10.

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Emilio.


Tenia muchas dudas sobre todo lo que me generaba esta casa, el estado físico en el que se encontraba Joaquin y como se había estado comportando estos últimos meses, pero sabia que había llegado a su limite y por hoy no era prudente seguir preguntando.

Quería estar junto a él, de alguna manera quería prometerle que iba ayudarlo a salir de cualquier mierda que estuviera pasando, sin importar de que se tratara.

Seguíamos abrazando en el suelo y el frió del piso empezaba a calarme, por lo que en un solo intento decido que lo mejor sera recostarnos en la habitación. Todo este giro de emociones me dejo totalmente cansado. Nos acostamos en la cama sin romper el abrazo y en una especia de acuerdo silencioso los dos llegamos a la conclusión que no queríamos dormir solos esta noche.

Nos tapamos hasta el cuello con las sabanas sin decir una palabra, lo pegue más a mi cuerpo, necesitaba sentirme a salvo.

La habitación se había sumido en un silencio que adormecía nuestros tímpanos relajados, solo escuchábamos el nostálgico sonido de la lluvia cayendo suavemente desde afuera contra la ventana. De vez en cuando alguno que otro trueno nos sobresaltaba un poco, pero ninguno de los dos decía nada. Escuchar el latido de su corazón tan cerca me producía mucha tranquilidad y me daba un guiño de esperanza que íbamos a superar esta mala racha.

-¿Oye Emi?...- Su cálido cuerpo se acurruco más en mi pecho. No podía dejar de sentir ternura ver sus ojitos entre cerrarse por el sueño.

-¿Si?-  Su suave cabello rozando mi cuello me tentaba a acariciarlo, así que simplemente extendí una de mis manos y empece hacerle pequeñas caricias sin perder detalle de lo que tenia para decirme.

-¿No te parece raro estar así conmigo?

-¿Te molesta?- Sentí un poco de miedo de su respuesta, yo estaba muy cómodo por su cercanía, pero no me había puesto a pensar que era lo que pasaba por su cabeza.

-No, me siento seguro contigo.- Sentía mis mejillas rojas por el cumulo de emociones que me estaba haciendo sentir estar de esta manera con Joaco, no podía ponerle nombre a lo que estaba sintiendo, pero no quería dejar de hacerlo.

-Si no te molesta estar así conmigo no tienes porque preocuparte.

Volvimos  a quedarnos en silencio un  buen tiempo. Me encontraba embobado acariciando los cabellos cortos que crecían cerca de la nuca de Joaquin, apoyando mi mentón en su cabeza, estaba bastante cómodo en realidad.

-Emilio...- Salí de mi trance y busque su mirada.- ¿Alguna vez pensaste el mandar todo a la mierda, esto de actuar y todo esto?- Reí suavemente logrando que mi pecho temblara, Joaco dejo escapar un pequeña risita.

-Define "mandar todo a la mierda.

-Ya sabes, desaparecer, dejar todos los reporteros, los fans, las criticas atrás y huir a un pueblo desolado...

-Nunca lo había pensando

-Yo no tendría ninguna problema sobre vivir en una pequeña cabaña en el bosque, con mi perra, una manta y muchas oreo.

-¿Y en donde quedo yo en ese plan?

-No lo se, ¿tú también quieres desaparecer?

-No me molestaría estar simplemente contigo, me encanta el bosque así que eso es un plus.- Intento darle un toque de humor a mis palabras, no quiero sonar demasiado intenso después de todo creo que Joaco bromea con respecto a todo esto. Noto como el silencio vuelve a cobrar terreno entre nosotros.

Sin Luz - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora