Tenía miedo. Tenía miedo de que, al fin después de cinco meses, reencontrarme con Matthew y que me dijera que había conocido a otra chica mejor que yo. No es que desconfiara de él ni mucho menos, pero que tu novio se pase meses fuera del país haciendo tours y conociendo a millones de chicas más preciosas que yo, pues me hacía temer. Matt en nuestro año y medio de relación no me había engañado nunca, y sólo he llegado a tener miedo ahora porque él estaba raro conmigo últimamente. Hablábamos por teléfono o skype constantemente y las últimas dos semanas antes de volver a casa, se había vuelto distante y parecía no querer escucharme.
Después de escuchar a un coche aparcando y un alboroto de maletas y sacos, me asomé por la ventana. Allí estaba, así que me levanté, me limpié las lágrimas y los mocos, dispuesta a bajar con la cabeza alta y recibirle con un gran abrazo.
Tocó el timbre, esperé unos segundos en los que cogía una gran bocanada de aire y abrí la puerta. Allí estaba de pie, tan perfecto cómo siempre. "¿Por qué me eligió a mi?" era mi gran cuestión.
-¡Matthew! -Grité con una enorme sonrisa en la cara, saltando a sus brazos y enroscando mis piernas en su cintura para mantenerme sostenida.
-¡Lydia! Ainsh, ¿qué tal estás, bebé? -respondía entre sonrisas mientras me giraba por el aire.
-Mejor porque ya te tengo aquí. -confesé. Con él a mi lado, me sentía más segura.
-Guapa.
-Feo.
-Pero me amas.
-Enivitablemente.
Después de pasar dentro a casa, preparé algo rápido ya que Matt debería de tener hambre. Él se encontraba en el salón, con el móvil.
-¿Qué tal todo? ¿Ha pasado algo interesante? -Le cuestioné intentando mirar la pantalla de su móvil, mientras él la desviaba y rápidamente dirigía la miraba hacia mi.
-Nada, cómo siempre, miles de caras nuevas y muy chillonas. Deberías de venirte a un evento un día de estos, de verdad te encantaría ver cómo cientos de personas llaman por ti. -Dijo emocionado.
-Me da miedo que me hagan algo. -Contesté.
-No te harían nada, aparte de que yo te defendería, no se atreverían a hacer daño a una persona que quiero. Confío en ellas.
-Supongo que deberemos probar... -agaché la cabeza.
-¿Pasa algo? -Me la levantó con sus dedos pegados a mi barbilla.
-Nada en absoluto. -Le sonreí.
Después de unas horas poniéndonos al día, entre anécdotas y muchas risas, me enseñó un par de vídeos que había hecho él mismo. Era increíble la cantidad de gente que había en cada show, unas llorando y otras simplemente asimilando lo que pasaba. Muchas no sabían qué hacer teniendo a sus ídolos al lado y era gracioso ver sus muecas desesperadas.
-Voy al baño. Sigue viendo el vídeo. -Ordenó.
Mientras se levantó y cerró la puerta del aseo, cogí el móvil que reposaba en la mesa, intentando desbloquearlo. Me sudaban las manos, y movía la pierna, nerviosa por si me pillaba con las manos en la masa. Los segundos del vídeo pasaban, y no era capaz de averiguar la contraseña del teléfono. ¿Tendría algo que ocultar? Volví a dejarlo en la mesa tan rápido cómo oí la sisterna.
-Matt...
-Dime.
-¿Ha pasado algo que quieras contarme o algo...? -Dije. Necesitaba que me lo dijera mirando a los ojos. Me sentía estúpida. Primero me ignoraba, y ahora había cambiado la contraseña de su móvil probablemente para que nadie vea lo que hay dentro de ese dispositivo.
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MAGCON Imaginas
RandomEl fin de estos pequeños Imaginas es hacer que durante un pequeño periodo de tiempo, os olvidéis de todo lo demás y sólo penséis en unos de vuestros chicos preferidos y en las variadas situaciones que se podrían dar con ellos. Quizá alguna se haga r...