Hayes y tú habíais estado saliendo como hace cuatro meses, y todo iba genial hasta que se tuvo que ir a 26mgmt. Estabais muy unidos, por lo cuál nunca os separabais teniendo la oportunidad de veros.
Se suponía que ese mismo día, lo irías a recoger al aeropuerto hasta que las cosas empezaron a ir mal.
-Al fin. -Dijiste en voz alta mientras salías del coche en el aparcamiento. Estabas muy feliz de volver a verlo. Había pasado bastante.
Entraste al gran centro, buscando en las pantallas el vuelo A14, cuando recibiste un mensaje.
Hayes♥: Hola bebé, mi vuelo se ha atrasado. Lo siento muchísimo, tenía tantas ganas de verte ya... estaba demasiado ansioso para verte que se me ha olvidado decirtelo más temprano. Cogeré el siguiente vuelo así que me avisen de él. Te quiero.
Tomaste una gran bocanada de aire. Tus ojos ardían un poco, por lo que se enjaguaron, y una leve lágrima quiso escapar aunque enseguida la borraste de la cara.
-He esperado dos semanas y media, puedo esperar un par de horas más. -Te auto-convencías a ti misma, susurrando.
Te sentaste en unos asientos de cuero negro. Y pasaron sólo dos minutos, hasta que alguien tiró de un mechón de tu pelo. Te volteaste enfadada, aún con los ojos aguados.
-¡Hayes! -Gritaste sin importar cuántos pares de ojos observasen. Saltaste a su cintura, enroscando las piernas a su alrededor al igual que los brazos en su cuello. Él te daba vueltas.
-¿Por qué lloras, preciosa? -Dijo Hayes limpiandote las lágrimas que brotaron de una vez por todas. -¡No sabes cómo te he echado de menos, Mags!
-Yo también te he extrañado, tonto. -Él iba a hablar pero le cortaste. -¿Por qué me has hecho eso? -Susurraste en tono alto, juntando su frente con la tuya.
-Lo siento, pequeña. Sólo quería darte una buena sorpresa. -Excusó.
-Ya, claro. -Dijiste fría, cerrando la puerta del coche. Conduciste hacia tu casa.
-¿En serio te has enfadado conmigo? -Preguntó Hayes.
-No. -Contestaste con los ojos fijos en la carretera.
-No te enfades, Mags, era una broma. ¿Qué puedo hacer para que no te enfades? -Dijo besando tu hombro mientras que su mano izquierda acariciaba tu muslo de arriba a abajo.
Miraste de reojo a tu muslo, y volviste a poner vista en la carretera. Sabía exactamente lo que te volvía loca.
Llegasteis a tu casa, saliste del coche y estabas dispuesta a abrir la puerta cuando Hayes, te empujó hacia ella y empezó a besarte el cuello. Dejaste salir un pequeño gemido, y terminaste de abrir la puerta, así que te cogió en brazos hasta tu habitación dejando la maleta tirada en la entrada y la puerta, crees tú, que cerrada.
Te tumbó en la cama, y trepó por tu cuerpo para besarte ardientemente, mordiendo y lamiendo de vez en cuando en tus puntos preferidos.
-Te he echado mucho de menos. -Dijiste entre besos.
En menos de cinco minutos, la camiseta de Hayes estaba en el suelo, junto a tus pantalones, tu camiseta y tu sujetador. Jugó con el elástico de tus bragas, para deslizar la mano hacia dentro y acariciar tu centro circularmente y ejerciendo presión mientras besaba tu cuello.
-Oh, Hayes... -Gemías.
-He echado de menos cómo me llamabas de esa forma, bebé.
Sacó tus bragas, y bajó sus besos por tus tetas, acariciandolas para seguir bajando por el vientre y jugar con tu pubis.
-Por favor. -Suplicaste.
Lamía lentamente con movimientos de arriba hasta abajo. Succionaba en tu zona más sensible, dónde todos los nervios no hacían más que enviar placer a cada lado de tu cuerpo. Gemías cada vez más debajo suya, y decidió meter un dedo dentro de ti.
-Estás apretada. -Susurró, lo cuál hizo que deliraras más.
-Hayes, estoy cerca. -Tu respiración se aceleraba.
Acercó su cabeza a la tuya, mientras sus dedos seguían bombeando tu sexo. Sentías su aliento caliente en tu oreja.
-¿Te gusta así, Mags? ¿Se siente bien? -Movías tu cabeza, incapaz de hablar en aquél punto.
-Contestame. ¿Te gusta cómo se siente mis dedos dentro de ti, eh?
-Mhmmm. -Gemías más alto. Te encantaba cuándo hablaba sucio para ti.
-Oh, sí. ¿Eres mi chica traviesa, verdad?
-Sí, soy tu... -No pudiste terminar la frase ya que te viniste a la cima bajo su tacto.
[...]
Después de unos minutos para que retomaras el aliento, Hayes atrajo tu cuerpo, agarrando tu cintura, para ponerte encima de él. Notabas su erección bajo tu centro, y volvías a calentarte una vez más.
-¿Ahora me toca a mí, no? -Dijo con una sonrisa, a lo que tú asentiste con otra.
(Para: @mags26m)
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MAGCON Imaginas
Ngẫu nhiênEl fin de estos pequeños Imaginas es hacer que durante un pequeño periodo de tiempo, os olvidéis de todo lo demás y sólo penséis en unos de vuestros chicos preferidos y en las variadas situaciones que se podrían dar con ellos. Quizá alguna se haga r...