste — me explica — genial ¿no?

— si... — respondo intentado sonar animada pero en realidad no me hacia nada de gracia. ¿Ahora la tendría que ver hasta en la sopa?

— ¿tienes hambre? Dejé comida en el refri antes de salir — dice soltandome para coger dos platos de la alacena.

Su cambio es extraño, me rehuye la mirada y habla rápido, casi como si me estuviera escondiendo algo.

— si, ya me servi...

— ok, entonces ahora me sirvo yo y almorzamos — acepta y asiento sonriendole pero otra vez me huye la mirada — Amor...

— Dime

Se agacha, esta rara y hasta un poco acelerada — no, nada.

Asiento sin creermelo pero no insisto —...oye, vi que ya no tenemos mantequilla, ¿pasaste al mercado?

— ¿eh?... No. Se me fue el tiempo, pero si quieres vamos mas tarde — me ofrece dándome un pico rápido para después meter su plato en el microondas y sacar el mio.

— ok, vamos después de almorzar.

— yap — fuerza una sonrisa entregandome mi comida.

— estás como nerviosita ¿no? ¿Paso algo? —pregunto enrrollando mi pasta en el tenedor y ella niega con la cabeza.

— ¿quieres mas queso?

— no, está bien así. Gracias — bueno, sea lo que sea que está escondiendo me lo terminará diciendo. Sonrío. Ella no es muy buena disimulando.

Los días pasaron y todo regresó básicamente a la normalidad. Me entregaron los resultados de los exámenes y dijeron que todo estaba bien, que solo debía cuidarme un poco de las cosas frías y no exponerme demasiado a las bajas temperaturas tampoco, así que lo de sacar a Ramón por las noches se declaró solo tarea de Calle.

Aparte de eso sólo había algo que me molestaba y era el hecho de que cada día Ramón volvía con algo nuevo que Lucía le había dado. Premios, galletas y comida "saludable" que según ella le haría bien. ¿Acaso se pensaba que no sabíamos cuidarlo o qué?

Lo peor era que Calle avalaba todo lo que ella hacía o decía y se habían vuelto tan amigas que a veces incluso iba a tomar el té a su apartamento. Digo, no me molestaba que Daniela hiciera nuevas amigas, pero si el que prácticamente se estuviera queriendo establecer en nuestras vidas dejándome de lado. Osea, primero se ganó a mi perro y ahora también a mi novia.

Bueno, aunque tampoco es que no me hubieran invitado alguna vez, pero sinceramente no me agradaba pasar tiempo con ella. La sentía tan salamera y aduladora, como si quisiera ser aceptada a toda costa y ganarse a todos de esa manera pero conmigo eso simplemente no funcionaba.

Oigo la puerta abrirse y otra vez viene Ramón con algo en la boca. A estas alturas esa chica lo terminaría malcriando, ya incluso era difícil que coma su comida normal.

— holi amor  — saluda Calle dándome un beso rápido.

— hola. Hoy te demoraste un poco — comento como si nada pero en realidad me estaba afectando.

— si, lo que pasa es que Lu se enfermó y le preparé un caldito de pollo para que se sienta mejor.

— ...ah — Con es ropa tan delgada y chiquita no me sorprendía ¿pero acaso no tenía a nadie más para que fuera a cuidarla?

— ¿Tú que hiciste? — me pregunta viniendose a sentar conmigo en el sillón.

— nada, gordi, solo editar un rato.

— bueno ¿pero ya terminaste? ¿Quieres que te prepare algo? — ofrece dulce pero niego con la cabeza.

— aún me falta un poco y no tengo hambre, gracias.

— bueno, entonces me voy a bañar.

Asiento forzando una sonrisa y ella me abraza con fuerza antes de meterse al cuarto y poco después siento el agua de la ducha correr.

Suspiro cerrando la computadora con demasiada fuerza. Ya se me habían quitado las ganas de seguir trabajando.

Me levanto y voy a donde Ramón para revisar lo que sea que está vez le dieron y lo encuentro en su cama mordiendo una carnaza. Pongo los ojos en blanco. Como si ya no tuviera suficientes.

— hola perrito ¿Quieres jugar un rato? — lo acaricio pero me gruñe — ¿ya no quieres jugar con mami? ¿Ramón?

Me ignora olímpicamente.

Jadeo rindiendome. ¿Ahora que debía hacer para recuperar a mi perro?

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Dicen que para llegar al corazón de alguien, primero hay que ganarse a los que más quiere ¿ustedes que piensan? 🤭🤭🤭

Bajo la luna 🌙 [Caché] || One Shots [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora