Emilio
Abrí mis ojos lentamente, despertando de un agradable sueño profundo y calmo. Estaba recostado en el sofá, al parecer me había dormido viendo la película.
Sin embargo cuando dirigí mis ojos entre cerrados al televisor descubrí que estaba apagado, lo cual me extraño, no recordaba haber parado la película.
Fruncí el ceño, confundiéndome aun más al verme cubierto por una manta, yo no me había buscado abrigo anoche.
Me puse de pie lentamente estirando cada uno de mis huesos y suspire mientras camine hacia la puerta del baño. Intente tardar el menos tiempo posible pues quería saber como seguían las cosas con Joaquin.
Me dirigí nuevamente al salón y lo vi justo ahí. Joaquin estaba sentado en el balcón del departamento, mirando hacia abajo con un cigarrillo entre sus dedos. Me tomo más tiempo de la cuenta asimilar los que mis ojos estaban viendo, no sabia que Joaco fumaba y verlo de esta manera me parecía totalmente ajeno a él. Su cabello estaba despeinado y su piel pálida como de costumbre. Aunque ahora las ojeras parecían haber desaparecido levemente, lo cual me alegro. Sonreí de lado, entendiendo que él me había cubierto con la manta y había apagado el televisor. Camine hacia él, atravesando el cristal que me separaba del exterior.
-Buenos días.- Intente inyectarle alegría a mi saludo por lo que le regale la mejor sonrisa que logre conseguir. La lluvia no se había detenido, seguían cayendo finas gotas de agua y aunque unos graves truenos se escuchaban a lo lejos, la tormenta había cesado. Ahora el clima a pesar de tener matices grises, era más agradable.
-Hola.- Saludo al expulsar todo el humo de su cigarro. Volteo a verme y me sonrió sinceramente, para luego volver a apoyarse en el borde del balcón con la mirada perdida en el horizonte. Palmee su hombro amistosamente y me apoyo al igual que él, quedándome a su lado.
Teníamos que hablar. Aquello no era ninguna novedad. Las cosas que habían estado pasando en estos días habían sido jodidamente extrañas. Pero cuando voltee y lo vi con los labios entre abiertos para hablar me quede embobado con su rostro tranquilo.
Aquellos misteriosos cortes en su mejilla y frente los cuales seguía sin tener idea de como se los había hecho estaban cubiertos con pequeñas gasas que supuse Santiago le había puesto cuando lo atendió. Pero aquello no quitaba de su rostro que se viera relajado y calmado y de alguna manera me pareció atractivo. Su mandíbula marcada, sus labios con ese color rosado que tanto me gustaba, sus largas pestañas enmarcando sus ojos color marrón, las imperfecciones faciales en su piel blanca, los pequeños vellos faciales en su mentón, su cabello castaña con sus pequeños chinos alborotados que se agitaban un poco por el viento que nos acariciaba el rostro...
Se me acelero el corazón de golpe y desvíe mi mirada rápidamente, sin entender por que reaccionaba de esta manera. Era Joaquin, mi compañero, mi amigo, no había nada nuevo en él. ¿Entonces por qué ahora me atraía de esta manera aquel rostro que había visto millones de veces?
Voltee a verle disimuladamente una vez más. Y observe como llevaba aquel cigarro a sus labios y le daba una profunda calada, alejándolo luego de su boca y reteniendo el humo en su organismo, para después soltarle levemente hacia adelante, contaminando un poco más el frió aire de la ciudad.
No quería romper con esa tranquilidad que mostraba en su rostro, se había visto tan nervioso y tenso en los últimos meses, que ahora apreciar su semblante en calma me parecía una maravilla.
-He pensado en dejar de actuar por un tiempo.- Hablo de repente con voz grave y seria, esa voz que pocos le habían escuchado. -¿Qué piensas?
-Yo...- Dude negando con la cabeza. -No puedes hacer eso...
-La gente se da cuenta ¿sabes?- Hablo llevando el cigarro a sus labios una vez más. -Ellos saben que no estoy bien.- Afirmo fijando sus ojos en el cielo nublado frente a nosotros.
-¿No estas bien?- Pregunte resignado, mirándole aunque él no lo hiciera.
-No. No estoy bien.- Después de tanto tiempo negandolo, finalmente admitía aquello que yo sabia bien, aquello que quería escuchar de sus labios, pero que ahora me había aterrado. Joaquin no estaba bien.
"...A menos que creas en fantasmas, Joaquin debería de ir a ver a un psiquiatra." Las palabras de Santiago retumbaban en mi cabeza.
-No soy un mono de circo del que tienen que estar pendiente todo el tiempo Emilio, entiendo que como mis fans están preocupados, pero empiezan a hacerme preguntas que me provocan más negatividad de la que necesito justo ahora. No quiero preocuparlos de más, no es sano, ni normal. Haré un en vivo diciendo que me iré una temporada a Amsterdam donde esta Renata y Mariana por sus estudios, mi madre se fue la semana pasada para allá, así que podremos estar todos juntos. Anunciare todo como mis vacaciones.
Me quede de piedra a su lado, mientras que él terminaba su cigarrillo con lentitud. Ahora entendía porque lucia tan relajado...
-¿Te iras?- Murmure en un hilo de voz.
Volteo a verme y asintió en completo silencio. -Necesito salir de aquí Emilio, necesito estar con mi familia.- Sus ojos aguados en lagrimas me miraban con mucha intensidad. -Quiero cambiar de aires, mandar todas las obligaciones a la mierda por un rato.
-¿Y yo donde quedo en ese plan?- Mis ojos se estaban cristalizando, me sentía un idiota al darme cuenta que esto me afectaba más de lo normal. Había pasado tanto tiempo a lado de Joaco, día y noche que... No verlo por un largo tiempo seria jodidamente raro y vació. No quería que se fuera. De pronto su dulce voz agrego una pregunto que hizo que mi mundo se detuviera por completo.
-¿Quieres escapar conmigo Emilio?
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Nos movemos de continente ¿Estas listos?
Dudas, teorías y sugerencias.
Les mando amor.
Anahí.
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Sin Luz - Emiliaco
Mystery / ThrillerAmar te marca. Te hace dejar a un lado tu egoismo y entregar tu corazón a otra persona. Exponerte a tal grado de darle el poder de curarte y dañarte sin contemplaciones. Amar es sacrificio, es creer en lo que nadie cree. Es querer proteger a la otra...