21.

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Emilio

Ingrese a mi habitación y cerré la puerta tras mi espalda, recostándome luego en la cama y sosteniendo mi celular, el cual no se había movido de su lugar desde que esta mañana lo arroje después de hablar con Nikolas. Ahora me sentía mal. Culpable. Él solo quería ayudarme y lo había hecho a un lado olímpicamente. Le llamaría más tarde.

Marque el número de Joaco de manera distraída, sin esperar nada la verdad, pero fue entonces cuando escuche un ruido extraño desde el otro lado, esta vez uno diferente al de la vocecita irritante de la operadora. Los tonos se cortaron y yo me concentre solamente en los sonidos.

-Hola.- Cuando los extraños sonidos cesaron pude apreciar que su voz seguía un poco ronca, como si se acabara de levantar.

-Joa-Joaco.- Tartamudeo bastante descolocado, no tenia esperanza de recibir respuesta de su parte después de haber sido ignorado al iniciar el día.

-¿Quien es?- Parecía desorientado, como si estuviera hablando entre la conciencia y el sueño. Me lo imagino en su cama acostado con el cabello despeinado y con ese aire de ternura que desprendía cada vez que se levantaba temprano con sus ojitos achinados y vidriosos. Pero eran las 7 de la tarde ¿qué hacia durmiendo?

-Emilio Marcos.- Respondí con voz de locutor. Sonriendo bobamente. Nunca pensé que me sentiría tan aliviado al escuchar su voz, aunque sonara terriblemente débil.

-¿Emilio? ¿Que quieres?- Susurro, parecía que en cualquier momento se dormiría otra vez.

-¡Oye tranquilo! Estuve llamándote toda la mañana, ¿por qué no me contestabas en celular?

-Estaba organizando.- Bostezo. -... Organizando todo para esta noche. Termine de empacar algunas cosas y deje a los cuyos con un vecino buena gente.- Casi se me escapo preguntarle por Canela, lo bueno que me mordí la lengua. Había olvidado por completo que yo había dejado al animal envuelto en una sabana dentro de su departamento.

-¿... Y Canela?- Murmure aun así, quería saber lo que había hecho con ella.

-Ya la enterré.- Soltó en un pequeño suspiro. -En un parque cerca de la casa de mi madre, es bonito.- Pude sentir su tristeza desde el otro lado de la linea.

"Fue ella", recordé que me había dicho cuando lo vi en el salón de rodillas y con las manos ensangrentadas junto al cuerpo sin vida del canino.

No había nadie ademas de nosotros allí. Aquello lo sabia muy bien. Entonces ¿quien había sido?

Me estremecí al tener una idea realmente aterradora que deseche al instante. Pero era la única explicación coherente y eso me daba miedo.

-Lamento no haber estado ahí.- En verdad me había arrepentido de no haberle acompañando cuando se despidió finalmente de Canela.

-Ya paso. No te preocupes.- Parecía haberse despertado un poco más.

-¿Estabas durmiendo?- Intente cambiar de tema.

-Sí, me la he pasado la mayor parte del día en la cama. No me siento muy bien de salud y... No quería viajar con fiebre.- Suspire preocupado.

-¿Estas con fiebre? ¿Te sientes muy mal? Puedo ir a verte si qui...

-Estoy bien Mailo, deja de preocuparte.- El ambiente estaba tenso entre nosotros y es que nuestra ultima conversación no habia sido muy amigable. Me incomodaba estar así con él. Me molestaba que ambos estuviéramos ignorando los problemas como si tuviéramos amnesia.

-No me dijiste eso en el balcón de tu casa.- Conteste en un tono acusatorio y superior.

Hubo un silencio después de eso, uno pesado e incomodo, de esos que por un momento parecía imposible de romper. Pero se rompió.

-¿Para que has llamado Emilio?- Su voz no sonó molesta como yo lo esperaba. Más bien parecía cansada y... Débil. Sin ánimos de discutir, sin ánimos de nada, como si estuviera vacía.

La culpa me azoto el pecho.

-Lo siento yo...- Me removí en la cama, quedándome de lado y de espaldas a la pared, mirando a ningún lugar en particular de mi habitación. -Solo quería disculparme.- Solté al fin. Lo siento mucho orgullo, pero tengo que dejaste ir.

-¿Disculparte? ¿Disculparte por qué?- Parecía verdaderamente confundido.

-Yo que se... Supongo que por ser tan cabrón y egoísta.

-No digas tonterías Emilio, eres la persona más bondadosa que conozco.- Reí de manera tímida al escuchar aquello, no sabia si porque era una autentica mentira o si porque mi corazón se había acelerado ante esa frase.

-Tú confiaste en mí, al decirme que te ibas a Amsterdam, y yo en vez de apoyarte, comencé a decirte que te quedaras y que pensaras en tus fans, cuando la realidad es que tú estas primero.- No contesto asi que seguí hablando. -Me comporte como si quisiera retenerte a ti, impidiéndote intentar mejorar, y ademas rechace tu invitación...- La verdad que si estuve consciente que me estaba comportando injustamente. Pero decirlo en voz alta me estaba haciendo deprimirme. A veces las personas no se dan cuenta del daño que hacen hasta que lo dicen en voz alta.

-Sí, confié en ti en contarte de mi viaje, y sí me sentí algo mal al ver que no me estabas apoyando como yo esperaba. ¡pero esta bien! No porque yo lo diga, tiene que ser así. Eso es lo que más me gusta de ti Emilio. Se que puedo confiar en ti porque tú me conoces mejor que nadie. Por eso te conté a ti antes que a nadie...- Me quede mudo luego de su explicación terriblemente confusa. Intente entenderle, intente repasar sus palabras que se borraban rápidamente de mi mente como manchas de agua. Pero no lo logre, porque me había quedado estancado en solo una frase, una frase que me había dejado en un estado letargo, como si flotara en una nube.

"Eso es lo que más me gusta de ti Emilio"

¿Por qué me sentía tan bobo al pensar en eso?

Mi cerebro dejo de prestar atención.

¿Le gusto? Yo le gusto... Eso es lo que dijo ¿no?

No. De seguro fue otra cosa ¿verdad?

-¿Emilio? ¿Estas ahí?

-Cancela tu vuelo.- Ordene seriamente.

-¿Qué?

-Que canceles tu vuelo a Amsterdam.

-¿Pero...? ¿Qué? No entiendo. ¿Por qué dices que?

-Yo pagare tu parte del pasaje luego. Pero a estas horas ya no conseguiré boleto para el avión, mejor lo organizamos para otro día.

-¿Eh?

-¡Que me voy contigo a Amsterdam bonito!- Exclame perdiendo la paciencia. -Te dije que no te dejaría solo ¿recuerdas? Te dije que mientras este contigo no deberías temer a nada. Te dije que te protegería aunque la lluvia fuera fuerte.- Se me salio la frase más empalagosa y melosa que había dicho en mi vida .

Un silencio se formo luego de eso y por un momento pensé que la llamada se había cortado, pero luego de comprobar que él seguía en linea carraspee para llamar su atención.

-¿Joaco?- Termine preguntando.

-¿En verdad vendrás conmigo a Amsterdam?- Su voz sonaba con tanta ilusión.

-Si, lo haré.

-Cancelare el vuelo de esta noche, pero por favor no me dejes plantado.

-Lo prometo.

-Ahora sígueme diciendo cosas bonitas, anda, que así me siento un poco mejor.

La respiraciones de ambos estaban agitadas, y estaba seguro que su corazón al igual que él mio estaba brincando de felicidad.











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Maratón. 2/3

Anahí

Sin Luz - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora