Matt Espinosa {Mix}

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Te encontrabas en la habitación de hotel, tirada en la cama con tu novio, Matt Espinosa, mientras te acurrucabas contra él.

Te quedaste allí con él mientras los otros chicos de Magcon iban a comprar comida. Habías venido a visitarle, ya que estaba cerca de tu ciudad y le echabas de menos.

Levantaste tu cuerpo, para sentarte en su regazo. Él dejó su móvil y te miró. Sus manos envolvieron tu cara para atraerla a la suya y llenarte de pequeños besos.

-¡Para, Matt! -Reías intentando alejar sus manos.

-Es que eres demasiado preciosa, Pau. Es inevitable no querer espachurrarte. -Dijo soltándote después de un rato.

Hundiste tu cabeza en su cuello, mientras rodeabas su cintura con tus piernas y escondías tus brazos entre su pecho y el tuyo. Matt te acariciaba el pelo, colocando su mejilla en tu frente.

-Te he echado de menos. -Susurraste, inhalando su colonia, la cuál te encantaba.

-Yo también te he echado mucho de menos. Bastante. -Sonreíste contra su cuello. Levantaste la cabeza, casi rozando tu nariz con la suya.

Le miraste directamente a los ojos. Juntaste tus labios con los suyos para darle un pequeño beso, y cuándo ibas a retirarte, Matthew puso una mano en tu cuello para empujarte de nuevo a él, así alargando el beso.

Te separaste, a lo que él echó la cabeza para atrás y gruñó, queriendo más. Reíste.

-Los chicos podrían llegar en cualquier momento. -Dijiste.

-Venga ya, han pasado meses desde la última vez que te he besado. No estarán de vuelta hasta dentro de unos veinte minutos. -Respondió para volver a acercar sus labios, pero esta vez, a tu cuello.

Mordió la piel suavemente, para succionarla luego. Un pequeño escalofrío bajó por tu columna. Eras incapaz de rechazarle cuando se ponía en ese plan, y la idea de que pudieran entrar en la habitación se te había ido por completo. Siguió besándote el cuello para seguir subiendo por tu mandíbula y finalmente terminar en tus labios de nuevo.

Le miraste de reojo, y pudiste observar cómo sus pupilas en el momento que hicieron contacto con las tuyas, dilataban y se oscurecían. Sus ojos marrones eran prácticamente negros. Matt tenía razón, había pasado mucho tiempo desde la última vez, y habría que aprovechar cada minuto a su lado.

No pudiste esperar mucho más, y te lanzaste a sus labios, devorandole. Rodeaste su cuello con tus brazos, atrayendo su cara como tan posible fuera a la tuya. Sus manos viajaron hasta tus caderas, metiéndose bajo la camiseta y con sus pulgares, masajeaba en círculos.

Podías sentir cómo se reía durante el beso, y un momento más tarde, introdujo la lengua en tu boca para iniciar una pequeña batalla.

Las cosas aumentaban de ritmo. Sus dedos subieron al cierre de tu sujetador después de haberte quitado la camiseta. Tú deslizaste tus manos al borde de la suya, para retirarla también, y una vez fuera, pasabas los dedos sobre su estómago.

Le besaste apasionadamente, a lo que gimió dentro de tu boca. Volvió a bajar los besos para besarte la clavícula y los alrededores de tus pechos.

Ambos jadeabais, y agarraste su cara para volver a hundir tus labios con los suyos. Mordiste su labio inferior a lo sonrió. Tumbó tu cuerpo en la cama para colocarse encima.

Atrapaste su cintura con tus piernas, para tenerle lo máximo posible junto a ti. Sus manos recorrían tu cuerpo, hasta que pararon en el botón de tus pantalones. Le impediste que lo hiciera, aún mientras le besabas. Lo hiciste tú, demostrando que te sentías libre de entregarte a él.

Sus dedos masajeaban tu clítoris de arriba a abajo, y tirabas de su pelo gimiendo en sus labios. Conseguiste llegar a un primer orgasmo, a lo que Matt sonreía.

-Me encanta que te corras para mi, Pau. -Susurró en tu oído.

Sus manos ahora, volvieron a tu sujetador. Lo desabrocharon, y una vez con tus pechos fuera, los admiró. Te sonrojaste y buscaste su mirada para que no se centrara sólo en aquellas dos. Sus manos las apretaban, a lo que gemías bajo él.

Oisteis cómo tocaban a la puerta, y varias voces masculinas sonaban tras ella. Matt literalmente, saltó de la cama, extendiéndote tu camiseta. Te la colocaste rápidamente, ya que a ponerte el sujetador no daba tiempo. Te colocaste una almohada sobre tu pecho y acomodaste tu pelo para no levantar muchas más sospechas.

Mientras los chicos entraban a la habitación, Matt cerró la puerta y te levantaste para ir al baño. Ambos os sonreisteis, cómplices, cuando pasasteis por el lado.

(Para: @LukeyHemmingsBrooks)

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