56.

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Emilio


El sol comenzaba asomarse por el horizonte cuando llegamos a Valle de Bravo.

Me había dolido en el alma tener que despertar a Joaco, pero decidí que no podía llevarlo en brazos al ver todas las cuestas que teníamos que subir para llegar a la cabaña donde nos quedaríamos. Era un lugar precioso, teníamos el lago frente a nosotros, el atardecer que estábamos contemplando era realmente impresionante.

-Bueno chicos, hemos llegado.- El tono de voz de mi madre no podía ocultar su alegría. A ella le encantaba la naturaleza y estaba seguro que estar en este lugar la llenaba de buenas energías. Kiko y Kimi cancelaron el viaje a ultima hora, por lo que solo eramos mi madre, Romina, Joaco y yo. 

Desde que supe que vendríamos a este lugar la idea de pasar una noche junto a lago me comenzó a rondar por la cabeza. Quería esperarme a que nos instaláramos para proponerle a Joaquin acampar junto al lago, pero ver el atardecer que la naturaleza nos había dado la bienvenida aumento mis ganas de realizar aquello. Estaba haciendo un plan en mi cabeza para convencer a Joaco de abandonar la comodidad que nos ofrecía la cabaña para aventurarnos a la casa de campaña a la intemperie.

-Me encantaría acampar cerca del lago.- Dijo sincero, sorprendiéndome.

-Estaba pensando justamente lo mismo. ¿Qué te parece si lo hacemos hoy?

-¿Hoy? Romi y tu mamá no se molestaran si nos apartamos.

-El lago esta a unos cuantos metros, no creo que ni siquiera lo noten.- Él solo se dedico a asentir con una sonrisa. 

-Quien llegue de ultimo pone la tienda de campaña.- Grito a mí lado, para luego salir corriendo hacia el agua del majestuoso lugar. Yo solo me limite a sonreír. Joaquin estaba animado, y yo estaba disfrutando tanto verlo de esta manera. No se si era el cambio de aires, la naturaleza o el sol, pero su sonrisa brillaba más que otros días, como si toda la jodida mierda que había estado viviendo los últimos meses se tratara de una pesadilla pasada.






La tienda de campaña estaba lista. Como lo suponía mi madre y mi hermana no se opusieron a que pasáramos la noche junto al lago, ellas estaban enteradas de lo importante que era Joaquin para mí y aunque no les haya mencionado lo mucho que evoluciono nuestra relación desde la ultima vez que las vi, se que ellas me conocen bien y saben lo mucho que mi corazón esta feliz por estar junto a él.

Joaquin estaba cómodamente sentado en una piedra cerca del arrollo. Los rayos del sol estaban casi perdiéndose ante nuestros ojos por lo que la obscuridad de la noche no iba tardar en caer sobre nosotros.

-¿Vas a encender una fogata?- Joaco se enderezo sobre la piedra para observarme mejor cuando yo comencé a amontonar palos y hojas secas en un mismo lugar. -¿Se puede hacer fuego en este sitio?

-Sí, siempre y cuando tengamos cuidado.

-Ah, que bien. Pues entonces quemaremos todo a nuestro alrededor.- Bromeó.

-No es la primera vez que acampo aquí, se lo que hago.- Le digo orgulloso por mis dotes de niño explorador. 

-¿Con quién has venido antes?

Sin Luz - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora