-¿Qué hay contigo y Taylor? -Preguntó Matt, tomando asiento a tu lado.
Esperabas aburrida y sola en la sala de espera del hotel. Hasta ahora, que apareció Matthew. Ansiabas que terminaran todos, para así poder ir al parque de atracciones.
-¿A qué te refieres? -Preguntaste tú también. Le miraste. ¿A dónde querría llegar?
-No sé, estáis muy juntitos últimamente. ¿Te gusta él? -Insistió. Te sentiste un poco incómoda.
-¿Por qué quieres saberlo? Mi vida amorosa no debería importarte. -Dijiste tratando de no sonar tan borde como las palabras.
Le volviste a mirar. La pequeña luz de sus ojos, desapareció. No deberías de haber dicho eso. Pero tan rápido cómo apartó la mirada, el pequeño destello volvió a aparecer.
-Sólo te estaba intentando proteger. Taylor es un auténtico mata-hembras.
-Sé cómo es. Tendré cuidado. -Terminaste, intentando ponerle fin a esta extraña conversación.
-Yo sólo... -suspiró. -Sólo quiero que no te hagan daño, Jackeline. Se ve venir todo. -Frunciste el ceño.
-¿Se ve venir? ¿De dónde has sacado eso? -Matt miró al suelo, algo confuso.
-De ningún lado... solamente lo presentía.
-¿Cómo presentías que Taylor y yo teníamos algo?
Se calló por unos momentos.
-Oh, Jackeline. Esto ha acabado todo hecho un desastre.
-¿Y cómo se supone qué debería de haber acabado? -Preguntaste perpleja.
-N-No sé. Sólo quería asegurarme de que sabías en lo que te estabas metiendo. Si es que te metes.
-¿Por qué no debería, Matt?
-No te quiero ver sufrir. Eres una enorme persona, eres preciosa, graciosa y lista. Y odio ver una persona como tú con el corazón roto, Jackeline. Te mereces alguien mejor. Dispuesto a centrarse en ti.
Te echaste para atrás en el asiento, pegando la espalda a la silla. Procesaste cada palabra que salió de su boca. Sí es cierto que habías tenido alguna atracción por Taylor pero sabías qué tipo de jugador era de sobra. Nunca estarías de acuerdo para formar una relación con él teniendo tantas giras y vuelos por en medio.
-¿Y dónde encuentro yo a alguien así, Matt? Nunca he conocido a una persona que realmente esté interesado en mi.
-¿Nunca?
-Nunca. Que yo sepa. ¿Así que por qué no intertarlo con Tay?
-Porque... -Dijo, ralentizando las sílabas.
Su silencio empezaba a sacarte de equicio. Viene, se sienta a tu lado y te suelta la charla, intenta decirte con quién debes y no debes salir... ¿entonces por qué no te da razones? ¿Quién cree que es?
-¿Por qué, Matthew? Tiene que haber al menos una razón por la que no me dejes salir con él.
-¿Vas a salir con él? -Se sorprendió.
-Lo estaba considerando. -Rodaste tus ojos ante su cambio de tema.
-Así que consideras a Taylor y a nadie más. -Afirmó. Te estabas mosqueando.
-¿Y a quién más debería de considerar, Matt? -Dijiste elevando un poco más tu tono de voz.
-¿Por ejemplo a mí?
El tiempo paró. No podías terminar de creer lo que pasaba, así que sólo pestañeaste un par de veces más de lo normal. Abriste la boca para decir algo, pero las palabras no salían. Te sentías cómo una mierda sólo de pensar que le habías roto el corazón en un pasado a Matt. Él no se merecía algo así.
-¿Tú? Pero no me quieres, Matt. Seguro que te equivocas de persona. -Te defendiste.
-¿Estás segura? He estado enamorado de ti desde el primer segundo que te vi, y todavía, después de casi un año, no te has dado cuenta. Ni una vez se te ha ocurrido. -Dijo, y querías que la tierra te tragara por la forma en la que su voz se rompió al decir aquellas palabras.
-Matthew, y-yo... -Intentaste formular palabra, pero nada salía. Fue cuando Matt aprovechó el momento para besarte, colocando su cálida mano en tu mejilla.
-¿Ahora me consideras? -Preguntó silencioso. Ya te daba igual quién pasara por delante, o cuántos recepcionistas podría haber mirando.
Cerraste los ojos un momento, y sin mirar, cogiste la cabeza de Matt entre tus manos y le acercaste a tus labios. Pedías perdón por todo por medio de un beso. Cuando os separasteis, unos tímidos ojos te miraban. Habías besado varias veces, pero ningunos labios habían sabido igual de bien que los de Matt. Era todo como un cuento.
-No creo que haga falta considerarlo más. -Le sonreíste.
-¿Qué dices entonces, Jackeline?
-Ya lo veremos. -Bromeaste, para besarlo de nuevo. Lo volvías a sentir. Te sentías cómo una princesa a la que su amor verdadero acababa de besarle para despertar de un eterno sueño.
El problema es que el príncipe no era un príncipe. Era un joven adolescente con unos preciosos ojos y unos sabrosos labios en pantalones cortos y una camiseta cutre pero oye, bien cerca que estaba de serlo.
(Para: @Newtislife)
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MAGCON Imaginas
RandomEl fin de estos pequeños Imaginas es hacer que durante un pequeño periodo de tiempo, os olvidéis de todo lo demás y sólo penséis en unos de vuestros chicos preferidos y en las variadas situaciones que se podrían dar con ellos. Quizá alguna se haga r...