Emilio
Y entonces lo hice. Hice lo que tendría que haber hecho desde que sus ojos perdieron el brillo y su sonrisa desapareció por completo. Ya no iba a retroceder porque tenia la decisión firmemente tomada. Era la única manera, no podía haber otra más efectiva que esta, estaba seguro.
-¡No! ¡No! ¡No! ¡Para ya!- Grito con voz chillona, alarmado. Y luego comenzó a carcajearse.
Sonreí al fin al escuchar aquella risa aguda y desquiciado que tan contagiosa podía llegar a ser, y aumente las cosquillas rápidas en su barriga inquieta. Él sin dejar de reír, intento pegarme con sus piernas en un intento desesperado por liberarse, pero mis propias piernas lo tenían atrapado. Sostuve con una mano sus dos delgadas muñecas sobre su cabeza y a la otra la sumergí debajo de su camiseta para tocar sus costillas con movimientos disparejos y algo bruscos. Haciéndole inmensas cosquillas en su punto débil.
-¡No Emilio! ¡Para ya por favor!- Reía sin control, agitándose debajo de mí. Comencé a carcajearme con él, contagiado por su risa casi sin sonido, y subí las cosquillas a casi debajo de sus axilas, haciendo que sus ojos soltaras las lagrimas retenidas. -¡Para por favor! ¡¡Emilio!!
-¡No quiero!- Reí con él sin dejar de producirle cosquillas sobre la piel pálida. Me permití deleitarme con sus labios abiertos curvados en una sonrisa forzada y temblorosa, y aunque no fuera del todo sincera, para mí era lo más aliviante de ver después de tanta mierda seguida. Era en verdad un consuelo verlo reír, hasta sentía ganas de decir que quería verlo así toda la vida.
Sin embargo cuando me di cuenta que se estaba comenzando a quedar sin aire, deje de presionar mis dedos contras su piel y afloje el agarre en sus muñecas y piernas. Él suspiro dejándose caer en el colchón, respirando agotado, soltando unas pequeñas risas menos desquiciadas, pero igual de duraderas. No borro su sonrisa en ningún momento, cosa que me hizo sonreír a mi también.
-Estaba cansado de verte tan triste.- Admití sonriendole, recibiendo una sonrisa de vuelta que no duro demasiado.
-Estoy en la mierda Emilio, y no quiero que te metas conmigo a este lugar tan obscuro. No más de lo que ya estas.
-¿Por qué te esfuerzas en quitarme de el medio?- Pregunte, negando con la cabeza. -Antes tú solo deseabas que permaneciera a tu lado, que no te abandonara, que te acompañara a donde fueras... Y yo accedí a estar junto a ti. Tal vez tarde en decidirme, pero al final me di cuenta de que aunque no lo quisiera tú siempre permanecerías cerca de mí. Y eso se debe a que no puedo sacarte de mi mente. No puedo.
No supe de donde salio aquello, pero había salido. Había salido de mis labios antes de que hubiera podido percatarme de ellos. Y él lo había escuchado.
Pestañeo suavemente como si no pudiera creer lo que acababa de decirle. Desvió su mirada de mí hacia un lado de manera nerviosa, se veía muy gracioso así, debajo de mi, atrapado en estas posición tan comprometedora en la que nos encontrábamos, pero en la que me sentía totalmente cómodo. Su piel se coloreo un poco y aquello extrañamente me alegro.
-Emilio...- Murmuro volviendo sus ojos a los míos. -Necesito... Que te alejes de mí... En verdad lo necesito.
-No.- Negué sonriendo. Un impulso me hizo recostar todo mi cuerpo a lado del suyo y llevar mi mano hacia su cabello comenzando a peinar sus chinos desordenados. No entendía que me estaba pasando simplemente me estaba dejando llevar. Era tan agradable...
-¿No entiendes que me estas haciendo daño?- Susurro ya sin su tierna sonrisa en los labios. -Más del que incluso... Ella me ha hecho.
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Sin Luz - Emiliaco
Mystery / ThrillerAmar te marca. Te hace dejar a un lado tu egoismo y entregar tu corazón a otra persona. Exponerte a tal grado de darle el poder de curarte y dañarte sin contemplaciones. Amar es sacrificio, es creer en lo que nadie cree. Es querer proteger a la otra...