Era un día muy frío y te encontrabas tirada en la cama de tu habitación. Hacía demasiado frío como para ir a alguna parte, así que no te apetecía más que quedarte sin hacer nada entre el calor de tus mantas, y aburrirte.
La calefacción estaba rota, pero al menos algo de calor transmitía. El teléfono de tu mesilla de noche comienza a vibrar y giras el cuello perezosamente hacia un lado, y tus ojos caen en pantalla que indicaba que quién llamaba era tu mejor amigo, Matthew. Lo llevaste a tu oreja.
-Hey. -Suspiraste, cerrando los ojos.
-Wow, parece que no quieres hablar conmigo y todo. -Bromeó añadiendo una suave risa al final de sus palabras.
Sonríes mientras te sientas en la cama, pasando tus dedos por tu pelo suave.
-¿Qué haces? -Preguntaste.
-Pues justo ahora, estoy pasando por tu puerta principal. -Escuchaste voces abajo, y la puerta cerrándose. -Estoy subiendo las escaleras, voy por el pasillo y estoy camino a tu habitación.
Ibas a preguntarle qué hacía en tu casa y por qué había salido de su casa cuando por las noticias habían advertido del peligro de esto, pero realmente no estabas sorprendida. Solía pasar a menudo por tu casa sin avisar.
La puerta de tu habitación se abre y colgaste la llamada al ver al chico rubio entrar. Llevaba una sudadera negra y unos pantalones vaqueros junto a un gorro rojo en la cabeza. Algunos copos de nieve todavía adornaban su vestimenta y reíste por lo bajo.
-¿No hace un poco de frío como para venir a mi casa y además sin yo saberlo? -Burlaste, apoyándote en el respaldo de la cama.
Te envía una sonrisa juguetona con aquellos ojos marrones oscuros observándote. Luego se quita su gorra y se sienta en el borde de tu cama.
-No tenía nada que hacer.
Después de ser amigos durante tanto tiempo ya sabías que él no era persona de estar sola durante mucho tiempo. Le gustaba estar con la gente y hacer reír a los demás. Tú siempre solías ser la primera opción.
Sus ojos se pierden en sus manos, las cuáles apierta con fuerza. Aproximas las tuyas, colocandolas sobre las suyas. Estaban congeladas.
-¡Matt! -Gemiste, mirándole con simpatía. -Por eso mismo advirtieron de quedarse en casa.
Tus manos se mueven a sus mejillas, las cuáles también se encuentran heladas. Mueves tus pulgares en varios sentidos, intentando proporcionar un poco de calor.
-¿Ha valido la pena arriesgar tu seguridad por venir? -Te ríes aunque realmente te preocupabas. Obviamente, no estaba a riesgo de una hipotermia o algo así, pero tenías miedo de algún resfriado o gripe.
Se encogió de hombros descuidadamente, y te levantaste para encaminar tu cuerpo a la puerta, después de deshacerte de las sábanas.
-¿A dónde vas? -Preguntó riendo.
Te diste la vuelta mientras tu mano hizo contacto con el pomo, y observaste como se levantó también.
-A por un café o algo para ti.
No esperaste a ningún reproche, y enseguida saliste rumbo a la cocina. Sabías que te estaba siguiendo, pero no te importaba porque querías ayudarle. Siempre lo hacías.
Te colocaste de puntillas para alcanzar el armario dónde estaban el café molido y algunos filtros, y cogiste lo necesario. Comienzas a preparar el café.
-Creo que exageras un poco. -Dice tras ti, y por su forma de decirlo, sabías que sonríe.
No dices nada puesto que te pondría pegas y te volvería loca, así que te quedas tranquila y continuas con lo que estabas haciendo. Matt sabía cómo sacar los puntos más pequeños para hacerte rabiar, cosa que odiabas, pero era la desventaja de conocer a alguien tan bien.
-¿Hola? -Vacila mientras se acerca a ti, sabiendo que no vas a responder. Tus calores comienzan a subir a pesar del frío del resto de la atmósfera. -¿No vas a decir nada?
Te retiras para coger una taza de café, y luego colocarla en la encimera. Se pone delante de la máquina de café, esperando pacientemente a ser respondido.
-No te pienso hablar, por ahora.
-Relax. -Susurra.
Sus manos encuentran tus caderas y suben a tu cintura, envolviendo los brazos alrededor de ti. Inmediatamente te tensas, sin saber qué hacer. Sabías que no estaba interesado en ti, pero no podías negar que no habías pensado en lo que sería estar con él. Aunque pronto te vuelves a relajar, él es tu mejor amigo y nada más. Matt apoya su barbilla en tu hombro, y sientes su pecho contra tu espalda. Estabas tan cómoda y segura allí, que podrías pasar así todo el invierno.
-Sólo bromeaba, tonta. -Matt sonríe, ajustando su cabeza de manera que sobre tu hombro descansa su mejilla y sus ojos te miran. Sientes su aliento en tu cuello, y te sientes incómoda y fuera de lugar.
Justo cuando crees que eso es lo máximo que haría, levanta su cabeza y besa tu mejilla con delicadeza. Tu corazón sigue latiendo con rapidez cuando Matt se retira, pero sin dejar de abrazarte. Esperando a liberarte de su agarre, te das la vuelta y tratas de hacerlo tu misma, pero terminas cara a cara con él. Su sonrisa confiada se desvanece en un puchero y sus ojos vuelven a centrarse en los tuyos. Tiene sus manos en tus caderas ahora, y las tuyas simplemente descansan en sus antebrazos por instinto.
Te diste cuenta en lo perfecto que es todo en él en aquel momento. No sólo su apariencia, si no en las cosas que hace. Es el único que puede hacerte reír y llorar al mismo tiempo, hacer que te sientas bien e importante. Siempre lo hace. Y sin importar cómo te sientas, siempre te preocupas por él.
A pesar de saber que está mal, te gustaría saber que se sentiría al ser más que un amigo. Apenas puedes reaccionar, pero sabes que tendrás que actuar rápido antes de perder la oportunidad.
Te acercas cada vez más, lentamente con tus labios hacia los suyos. Comienzas el beso despacio, puesto que no sabes cómo va a reaccionar, pero cuando sientes que te devuelve el beso, sabes que ya lo tienes. Y es perfecto.
Sus manos aprietan tus caderas y te besa con más pasión, aunque siempre intentando mantener todo controlado. Tus manos se arrastran por sus brazos hasta ambos lados de su cuello, y las mantienes allí. Su cuerpo se mueve contra el tuyo, cerrando cualquier hueco disponible. Se siente como si hubieras hecho esto más veces, porque todo es muy natural, pero las mariposillas por tu estómago están presentes ya que es la primera vez.
Su cabeza se inclina hacia varios lados, y su nariz fría actúa como un pincel sobre tu mejilla. Consigue levantar tu cuerpo y dejarlo sobre el mostrador, dónde abre tus piernas para colocarse en medio y moverse por allí. Tienes tus manos en su pelo, atravesandolo.
La cafetera suena, indicando que ha terminado. Vuelves la cabeza para ver qué había sido aquello, y te sorprendes separando los labios de los de tu amigo. Su respiración es pesada, y cuando vuelves a mirarlo no sabes qué decir o hacer.
Sus labios rozan los suyos una vez más, recuperando el aliento, sin saber exactamente cómo llegaste a dónde estabas. Era todo tan fuera de lo común.
-Me encanta que te preocupes por mi. -Murmuró, con una suave sonrisa en sus labios.
Sientes tus mejillas enrojecer, y no puedes dejar de reír por la situación. Tus manos caen finalmente a tu regazo y se juntan con las de Matt entrelazando los dedos. Volviste a sentir sus helados dedos, y te acordaste el por qué del café.
-El café ya está listo. -Le dijiste. -Te serviré un poco para que entres en calor.
Te alejas de él, pero te vuelve a detener una vez más con una mano en un lado de tu cara.
-Tengo otra idea.
Inclinas la cabeza sin saber lo que quiere decir exactamente. Observas como sonríe y en seguida se lanza a tus labios una vez más y consigue morder uno de ellos. Ahora logras comprender a lo que se refiere, sabiendo qué tiene en mente y estás completamente de acuerdo con ello.
(Para: @IarSotelo)
P: ¿Cuál sería tu eslogan?
R: El mío sería algo como "Los sueños no se cumplen hasta que decides traerlos a la realidad" ^^
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MAGCON Imaginas
SonstigesEl fin de estos pequeños Imaginas es hacer que durante un pequeño periodo de tiempo, os olvidéis de todo lo demás y sólo penséis en unos de vuestros chicos preferidos y en las variadas situaciones que se podrían dar con ellos. Quizá alguna se haga r...