22.

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Emilio


-Emilio deja de abrazar a Samai, tu mamá ya nos esta esperando en el auto, vamos a perder el vuelo si sigues.- Ya había pasado dos semanas desde que finalmente acepte ir con Joaquin a Amsterdam y aun seguía pareciéndome una locura, y aunque si lo era, era una muy real.

Suspire una vez más y sostuve la manija de mi gran maleta con mi mano, para luego comenzar a caminar fuera de la habitación. 

Mi madre se había mostrado muy feliz y emocionada cuando le comente que al fin había decidido irme con Joaco. Nunca voy a olvidar que comenzó a dar saltitos de emoción y me aconsejo que no tuviera miedo de sentir. Ella estaba segura que con este viaje mis sentimientos se iban a aclarar, pero yo aun no tenia claro de que sentimientos hablaba.

-¡Mailo apurale!- Grito una vez más Joaquin desde el salón.

-¡Ya voy!- Salí de la habitación y me aproxime hacia su ubicación. Era consciente de que mi tardado despido de Samai había sido bastante exagerado. Después de todo hacia meses que me había mudado de la casa de mi madre y duraba largas temporadas sin verlo, esta solo seria una más. Pero más que despedirme del perro, estaba aprovechando para despedirme de todo, espantar los miedos que tenia y cobrar energía para lo que venia.

Deje mi enorme maleta al lado de la suya y estire un poco mi espalda mientras terminábamos de subir las cosas al auto, después de todo iba a ser un viaje bastante largo y quería estar preparado para aguantar las horas de estar sentado en el tubo volador de metal.

Subimos al auto camino al aeropuerto, las manos me sudaban, podía notarlo pero preferí ignorarlas. Me propuse fijar mi vista por la ventana del coche mirando con añoranza las calles de mi ciudad, que por un par de meses estarían tan lejos de mí.

-¿Qué tanto hacías hablando con Samai?- En el rosto de Joaquin alcance a percibir una sonrisa burlona, de esas que le marcaban los hoyuelos.

-Me estaba despidiendo de él, tiene celos de ti, porque últimamente ya no habíamos ido a visitarlo, toda mi atención es para ti.- Bromee aunque no mentía del todo.

.-Pues tiene razón.

-Emilio...- Mire rápidamente a Joaquin, él cual me había llamado con voz débil, parecía perdido en sus pensamientos. -¿Tú en verdad quieres venir conmigo a Amsterdam? Es decir... Parece que no estas muy contento de ir y se que ahora no tiene mucho sentido decirte esto pero... No quiero obligarte. En serio yo... No te sientas obligado. Puedo entender que...

-Necesito que guardes silencio.- Lo interrumpí poniendo mis ojos en blanco, su mirada se clavo en mis ojos. - Mírame, tengo mi maleta en la cajuela, me organice con Nikolas para que subiera un par de vídeos que tenia guardados a mí canal, llame a Ale, Eduardo y muchos amigos más diciendo que me iba a Amsterdam, hable con mis padres y soporte las ideas raras de mi padre, hice todo eso para hacer este viaje, y ¿tú piensas que no me quiero ir?

-¿Seguro?- Murmuro.

-Seguro.- Afirme sonriendole, borrando mi anterior seriedad.

Me devolvió la sonrisa y no pude evitar perderme en esos ojos con las pestañas más lindas del mundo que me observaban con felicidad desbordante. Antes esos ojos parecían estar suplicando por ayuda constante, pero ahora podía ver un nuevo brillo resplandeciente que me obligaba a ensanchar mi sonrisa boba. Ese tono aceitunado que a veces era totalmente opacado por el color marrón, ahora se notaba más que nunca, era tan radiante.




Recordé cuando me había rencontrado con Joaquin al volver de la casa de mi madre, me sorprendí al verlo tan sonriente y saludable. Su delgadez seguía allí y aunque seguía teniendo algo de fiebre, su dentadura blanca opacaba sus malestares interiores. Al menos yo lo veía así.

Y saber que la razón de su felicidad era que yo iba con él a Amsterdam... Me estrujo el corazón.

Parecía un niño que había conseguido lo que quería después de años y años pidiéndolo por favor.

¿Por qué me había costado tanto trabajo decidirme?... Si yo hubiera sabido que él mejoraría tanto con el simple hecho de yo acceder en acompañarlo, hubiera aceptado desde el primer momento.



-Ya llegamos.- Dijo Joaquin rápidamente. -¿Estas listo?- Poso sus ojos en mi una vez más.

Alcance a ver un pequeño sonrojo en su rostro expectante. Cosa que me había hecho sonreír ¿de que se avergonzaba?

-Listo.- Sonrió y movió su cuerpo hacia la puerta del auto.

Era la hora, estaba realmente emocionado. Confiaba que de ahora en adelante las cosas mejoraría. Que este viaje seria la clave para soltar nuestros miedos, y vaya que ambos teníamos mucho trabajo que hacer respeto a eso. 





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3/3


AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

NOS VAMOS A AMSTERDAM



¿Están emocionados?


¿Creen que las cosas mejoren?


Los leo en un rato.


Anahí









Sin Luz - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora