Jack Johnson {Cute}

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Hoy hacías un año de relación con tu novio Jack. No podías estar más feliz. Sonreías inconscientemente al pensar en todas las situaciones absurdas que habíais pasado y cómo te importaba aquél chico.

Le mirabas mientras dormía a tu lado en la cama. Quitaste cuidadosamente su brazo de encima tuya y te levantaste para ponerte una larga y ancha camiseta que pertenecía a Jack. Caminaste a la cocina, cerrando antes la puerta de la habitación. Qué bien olía su perfume, el cuál inundaba la camiseta y te recubría. Una vez en la cocina, empezaste a preparar su desayuno preferido; tortitas con chocolate por encima, tiras de beicon, unos huevos revueltos y una gran taza de café con leche.

Abriste las cortinas de la pequeña ventana de la cocina, y los pocos rayos de sol que asomaban, iluminaron la habitación. Parecía todo tan bonito. Seguiste haciendo el desayuno, removiendo la mezcla de las tortitas y estirando las tiras de beicon sobre la sartén.

Sentiste un par de ojos observándote, y sonreíste al saber quién sería. Sentiste dos brazos serpenteando alrededor de tu cintura para alejarte de la encimera y darte vueltas.

-¡Jack, sueltame! -Dijiste riendo.

Te dejó en el suelo para después dejar un cálido beso en tu mejilla. Le diste un suave golpe en el brazo para luego retirar el bacon. Comenzaste a hacer las tortitas.

-¿Estás haciendo tortitas? -Preguntó con los ojos bien abiertos y una gran sonrisa dibujada en su cara.

-Sí, y se suponía que iba a ser una sorpresa para traerlas a la cama pero lo has estropeado. -Le respondiste con tono bromista, aunque era cierto.

Habías planeado llevarle el desayuno a la cama, para despertale con besos y luego comer los dos entre bromas, algo en plan tumblr. Pero no, el chico había optado por despertar y hacerte compañía en la cocina.

-Las tortitas ya son sorpresa suficiente. Además, te echaba de menos. -Sonrió, con sus ojos azules brillando.

Sentiste aquellas mariposillas en el estómago, las mismas desde el primer día. Le sonreíste.

-Si estabas dormido, no sabías que me había ido. -Te miró.

-Estaba muriendome de frío sin ti al lado. ¿Cómo no voy a notar que te habías ido? -Ambos reisteis, y se acercó para volver a besarte la mejilla.

Pasasteis unos minutos en un confortable silencio mientras terminabais de hacer el desayuno entre los dos. Jack puso la mesa mientras acercabas los platos a esta.

Todo estaba servido: dos platos con apetecibles tiras de beicon y huevos revueltos, un plato con más que suficientes tortitas con chocolate por encima y dos tazas de café grandes.

-¿Podemos empezar a comer ya? -Dijo Jack relamiendose al ver la mesa.

-Me da pena, nos ha quedado tan bonita.

-Cuando te lo comas verás como no sientes pena. -Reiste.

Mientras comíais, hablabais de varios temas. Te habló del tour al que asistiría la semana que viene y lo nervioso que estaba de cantar con Gilinsky su nueva canción. Le decías que lo haría muy bien ya que era un temazo y estarías allí para apoyarle. Te agradeció, y acto seguido, mojó el dedo en el sirope de chocolate para restregarlo en tu nariz.

Te levantaste, haciéndote la indignada y le tiraste una tira de beicon a la cara, la cuál no se esperaba. Corriste a esconderte, aunque no sabías dónde. Jack te perseguía en el salón de aquél pequeño piso.  Reías mientras observabas como se acercaba más y más. Finalmente, te atrapó y caisteis en el sofá, aún sin estabilidad alguna, caisteis al suelo. Los cojines estaban esparcidos por el suelo y la alfombra estaba desordenada. Seguiais carcajeando e intentando retomar el aliento.

Se tumbó a tu lado, apoyado en su codo. Besó tu boca sonriente, y le devolviste el suave beso. Pensando que seria dulce y simple, empezaste a besarle con más ritmo y tu mano subió a su mejilla. Apartó sus labios de los tuyos y dejó pequeños besos por toda tu cara. Arrugaste la cara riendo, y cuando abriste los ojos viste su hermosa sonrisa, esa sincera, increíble y atractiva sonrisa que alegraba cualquier pena.

-Gracias por el desayuno, Laura. Ha sido el mejor regalo de un año de aniversario que podría tener. Ahora, me toca a mi. -Dijo relajado.

Se levantó, para ofrecerte su mano y levantarte a ti. Te cogió como a las princesas y os dirigió a la habitación. Te sentó en la cama y le esperaste. Volvió con una pequeña caja entre sus manos, y se sentó a tu lado. Sonreíste y la cogiste.

Abriste la cajita, y dentro había una llave de metal. Le miraste algo confusa.

-Laura, ¿te quieres ir a vivir conmigo? -Preguntó con una enorme sonrisa.

Pegaste un salto encima de él, y rodeaste su cuello con tus brazos. Le besaste múltiples veces alternando mientras la palabra "sí" salia de tu boca. Abrazó tu espalda, acercandote más y te besó de vuelta. Te susurró cuánto te quería y cuánto le importabas.

Os pasasteis el resto de la mañana imaginando las casas, y discutiendo sobre cómo la decorariais o dónde se localizaria. Le mirabas de vez en cuando, preguntándote como podrías ser tan afortunada de tenerle.

(Para: @TheVampsLaura)

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