79 | Una sorpresa

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Infinite caminó observando una variedad de flores, desde rosas a tulipanes, pasando por girasoles y lilas.

«Ah, ¿qué clase de flores les deben de gustar a Rookie? Quizás... no. ¡Ah, puede ser... agh, no!»

—Oye, veo que estás algo indeciso con tu elección. ¿Necesitas ayuda? —preguntó la florista, una coneja magenta, algo bajita.

—Pues... sí...

—Bien, no te preocupes, cariño, para eso estoy aquí. Dime, ¿cómo es ella?

«“¿Ella?” No necesariamente debe de ser chica, ¿o sí?»

Bien pues, este... Eh, «él» es lindo, tierno... E-Es un poco tímido, pero s-solo en ocasiones, ¡oh!, y a veces es algo sarcástico, es un poco molesto, pero... c-creo que eso lo hace más especial —dijo Infinite, feliz pero nervioso de hablar acerca de Rookie.

La florista quedó estupefacta.

—B-Bien... Y ¿sabes... cuál es su color favorito?

—Honestamente, no...

«Tengo que preguntarle eso»

—¿Por qué no intentas con rosas blancas? —preguntó

—¿Rosas blancas? ¿Por qué?

—Coinciden perfectamente con la descripción de tu... chico —dijo la florista aún algo atónita.

—Bien, me llevaré un ramo de rosas blancas, por favor.

—Ah, claro, cariño. Son 50 rings.

«Rookie los vale.»

—Aquí tiene —habló entregándole los anillos y tomando el ramo de flores.

—¡Agh, por Chaos, Amy! ¡Solo decídete de una vez!

—Pero es que todas son tan ¡hermosas! Bueno yo... escojo... los tulipanes.

—Bien, ¿cuánto? —le preguntó apresuradamente el erizo a la florista.

—Son... 45 rings...

—Tenga, adiós —vociferó Sonic antes de escapar a la velocidad de la luz (o quizás a una muchísimo mayor).

—¡Sonic, aún nuestra cita no ha terminado! —gritó la eriza con su ramo en mano, siguiéndolo.

«Ah, esos dos... Son un caso especial», pensó el chacal mientras salía con una gota de sudor en su cabeza. «Será mejor que me mueva rápido, antes de que alguien más me ataque o insulte.»

El chacal corrió e intentó usar su velocidad súper sónica, sin recordar que ya no poseía el Rubí Fantasma, así que tan solo utilizó su velocidad normal. Unos cuantos minutos más tarde, Infinite volvió al hogar de Rookie, pero no lo encontró ahí.

«¿Por qué tardará tanto? ¡Quiero que venga ya de ya!», pensó.

Y así, como si lo hubiese llamado con el pensamiento, Rookie llegó pocos minutos más tarde con unos nuevos lentes color azul, con detalles en amarillo.

—¡Rookie, bienvenido! —exclamó, alegre—. Te compré estas flores.

El rostro de Rookie, que ya de por sí es rojo, se tornó de un tono aun más sonrojado al ver a Infinite regalándole esas flores tan bellas.

—Infinite... ¡Son bellísimas! ¡Son iguales a las de mi sueño, me encantan! —Se alegró el lobo riendo, al borde de derramar lágrimas de felicidad mientras abrazaba con fuerza a Infinite y su cola se agitaba sin control.

«Esto... es demasiado para mí.»

Je, me alegra que te gusten, lobito.

«“Lobito. Je, me encanta que me llame así...»

Te quiero tanto, Infinite.

El chacal se sorprendió con notoriedad por las palabras de Rookie, las cuales hicieron que sus mejillas se tornaran de un carmín más intenso.

—Te quiero mucho más, mi lobito.

Por otro lado...

—¡No puedo creer que prefieras esto a un chilli dog!

—¡Los chilli dogs no son comida para una cita!

—¡¿Acaso existe un manual que diga cuáles comidas son de citas y cuáles no?!

—¡No, aunque debería!

Ambos erizos estaban en la mesa de una pastelería, cada uno tenía una tartaleta de fresas con crema. Algunos que pasaban los observaban de manera extraña mientras discutían, pero es como si a ambos eso les diera igual.

—¡Agh! Solo comamos y acabemos con esto.

—No, aún falta hacer una cosa más.

—¿Más? —El erizo suspiró cansado de manera irritada, hundiendo su cabeza en la mesa.

—Será una sorpresa —alegó la eriza rosa antes de soltar una pequeña risa.

❝La nueva resistencia❞ ⌊Rookinite⌉〈EDITADA〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora