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¿Listo para el final?





Joaquin



Media hora después el sol estaba comenzando a desaparecer y el ambiente se estaba tornando obscuro. Fue por ello que, me puse de pie con lentitud, y fui a prender el interruptor para encender la luz. Me apoye contra la pared luego de hacerlo, suspirando mientras cerraba los ojos.

Comencé a caminar hacia el sofá decidido a sentarme de nuevo ya que el mareo no disminuía, pero cuando estuve a punto de sentarme, el televisor frente a mí se apago de manera repentina por sí solo.

Observe extrañado la pantalla y busque con mi mirada el control remoto, divisandolo segundos después sobre el apoyabrazos del sofá, justo donde yo antes lo había dejado.

Trague saliva y estire mi brazo para alcanzar el pequeño aparato y volver a encender la tv, pero cuando apunte a la pantalla está se ilumino repentinamente antes de que yo pudiera presionar el botón, y entonces mostró una imagen que me dejo desconcertado.

Era una calle cualquiera por la que circulaban unos vehículos.

Quise cambiar de canal pero parecía que el control remoto había dejado de funcionar por completo.

Me senté y observe extrañado si las baterías estaban bien colocadas, y al comprobar que no tenían nada de malo subí la mirada nuevamente, observando con el ceño fruncido aquella calle que parecía estar siendo grabada en directo. No se veía como un programa de televisión, tampoco parecía un canal en especifico. Parecía más bien... Un vídeo casero.

Volví a ponerme de pie, cuando había pasado un minuto, ya que la monotonía de ver coches pasar por el fragmento de calle me estaba poniendo de los nervios.

Me aproxime a la televisivo, colocándome tras ella, quite directamente el enchufe que conectaba el aparato a la electricidad, logrando al fin que la pantalla quedara nuevamente en negro.

Para ese momento la ansiedad ya se había adueñado de mí por completo, y no vi otra solución para tranquilizarme más que darme un largo baño hasta que regresara Emilio.

Camine, intentando ignorar la sensación que pinchaba en mi nuca. Esa sensación de estar siendo observado... Que yo ya tanto conocía.

-Debo estar cansado.- Negué con la cabeza, para nada dispuesto a dejarme vencer por el miedo.



Cuando finalmente tuve todo listo y la tina estaba llena, me sumergí con cuidado en el agua caliente. Suspire, sintiéndome a gustisimo. Podía sentir mis músculos destensarse, gracias a la elevada temperatura que me rodeaba, y a pesar del leve mareo que el vapor producía en mí, pude relajarme por completo.

Me quede un largo rato así con los ojos cerrados, y las articulaciones flojas en el agua, hasta que el sonido de algo cayendo cerca me despertó de mi ensoñación.

Abrí los parpados y gire el cuello, divisando rápidamente que lo que había caído era el producto para el cabello que Emilio usaba en sus rizos, bufe molesto ya que el ruido del artefacto me había asustado y sacado de mi total relajación.

Intente calmarme, volver a cerrar los ojos como si nada hubiera pasado, pero no fue posible.

Volví a escuchar un ruido, pero esta vez no era algo cayendo. Cuando entorne mi mirada una vez más, pude ver con mis propios ojos como la puerta del baño que antes yo había cerrado, se entreabría con suavidad, como si una brisa o algo débil la hubiera empujado hacia afuera.

Trague saliva y me enderece, quedando sentado para luego rodear mi cuerpo con mis brazos en un intento por sentirme protegido. Ya no me sentía cómodo estando en la tina y mucho menos desnudo. Fue por eso que, nuevamente con cuidado, me puse de pie y salí del agua sin dejar de abrazarme, buscando con rapidez la toalla que había dejado para secarme. Me rodeé con ella y la presione contra mí, sin dejar de observar hacia cada rincón del baño. No había absolutamente nada pero yo sentía todo lo contrario.

Después de eso salí del baño para terminar de secarme, y ponerme la ropa cómoda que antes había preparado. En el camino recogí el producto para cabello de Emilio y lo coloque donde él siempre lo dejaba y también abrí del todo la puerta, intentando no darle vuelta al extraño movimiento anterior. Tan solo fingí que nada había sucedido, y continué mi camino hacia la habitación, ignorando mis latidos cardíacos apresurados.

Ya vestido, volví al baño para apagar la luz que había olvidado encendida y fue entonces cuando mis ojos divisaron al extraño.

El fondo de la tina había quedado pintado por un tono carmesí en forma de marcha alrededor del desagüe. Me estremecí al identificar el olor metálico que llego a mi nariz... Sin duda alguna aquello era sangre.

No me atreví a revisar mi cuerpo en busca de una herida que pudiera haberse abierto cuando me metí al agua. Tan solo ignore el temor en mi pecho, y con mi mano abrí la llave una vez más para que la aurora de sangre se limpiara.

-¿Qué chingados?- Me cubrí el rostro asustado cuando el agua salio sucia y bruscamente del grifo. 

Después de eso un ruido mucho más fuerte se escucho tras mis espaldas, me di la vuelta y me di cuenta que la puerta se había cerrado por completo violentamente.

-No...- Murmure, ya sin poder controlar el temblor de mis piernas. Como pude camine hacia la puerta e intente abrirla, desesperandome al comprobar que estaba cerrada.

No podía calmarme y menos cuando me di cuenta que el agua sucia seguía saliendo de caño. Camine rápidamente para intentar cerrar la llave, pero esta se había endurecido y fijado como si está nunca hubiera sido hecha para moverse.

Me aleje cuando vi que el agua rebaso los costados de la tina.

-Déjame salir.- Volteé hacia la puerta nuevamente, y note que al pestañear una lagrima descendió rápidamente por mi mejilla. -Déjame salir.- Volví a suplicar con un hilo de voz, bajando la mirada y viendo como el agua ya había alcanzado mis pies.

Entonces lo sentí. Sentí como la atmósfera se tornaba desagradable y maloliente, densa, y con mi experiencia previa no fue difícil el saber porqué. Pero no quería creerlo, me negaba a siquiera pensarlo, así que cerré los ojos y retrocedí hasta que mi espalda choco contra la pared. Me deje caer por ella hasta quedarme sentado con mis piernas flexionadas y acurrucadas contra mi cuerpo. Abrace mis rodillas ignorando el hecho de que el agua sucia comenzaba a mojarme, y me enfoque únicamente en intentar calmar mi respiración alterada.

No logre tranquilizarme. Fue imposible hacerlo con lo que sucedió un minuto después, justo cuando me atreví a entre abrir mis parpados para echar un rápido vistazo a mi alrededor.

De la nada, el espejo del tocador frente a mí se quebró por la mitad, como si alguien lo hubiera golpeado con fuerza, produciendo un fuerte sonido que me hizo temblar violentamente de pies a cabeza. Observe horrorizado aquella grieta limpia, ningún pedazo de vidrio había caído al suelo.

No me atreví a separarme de la pared, aunque tampoco confiaba que pudiera hacerlo aunque quisiera, ya que sentía que las fuerzas me estaban abandonando por completo, y que estaba medio desmayado. Sin embargo a pesar de mi estado cansado, mis sentidos estaban todos atentos de manera paranoica a lo largo de esa grieta del ahora quebrado espejo.

Los minutos que estuve esperando que algo más sucediera pasaron con espantosa lentitud.

-Déjame salir.- Repetí en voz baja, desviando mi visión temerosa hacia la puerta. Tal vez si intentaba volver a abrirla lo conseguiría. Nada me lo aseguraba pero mi desesperación por salir del baño era mucho más fuerte.

Sin despegarme de la pared me puse de pie con mucha dificultad debido al temblor en mis rodillas, y entonces di un paso inseguro hacia mi objetivo.

Y no supe porque pero... Sin pestañear, desvié mi mirada inconscientemente hacia el espejo.

Fue una milésima de segundo, en verdad lo fue. Pero aun así... Pude verla.

Lucia estaba reflejada en aquel espejo, de pie junto a mí, con su altura mucho más baja que la mía. La grieta pasaba justo en medio de su serio rostro, deformándola horriblemente. Sus ojos estaban puestos en los míos.

Desvié mi mirada de sus ojos, buscando los míos con desesperación en el reflejo del espejo, pero esa acción me dejo mucho más paralizado que antes.

Emilio es él que estaba frente al espejo, eran sus ojos los que estaba viendo en el reflejo, pero era mi cuerpo el que estaba parado frente al espejo...





Sin Luz - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora