Matt Espinosa - Mix.

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Era tarde y de noche. Estabas llorando silenciosamente contra tu almohada, aquella que escuchaba y soportaba todos tus palabras y no decía palabra alguna. Habías terminado con tu novio (con el cuál habías durado siete meses) ya que te había puesto los cuernos con tu ahora ex mejor amiga. Tu brazo y un trozo de las sábanas estaban llenas de sangre. Habías sabido salir adelante después de conocerle, y más de una vez consiguió que tu dolor no lo pagara con tu cuerpo, pero después de aquello, uno de tus pilares que creías isencial y que nunca te lastimaría se hubiera derrumbado, volviste a caer. No podías con el dolor. Después de un rato llamaste a tu mejor amigo, Matt, quién acudió sin problemas para reconfortarte.

-¡Le voy a matar! -Corrió dentro de la habitación para después abrazarte. Había llegado incluso antes de terminar de contarle qué había pasado, mientras escuchaba tu dolor en la voz.

-No, está bien, yo sólo... -no pudiste terminar. Sentiste tus rodillas quedarse sin fuerza, cayendo sobre el sofá de tu cuarto, mientras más lágrimas salían de tus ojos.

-¡NO, NO ESTÁ BIEN! MIRA A TU BRAZO. TE HAS HECHO DAÑO Y ODIO VERTE ASÍ. -Gritó, para dar una vuelta por el cuarto mientras pasaba una mano por su rostro, un puñetazo fue dirigido a una de tus almohadas. Finalmente se paró para mirarte, después se sentó a tu lado. Te abrazó, y suavemente reconfortó tu débil y tembloroso cuerpo hacia el tuyo. Limpió tus heridas, y luego las besó.

-Te mereces algo muchísimo mejor. Qué coño le pasa. -Susurró. Abrazándote más fuerte, para hacerte sentir segura.

-No, me merezco lo que tengo, lo debo de hacerlo para que me hayan devuelto algo así. -Lloraste en su pecho, revolviendo tu cabeza.

-No. -Dijo firme y seguro. -Te mereces a alguien a quién le importes, a alguien que no dudaría en hacer cualquier cosa por ti, alguien que... que... -Levantó tu barbilla, limpiando las lágrimas y luego susurró. -A alguien que te ame.

Agarró su cabeza y luego aplastó sus labios contra los tuyos, con algo de fuerza y pasión y te olvidaste de cómo respirar. Le apartaste, no muy bruscamente, y miraste sus ojos. Empujaste sus hombros, haciendo que su espalda pegara con el suelo. Te sentaste encima de Matt, y tomaste la iniciativa. Vuestras lenguas bailaban juntas, y tras unos momentos, parasteis para tomar aire.

-No te voy a lastimar. Lo juro. Soy un caballero en todos los sentidos. -Dijo para después pasear sus manos de arriba hacia abajo por tu cuerpo.

Posó sus manos en tus pechos, apretando suavemente, causando en ti grandes sensaciones que por ahora salían por pequeños jadeos de tu boca. Volviste a besarle.

Despacio, empezaste a desabrochar su camisa, recorriendo su tronco con tus manos. Tus extremidades se deslizaban cada vez más lento, quitando sus shorts y palpando su miembro através de los calzoncillos.

-Mmmh, bebé... -Las palabras salieron de su boca, medio gimiendo medio susurrando.

Le arrebatastes sus calzoncillos, poniendo su pequeño soldado... mejor dicho, gran soldado a plena vista. Seductoramente, miraste a sus ojos mientras llevabas tu lengua a su longitud. Gemidos salían de sus labios.

-Ari, deja de tentar. -Cerró sus ojos, rompiendo la mirada.

-Así que te gusta, eh. -Dijiste riendo, para luego introducir el gran miembro en tu boca, e intentaste que cupiera todo, aunque resultara difícil. Intentaste controlar las arcadas puesto que eran más centímetros de los que pensabas.

-Agh, Ariana. -Gruñia entre gemidos. -Creo que me voy a cor-

-¡Todavía no! No hemos terminado. -Interrumpiste con un guiño.

Acariciaste su erección con la lengua, desde la base a la punta, sin prisa y causando grandes y profundos gemidos de su parte. Matt cogió fuerzas, y colocó tu cuerpo bajo el suyo esta vez. Lanzó tu camiseta, y comenzó a rastrear con sus labios tu cuello, pasando por los hombros, parando en tus pechos para saborearte, luego tu barriga y finalmente parar en el borde de tus pantalones de pijama.

-No creo que esteas preparada para esto. -Dijo sonriendo inocente.

Antes de que pudieras responder, apartó de tu cuerpo tus pantalones con las manos y las bragas las quitó con sus dientes. Apartó tus piernas y se adentró en tu océano. Jugó con su lengua, entrando y saliendo o simplemente rodeando, llegando a tu punto débil todas las veces que se proponía. Empezaba lento para terminar bastante rápido.

-¡Dios, Matt! -Exclamaste, con grandes corrientes eléctricas através de tu cuerpo. -Me, me voy a correr. -Jadeaste.

-Todavía no, amor, aguanta un minuto. -Dijo mientras se posicionaba en tu entrada.

-¿Lista? - Preguntó mordiendo su labio inferior mientras miraba lujurioso a tus ojos.

Asentiste con la cabeza, y entró lentamente en ti. Al principio dolió pero él supo acomodarse y provocar los movimientos precisos para eliminar el dolor. Llegaste a sentir aquél placer junto a unas pequeñas punzadas de dolor, y era bueno. Muy bueno.

-Joder, Matthew. -Gritaste, clavando las uñas en su espalda.

-¿Cómo me llamo, preciosa? Dilo de nuevo. -Ordenó, con su voz profunda y rasposa, con apenas aliento.

-Matthew, por favor, no pares. -Exclamaste, mientras seguía bombeando en ti, con más amor y pasión en cada embestida.

-Más alto, Ariana, ¡gritalo! Deja que el mundo sepa quien te hace sentir así. -Decía apenas respirando.

-¡Matthew Lee jodido Espinosa! ¡Me vengo! -Sentiste tus paredes cerrarse.

-A la misma vez que yo, bebé. -Contó de tres a cero, y sincronizadamente ambos os corristéis. Sentiste un cálido líquido recorrer tu interior, y probablemente el tuyo rodeara su longitud.

Finalmente, ambos os quedasteis tumbados en el suelo, lado a lado, entrelazando los dedos y acurrucandoos, mirandoos a los ojos. Aunque el suelo no tuviera moqueta y fuera frío, te sentías bastante cómoda y cálida entre sus brazos.

-Eso, cariño, es lo que te mereces. -Dijo besándote despacio. -Te amo y rehuso a hacerte daño. He estado aquí para todo, y no te lo haré. No hay manera posible de que pueda dejarte. Y quiero más que una amistad, te quiero y quiero que seas mía. Piénsalo. Piensa en un nosotros cada segundo que puedas. Eres mi todo, Ariana. ¿Me harías el honor de poder llamarte novia? -Preguntó con tu cara entre sus manos.

-Sí, sí y sí. -Las lágrimas salían de tus ojos hinchados.

-Dios.

Y era verdad. Matthew había sido quién a pesar de cualquier tontería había estado allí. Él había sido tu sol cuando las sombras te asechaban, tu pilar cuando uno se derrumbaba. Y le querías.

Finalmente os fundisteis en un gran beso para luego levantaros y taparos con las sábanas de la cama,  y dormir durante toda la noche abrazados.

(Para: @23_July_10)

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